Milagro Hernández Cuba: El periodismo y sus amigos, dos tesoros

Entre esas decisiones, estaba la de nombrar un nuevo director en una emisora como Radio Habana Cuba. Escuché detenidamente los argumentos del director saliente Pedro Rojas, gran periodista y dirigente que salía a cumplir otras misiones. Y su proposición no la esperaba: era la de una muchacha periodista, pero sin ninguna experiencia de dirección administrativa anteriormente. Lo estuve meditando, me entrevisté con ella, observé como todos la respetaban como Secretaria del Partido y tomé aquella decisión impulsada además porque se rompía el esquema a nivel nacional, donde hasta el momento solo se miraba hacia el sector masculino cuando de directores se trataba.

Y Milagro no nos defraudó. Estuvo al frente de Radio Habana Cuba, durante más de 15 años, realizando un trabajo exitoso, del cual tuvo que salir por un lamentable accidente.

Esta Milagro, es la que hoy tengo delante y como ella es una buena periodista y comunicadora, le he pedido que me haga una semblanza de su vida. Solo le adelanto una pregunta: ¿POR QUÉ EL SEIS, ES SU NÚMERO DE SUERTE?

MH: Nací un jueves seis de septiembre de 1951 pasadas las seis de la tarde, y la verdad es que el seis me ha venido persiguiendo hasta hoy porque hace siete años, exactamente el seis de febrero, sufrí un accidente casero que casi me cuesta la vida; sin embargo, como no soy precisamente una persona pesimista, pienso que realmente lo que sucede es que se trata de mi número de la suerte.

Al periodismo no llegué por casualidad; realmente me gustó desde siempre aunque en mi Pinar del Río natal bien poco pude saber del mundo donde me iría introduciendo a medida que avanzaba en la carrera. La cursé en la Universidad de La Habana y mi graduación sería siempre un hito de vida importante porque la ceremonia fue en la antigua Plaza Cadenas y mis padres asistieron con el orgullo de ver a sus dos únicas hijas convertidas en profesionales,  y porque por vez primera escuché a Carlos Rafael Rodríguez “en vivo”, con un discurso de una maestría increíble que treinta y siete años después sigue marcando mi vida profesional.

JB: Pionera de las que corrían el riesgo de venir de Rusia convertidas en “latas de sardinas”.

MH: Mi familia la integraron dos personas humildes y trabajadoras que se amaron mucho y que si no nos pudieron dar riquezas materiales, sobrepasaron cualquier expectativa con el amor que nos entregaron.

Recuerdo que quise alfabetizar y como apenas tenía nueve años mi padre se opuso a que me integrara a las brigadas pero me ayudó a enseñar a leer y escribir a una persona que venía todos los días a mi vivienda. Desde entonces siempre he sentido que en mí hay una maestra dormida y que si en cualquier momento me decidiera a dar clases, las cosas NO me irían tan mal.

Yo fui una de las cinco primeras pioneras  que juraron en Pinar del Río a pesar de que muchos amigos de la casa pretendieron desestimular a mi padre con el miedo de que “como decían las emisoras de afuera”, “las muchachitas se las lleven a Rusia y acaben regresando convertidas en sardinas en latas”.

Realmente me alegro mucho que mi padre no se haya dejado guiar por esos miedos contrarrevolucionarios porque aquellos años  de pionera me trajeron por vez primera a La Habana , al parque Almendares y al Zoológico de 26; me permitieron bailar en un escenario de verdad después de haber hecho tantos pininos artísticos en el barrio y sobre todo en el patio de nuestra casa, y porque me permitieron conocer a personas excelentes que me enseñaron a amar más a Cuba si eso era posible, y sobre todo, a querer a la Revolución.

Después, cuando comencé mis estudios secundarios, fui seleccionada militante de la UJC. Catorce años integré la organización juvenil hasta que arribé a los veintiocho años y me otorgaron la militancia en el Partido; es “toda una vida” de compromiso revolucionario que sin dudas, me ha hecho mejor persona. 

JB: Tengo entendido que su vida profesional ha transcurrido entre Pinar del Río, la República Popular de Angola y La Habana. Estoy en lo cierto?

MH: Cuando terminé la carrera universitaria en 1973 me fui a Pinar del Río, a aprender realmente lo que era buscar la noticia y convertirla en información. Allí estuve cinco años que me permitieron saber más de mi terruño y conocer a personas maravillosas como los hermanos Malagones, aquellos primeros milicianos del valle de Viñales   por quienes nuestro Comandante en Jefe ha sentido siempre un profundo respeto y mucha consideración. También encontré a mi primer profesor en la práctica, el excelente periodista Manuel Yepe Menéndez, y conseguí amigos que pasados los años, siguen estando junto a mí.

Justamente en el 78 me casé y vine a vivir y a trabajar en la capital. Ese fue mi segundo momento en la radio, en el cuarto piso del edificio de P y 23 donde radicaban la entonces Dirección Informativa y la emisora Radio Reloj en cuyas redacciones había hecho mis practicas pre profesionales años atrás; allí tuve la oportunidad de conocer a quien sería uno de mis más queridos profesores en el mundo profesional, Antonio Caso Clúa, premio Casa de Las Américas, y mejor amigo sin dudas.

Difícil me era entonces imaginar que justamente en la emisora Radio Reloj cerraría mi ciclo laboral porque es en ella donde me desempeño actualmente, donde he encontrado un excelente colectivo y donde esperaré el momento de acogerme a la jubilación.

En 1980 tuve la oportunidad de irme a la República Popular de Angola como periodista de Verde Olivo en Misión Internacionalista, una experiencia extraordinaria que me marcó la vida personal y profesional. Allá consolidé mi matrimonio y concebí a mi hija Vanessa y allí también tuve el privilegio de conocer a quien para siempre sería mi hermano entrañable, el recientemente fallecido caricaturista Tomás Rodríguez Zayas, Tommy.

Al regreso, ya la Dirección informativa no existía y Radio Rebelde se había fundido con la antigua Radio Liberación para dar vida a una nueva emisora con objetivos superiores  y a  ella me fui a trabajar.

Recuerdo que en el año 1984 el ICRT integró un equipo de profesionales cubanos que tendrían a su cargo la formación de una emisora en respuesta a la mal llamada Radio Martí y cuando surgió Taíno, la tur emisora de Cuba, escribí junto a Mercedes Rosende, mi amiga y compañera, el Panorama de las dos de la tarde que salía al aire en la voz del inolvidable Manolo Ribeiro.

Mi paso por radio Taíno fue realmente efímero pues ya en 1986 me integré al equipo que dirigía el excelente periodista Guillermo Santisteban  en la emisora internacional Radio Habana Cuba, desde donde tres años después salté a la Dirección General de la emisora que ocupé con un amor incondicional hasta el 2005 cuando debido a mi accidente, debí solicitar mi liberación del cargo.

JB: Qué significación tuvo Radio Habana Cuba en su vida personal y profesional.

Radio Habana Cuba constituyó una de las cosas más hermosas que he tenido en la vida; ella es- como acostumbro decir- mi tercera hija porque con ella me alegro de sus triunfos y sufro sus altibajos; en ese colectivo aprendí a disfrutar el placer de trabajar en familia. Recuerdo que siempre algunas personas cercanas a mi gestión me señalaban que entre mis errores no estaba el haber cerrado la puerta a compañero alguno siguiendo el esquema de trabajo y de vida en colectivo que había puesto en práctica durante los años en que fui secretaria general del núcleo del Partido de la emisora, y tuvieron razón.

Después, cuando la vida me jugó una mala pasada y en un instante me vi al borde de la muerte, de ese colectivo hermano recibí el impulso para seguir luchando, la mano amiga para no sentirme desvalida y el afecto que cual coraza protectora se cerró alrededor de los míos, y nos ayudó a sobrevivir a la crisis  y seguir adelante.

De mis años al frente de Radio Habana Cuba hay muchas cosas que escribir pero sin dudas las experiencias más recordadas fueron  la campaña que desarrollamos alrededor de todo el mundo en pos de la liberación del líder sudafricano Nelson Mandela y las coberturas informativas de las invasiones yanquis a Panamá y en las arenas desérticas del Medio Oriente. De la primera guardo como tesoro en el corazón, el encuentro con el Comandante en Jefe Fidel en la oficina del General de Ejército Raúl Castro, entonces Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias,  y de la segunda, el esfuerzo increíble que realizamos periodistas, locutores y técnicos de la emisora para conseguir otra visión de la guerra contra Irak que no fuera la que tenía el mundo mediante el monopolio informativo de la CNN.

En Radio Habana Cuba conocí a personas increíbles como profesionales y como seres humanos, algunas de ellas ya no están entre nosotros  pero sin dudas, andan vivas dentro de mis recuerdos. Ángel Hernández Iñiguez Barceló, Orlando Castellanos, Dora Guillén y Zayde López son algunas de ellas, las mismas que me enseñaron que en el periodismo todos los días se aprende algo y que hay que acostumbrarse a escuchar y a recibir los señalamientos con modestia porque “es mejor que los defectos te los señalen dentro de la casa que sacarlos al éter”

En mis muchas jornadas de trabajo al frente de la emisora internacional de Cuba aprendí tanto de periodismo como de la técnica de ondas cortas, algo de lo que aún al cabo de los años me sigo sintiendo profundamente orgullosa.

JB: Milagro es tan locuaz y tan profesional como periodista que se adelanta magistralmente a las preguntas. Pero de algo no hemos hablado. Cuénteme más profundamente de su familia?.

MH: Mi hija Vanessa dice que el pasatiempo preferido de su mamá es que la visiten sus amigos y no se equivoca: disfruto mucho de que esas personas que amo se lleguen a mi casa para compartir una taza de café entre mis plantas con la vista panorámica del mar ante nuestros ojos y alguna labor de bordado o tejido en las manos. 

Mi marido -con quien he compartido 33 años de la vida- y yo tuvimos una hija en común pero entre ambos aportamos al matrimonio seis hijos y ya vamos por siete nietos y una biznieta. Ellos constituyen nuestro mayor tesoro y el motivo de muchos planes en común.

Todos me han respaldado en la profesión y jamás han sido obstáculo para que enfrentara cualquier tarea que me exigiera el desempeño de mis funciones de dirigente y después, mi quehacer periodístico.

Juntos seguimos desandando el camino de la vida en el que no pesan los años porque a la vuelta de cualquier esquina aparece un proyecto de futuro que acaba volviendo a hacer brillar los ojos y latir el corazón un poco más aceleradamente.

JB: Esta es, en abreviada síntesis, la vida de una mujer, una de las mejores directoras que ha tenido la radio nacional de nuestro país. Un ejemplo de la mujer cubana de estos tiempos.

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