Ivonne Albelo. Un genuino valor

Ahora la he convocado a hacer un alto en sus múltiples tareas, con el compromiso que no será ésta una larga entrevista. Si creo necesario comenzar a preguntarle sobre su decisión estudiantil, ¿por qué la radio?

— Creo que mi interés por la radio se despertó desde que era niña, allá por 1966, cuando la voz de «Tía Tata cuenta cuentos» me despertaba cada mañana y me acompañaba mientras me preparaba para ir a la escuela; también recuerdo por aquellos años el programa «De Cuba traigo un cantar», con aquel magnífico trovador-Carlos Puebla. En la casa había un radio rosado, de marca General Electric -tenía un reloj negro en el centro-, y creo que por su valor emocional o tal vez patrimonial nos acompañó durante mucho tiempo, pues casi nos marcaba los hábitos de vida en la casa y el gusto por las novelas de aventuras, los policíacos, los programas de tríos, Nocturno… y por supuesto la programación infantil. En aquel entonces escuchábamos bastante a Radio Progreso. Entonces, yo vivía en un barrio de Guanabacoa donde escaseaban los televisores, por eso la radio y los juegos infantiles constituían nuestro entretenimiento preferido.

¿Pero, cuando lograste conocer a la radio, físicamente, por dentro?

— Recuerdo que la primera vez que entré a una emisora de radio y me paré frente a un micrófono fue en la Isla de la Juventud. Cuando cursaba el 11no grado obtuve notas sobresalientes en el Instituto Preuniversitario Vanguardia de La Habana y en aquel momento impartía la asignatura de matemática en la Secundaria Básica Micaela Labastida, porque estaba en alza el asunto de «la nueva escuela» y el aporte de los jóvenes a la tarea educacional, pues me hicieron una entrevista, que aunque nunca la escuché al aire, al menos me dio una ligera noción de que todas aquellas imágenes que me hacían soñar todavía, formaban parte de la elaboración de seres humanos que se empeñaban en lograr ese objetivo. Así que en el momento de llenar mi boleta de estudiante para optar por carreras universitarias incluí el periodismo.

Y después ¿Cuándo empiezas a realizar prácticas, a comenzar a conocer verdaderamente a la radio por dentro?

— En mi etapa estudiantil tuve el privilegio de realizar prácticas en Radio Habana Cuba, uno de mis maestros fue Pedro Martínez Píres, a quien le agradezco saber hoy que algunas palabras deben ser borradas del discurso radial porque nos restan elegancia, como también le agradezco a ese colectivo las veces que me subrayaron con lápiz rojo las informaciones para que aprendiera cómo redactar de varias formas el mismo texto empleando la síntesis.

Luego me acompañó otro maestro, Néstor Santamarina, quien realmente me soltó las riendas en Radio Cadena Habana, durante mi tercera práctica de producción.

¿Recuerdas el primer trabajo que realizaste como reportera?

— La primera cobertura que hice fue visitar a una brigada cañera que llegaba a millonaria y allí estaba Pepe Ramírez, en aquel entonces Presidente de la Asoc iación Nacional de Agricultores Pequeños. Terminé sentada en medio del cañaveral grabándole a cada hombre un bocadillo que por supuesto luego no pude sacar, pues no sabía que la grabadora y el aire son incompatibles (para grabar en exteriores hay una técnica que luego aprendí) pero ese día tuve que escribir la noticia y prescindir del audio.

Casi siempre a todos cuando comenzamos, lo hacemos tropezando como los bebés, pero luego hay que levantarse hasta que aprendemos a caminar. Pero ya cuando te graduaste donde te ubicaron como profesional.

— En mi grupo de la universidad recuerdo que a nadie le gustaba la radio y afortunadamente cuando me gradué en 1985 me ubicaron en Radio Güines, me puse contenta, pero, ¡ah… el problema estaba en que yo vivo en Guanabacoa!- así me dijo el Director de esa emisora cuando llegué con mi boleta en el verano de 1985. Su decisión fue de rotunda negación, así que después de transitar casi cuatro horas, en tres ómnibus hacia aquel lugar desconocido, se me cayeron las alas del corazón, pero no cejé. Hice los trámites pertinentes y en los primeros días de septiembre, con la «alerta de que si llegaba tarde o faltaba me quedaría sin trabajo» inicié mi servicio social junto a ese colectivo que me acogió con cariño diariamente desde las seis de la mañana hasta … (pues a veces fallaban salidas de ómnibus y a las 8 de la noche todavía estaba en la redacción con sus amplios ventanales de cristal con vista a la calle, la grabadora de cinta marca Sony y la máquina de escribir) También compartía las jornadas de labores voluntarias en la recogida de papas los domingos, las guardias obreras y cuanta actividad aparecía, además de las ediciones nocturnas para asegurar un premio en el Festival de la Radio. Por todo eso fue durante dos años y medio vanguardia provincial e invitada a la tribuna del acto por el aniversario del asalto al cuartel Moncada.

Todo es tan interesante, que no te he editado una sola palabra. Es más te pediría que me siguieras contando de esos avatares que muchos conocen, pero que otros no corren la misma suerte y han llegado más fácilmente al ejercicio de la profesión.

— Fueron dos años y medios duros, pero realmente hermosos. Era una emisora territorial (Güines, Melena del Sur, Nueva Paz, Batabanó y San Nicolás de Bari) había que buscar la noticia en cualquier lugar, así que motos, tractores, bicicletas, carretas, camiones … carros y «botellas» todo me era útil. Te cuento una anécdota, como el movimiento de Guanabacoa a esos lugares se las traía y yo llegaba entre 5:30-6:00am a la emisora, buscamos un recurso para que en la casa supieran que yo estaba bien, entonces diariamente reportaba para Habana 19, programa de la cadena provincial (antes de las 7 de la mañana) y así en la casa todos se quedaban tranquilos. ¡Mire usted hasta para qué me ha servido la radio!

Y trabajando en la emisora territorial pudiste realizar otros estudios.

—La periodista Marilyn Suárez, quien fue designada como mi tutora me entusiasmó con la idea de matricularnos en el Diplomado de Radio I y II, aquello fue un reto, pero aprendimos de fonosintaxis aplicada a la radio, análisis de contenido, locución, redacción y edición, agresiones radio eléctricas y otros temas.

¿Y cuando formaste tu nueva familia?

— Me había casado con un profesor habanero que también trabajaba en Güines y sin tener la menor idea, habíamos concebido a mi único hijo. Te digo sin tener idea, porque no me sentía ningún síntoma de embarazo y yo seguí montando motos, tractores, etc. pero una tarde sentí dolor de riñones, me hicieron un análisis y descartaron cualquier tipo de afección; entonces una compañera de trabajo me dijo que le parecía que yo tenía los senos y las piernas hinchadas, así que al día siguiente me personé en el policlínico, me examinaron y para mi sorpresa el médico me anunció que yo sería mamá.

¿Cómo se produjo tu traslado para La Habana?

—Habían transcurridos dos años y medios de mi bregar por Güines y no podía imaginar que comenzaría una nueva etapa de trabajo. Por mis resultados, el entonces Director Provincial de la Radio en La Habana, Mario Robaina, me cita a una reunión para comunicarme el traslado hacia Radio Cadena Habana en 51 y 130, Marianao. De hecho me convenía, pues ya debía pensar por dos. Creo que mi debut allí fue la cobertura de un 26 de julio en Santiago de Cuba, con tres meses de embarazo y ya con los síntomas de ese período. Fue estresante, pero también aprendí, subí la montaña, corrí con los niños durante la toma simbólica del cuartel y reconozco que los santiagueros tuvieron a bien servirme en mis antojos, que iban desde el racimo de mamoncillos, el mango bizcochuelo, el mamey, hasta el arroz con plátano manzano y huevo criollo. Bueno de mí escribieron en el boletín que se publicaba en el Centro de Prensa y todavía lo conservo. «Decían que yo traía un guerrillero y no un niño»

¿Realmente lo que me estas contando es muy conmovedor? Tengo que admitir que eras tan buena comunicadora en tus trabajos sobre los demás, como pésima respecto a tu vida personal, lo que bien habla de tu modestia. Pero, sigue hablándome de tu trabajo en Radio Cadena Habana?.

— Al regresar de Santiago me dieron como tarea dirigir el Noticiero de las 5:30pm, la mayor parte de las veces era redactora, editora, en fin una máquina con el peso de mi vientre, que ya iba creciendo. Confieso que fue tanto el esfuerzo que una tarde en medio de la emisión se me presentó una amenaza de aborto y con ella mi separación por un tiempo de la radio en activo, no así con el aparato que me acompañaba mañana, tarde y noche junto a la cama.

Mi hijo nació en enero de 1989 y en abril me reincorporé al trabajo con la sorpresa de una propuesta como jefa de corresponsales. Te cuento otra anécdota, a los tres días de reincorporarme me incluyen en la cobertura de una Asamblea Provincial del Popular en La Habana, pues ya conocían que en Güines yo había hecho transmisiones en vivo, al igual que desde Santiago, pero por supuesto era un escenario nuevo con más repercusión y yo estaba fuera de entrenamiento, así que cuando me dieron el micrófono para que comenzara a describir, pues mis nervios respondieron de tal modo que me mantuve en silencio unos cuantos segundos que para mí fueron horas interminables con un sudor copioso además de la vergüenza; aquel día no almorcé, ni podía levantar la mirada ante el equipo de transmisión. Aprendí lo que vale un minuto en la radio y que la auto preparación es más que imprescindible.

De Cadena Habana guardo también gratos recuerdos como el haber dirigido el equipo de cobertura de los Juegos Panamericanos de La Habana y recibir la Medalla de Oro, dirigir la cobertura de la Operación Tributo, participar como jurado en Festivales Provinciales de la Radio, ocupar cargos en la dirección de la UPEC en la provincia. También recuerdo el impacto de un segmento de 15 minutos «En la calle» que se me ocurrió para matizar la programación vespertina, iniciativa que pretendió promover las tradiciones, puntos de vista y la idiosincrasia de la población. La búsqueda diaria de temas novedosos atrapó rápidamente a la audiencia. Con el mismo amor me entregué también a la conducción y preparación de las «Comparecencias», un segmento semanal de media hora dedicado al debate, por el que transitaron dirigentes, historiadores, maestros y personalidades del arte y la cultura habanera, en coordinación con el Departamento de Divulgación del Poder Popular. Recibí el carné del PCC y también durante un tiempo ocupé el cargo de jefa de redacción. Ya para entonces formaba parte del equipo de coberturas de primer nivel en la emisora, además de encargarme de las actividades con que cumple una madre.

A la inmensa mayoría de los periodistas siempre nos ha gustado más el contacto con el pueblo y sus inquietudes. En tu caso ¿cómo lo has valorado?

— Al director de la emisora provincial (el difunto compañero Héctor Núñez) se le ocurrió hacer unos equipos de transmisión que recorrían la provincia, para transmitir desde los campamentos agrícolas y además participar en las labores productivas. No es de extrañar que yo estuviera incorporada a aquella locura, que me dejó como saldo un premio en el Festival provincial de la radio por el reportaje con una mujer boyera, a quien le agradezco vivir la experiencia de montarme en su carreta para aquellos no tan dóciles animales me llevaran por todo un platanal voceando como toda una experta en esos menesteres.

A mi juicio ese contacto directo con la gente en momentos tan difíciles para el país le otorgaba un lugar privilegiado a la radio, pues la familia estaba pendiente del protagonismo de cada uno de los entrevistados, era un aliciente también para ellos. Hoy me doy cuenta que sin saberlo entonces cumplíamos con la misión de orientadores, educadores y defensores de la obra de la Revolución desde las ideas.

Pero la aventura en la radio me preparaba otras sorpresas y en 1994 se me asignó la tarea de corresponsal de Radio Rebelde en la provincia de La Habana, donde estuve hasta el 96.

Te adelantaste. Precisamente te iba a preguntar ¿Cuándo llegaste a Radio Rebelde, porque allí es donde te descubrí?

— El Director de Política Editorial en Rebelde era Antonio Moltó, un hombre que siempre buscó mover la noticia en Haciendo Radio, a las pocos meses de mi entrada decidió darle continuidad a los Móviles por la provincia Habana, se iniciaba la campaña de la papa con toda la estrategia de los frigoríficos, y dos días me vi montada en aquel carro rojo con letras negras para transmitir desde el surco, la fábrica, el centro de producción, las instituciones o simplemente desde la calle, actividad que logré cumplir no sin miedo y con la atenuante que tenía a mi hijo muy pequeño, por suerte abuela, mamá y hermanas se encargaron de cubrir la retaguardia para que yo pudiera estar de durante toda la semana en esas correrías; retornaba a la ciudad el sábado en la tarde y salíamos el domingo en la tarde para estar al aire en la madrugada del lunes desde cualquier punto, por la Gran Radio Rebelde..

Aquello era terrible, primero porque tenía como patrón «al caballero de la calle»-Carlos Rafael Jiménez, todo un maestro de la palabra y mi experiencia laboral era muy corta; por suerte mis compañeros de equipo (técnico y chofer) se empeñaron en darme el apoyo necesario para que nunca se cayera una transmisión (Ríspido Arceo, el viejo Varona, Eugenio Riverón y Bruno Suárez, quien un día me «alumbró» al comentarme que el éxito del mi trabajo estaría en yo pudiera describir. ¡santas palabras!.

Imagino que allí fue donde de veras te graduaste de periodista, aunque el diploma descansara desde hacía años colgado orgulloso, en la sala de tu casa.

— Comencé poco a poco a improvisar, algo bien difícil. Recuerdo que en una ocasión llegamos a las cuatro de la mañana a una CPA de Quivicán, había tremendo frío, pero por esas cosas extrañas que a veces ocurren, yo empecé a sentir el olor de la leña mezclado con el café, percibía el sonido del fuego, los insectos, disfrutaba los movimientos de la leche hirviendo que agitaba el cocinero, era como una película y todo yo lo iba diciendo de manera tal que aquella gente se fue reuniendo a mi alrededor para escucharme, te confieso que no sabía a ciencia cierta lo que estaba pasando, pero los latidos de mi corazón me anunciaban que los estaba cautivando y fue de esas veces que me sentí inmensamente feliz.

¿Esa fue tu verdadera gran improvisación?

— Sí mi primera improvisación y se la debo a todos esos hombres que acabo de mencionar, ¿Quién duda que la radio nos une? Tengo otra anécdota, ocurrió en Bainoa, 4 y pico de la mañana y el termómetro marcaba los 6 grados, estábamos listos en el patio de un campamento para cuando se iniciara el recorrido informativo, yo en el asiento de atrás del carro y los hombres buscando a los posibles entrevistados, cuando me dieron los buenos días salí afuera para explicar cómo había amanecido, pero tenía los dedos entumecidos y no había forma humana de sostener el micrófono, aquel día por poco me muero de la tensión que sufrí.

Pero yo te recuerdo también en otras actividades en Radio Rebelde.

—Posteriormente comencé a trabajar como periodista en el Departamento de Programación de la emisora para atender el espacio «Estaciones» y realizar reportajes especiales. Fue un momento inolvidable de mi vida como profesional por la oportunidad de incursionar en el periodismo investigativo y encontrar cánones que revolucionaron cambiaron patrones en el horario nocturno. Los éxitos de cada emisión tenían como base la labor educativa para abordar asuntos relacionados con la historia, el folklore, la cultura, la astronomía, las tradiciones, las enfermedades de transmisión sexual, la ingestión de bebidas alcohólicas, la moral, la familia, la psicología, la parasicología, por citar algunos ejemplos. Se realizaban transmisiones en vivo desde diferentes sitios del país. Creé un segmento dedicado a promover los valores de la cultura cubana, que todavía hoy realizo. El espacio ocupó el primer lugar en la correspondencia durante más de 36 meses y entre los cinco primeros según las encuestas de audiencia nacional. Obtuvo Premio en el Concurso «Yoga In Memoriam», en el Festival de la Radio y en el Concurso ANCI-UPEC.

En 1998 realicé trabajos para la programación especial en ocasión del traslado de los restos del Che a Santa Clara (a Sonia Vázquez le debo el éxito de esos reportajes) y luego volví a formar parte del equipo de reporteros de Radio Rebelde; desde entonces mantuve la evaluación de Excelente.

También has incursionado como ejecutiva en Radio Rebelde. Cuéntanos.

— A mediados del 2003 se me asignó la tarea de Subdirectora de Información en el área de Reporteros y Corresponsalía, labor que todavía realizo, además de simultanear la atención de algunos temas culturales para la programación informativa. Durante casi tres años mantuve la sección cultural del programa «Una luz en lo oscuro», dedicado a los cinco compañeros presos injustamente en Estados Unidos, que se transmite cada domingo.

Conocí que has cooperado con alguna radio en el exterior. Pudieras ampliarnos.

— Como radialista apasionada, desde el 7 de octubre de 2007 he mantenido al aire el programa «Desde Cuba», que se transmite ahora los viernes en la mañana, durante media hora, en la Emisora AM 530 La Voz de las Madres, en Argentina (en los inicios ocupaba espacio los domingos en la tarde); además mantuve un despacho informativo semanal en esa radio como parte de un proyecto de integración regional. Para mí fue significativo que me solicitaran la cobertura a la visita de la Presidenta Cristina Fernández a La Habana y que lograra realizar esa tarea con total inmediatez, gracias a las bondades de las nuevas tecnologías (otro de los retos que de manera individual he tenido que vencer, pues aprendí a grabar y editar los trabajos)

¿Y cómo se ha comportado el elemento de la emoción que de una y otra forma a todos nos ha sucedido?

— De esa experiencia te puedo contar que en una oportunidad perdí la voz en un intercambio en vivo, pues yo estaba pasando por una situación personal difícil que me mantuvo en estrés y fui sometida a una operación de la cuerda vocal derecha, como consecuencia de un pólipo. La recuperación fue muy rápida y yo pensé que nunca más podría trabajar ante el micrófono, pero la ciencia siempre pone su mano, en este caso la Doctora Nora Iznaga en el hospital Calixto García, quien me dio mucha confianza y seguridad. Pero bien, pasada mi recuperación no me debía presionar demasiado y aquella tarde me emocioné hablando, así que perdí la voz y los compañeros de la radio argentina de inmediato empezaron a elogiar el esfuerzo que estaba haciendo y yo sin poder hablar. Creo que conservo los lindos correos que me enviaron, fue un gesto maravilloso, profesionalmente me ayudó a continuar. Otro momento, pero gracioso, fue cuando en una crónica de lo que estaba pasando aquel día en Cuba les dije que estaba «chiflando el mono» para explicarles la frase popular que describe una temperatura muy baja, en medio de la risa no nos podíamos despedir. Una vez me hicieron llorar cuando me regalaron el tango «Madam Ivonne» en medio de agradecimientos por la labor de revelarles la verdad sobre Cuba, en fin cada semana es una historia que pudiera llenar un libro.

¿Cómo surgió la idea del programa Desde Cuba, para la República de Argentina?

— Fue una cooperación que me pidió Gladys Goizueta, Jefa de Programación de Rebelde, porque desde la oficina de prensa del MINREX le habían solicitado apoyar una propuesta de los compañeros de la Embajada Cubana en Argentina. Yo respondí a los correos y les envié mi parecer, pero aquella idea fue creciendo sin que yo lo supiera, hasta que en agosto Pedro Lanteri, Director de la Radio me escribe y dice que mi proyecto era fenomenal y dos semanas después le pone como fecha de inicio el 7 de octubre en ocasión del Aniversario 40 de la Muerte del Che.

Le pedí ayuda al realizador José Luís Vidal del Amo y de manera silenciosa, por supuesto también gratuita, grabamos el tema de presentación con la complicidad de Magdiel Pérez y María Hernández. Siempre quise que la identificación de Radio Rebelde se escuchara allá y a todos le pareció bien, luego se hicieron los spot … Hasta este momento 231 emisiones, sin haber fallado nunca, que han sido enviadas por ftp o correos electrónicos. Guardo en disco esos espacios de 30 minutos en los que he podido transmitir nuestra realidad en los más diversos órdenes y algunos correos donde los directivos de la emisora valoran el trabajo.

Hoy el equipo de realización lo integran Manuel Ernesto Ramírez como grabador-editor; Cesar Arredondo, locutor; y esta servidora encargada del guión, la dirección y de descargar los trabajos de los sitios de Internet en Cuba para que la actualidad (enlazada con la calidad) no falten.

Realmente es maravilloso todo lo que se puede lograr haciendo bien la radio. Ahora cuéntame tus experiencias porque sé que has cumplido misiones internacionalistas en América.

— Desde julio del 2009 hasta marzo del 2010 lo hice en la República Bolivariana de Venezuela. Allí participé como panelista en el Primer Foro interactivo contra el bloqueo organizado por ABN, la Embajada y el Movimiento de Solidaridad con Cuba, compartir aquel espacio con el embajador Rogelio Polanco fue honor, responsabilidad y tremendo nerviosismo durante toda una mañana, pero viví la experiencia de otra faceta del periodismo a partir del diálogo con internautas de varios países del mundo.

Allí desde noviembre hasta marzo estuve escribiendo un boletín digital de las misiones. Nunca había trabajado en prensa escrita, pero me solicitaron hacerlo y allá va eso…entrené a compañeros que cumplían misión en varios estados para que fueran los corresponsales y ellos me enviaban sus noticias para que «El cooperante» saliera cada 15 días con seis páginas, por supuesto que la redacción corría a mi cargo, como también la búsqueda de fotos y el diseño general. Era un fenómeno porque la radio nada tenía que ver con eso, pero lo disfruté y aprendí, recibí muchas alegrías con el boletín, al que incorporé hasta concursos, con la debida premiación. Te digo que aprendí porque pude palpar realmente las diferencias entre los dos medios y hoy leyendo los boletines con toda la belleza que proporcionan las imágenes, sigo confirmando que las emociones que se transmiten a través de la radio no son superables.

Ayudé a una directora de programa venezolana que tenía un programa semanal dedicado a Cuba, en breve me comuniqué con Yanosky Verdi, le hablé sobre mis apreciaciones y de pronto me vi laborando como coordinadora del espacio «La franja del ALBA», en la Radio del Sur, ¡qué experiencia aquella! Enamorar a los jefes de las misiones, buscar los temas polémicos, entrevistas o reportajes de apoyo. El primer programa coincidió con el aniversario del INDER, me costó «Dios y ayuda» convencer a la gente de la Misión deportiva, pero finalmente el compañero llegó a la radio, hasta el último minuto estuve dándole consejos vía telefónica y escuchando la transmisión por el radio del celular, les juro que no lo podía creer, todo fluía y como salía por internet la repercusión fue inmediata. Nunca olvidaré la fecha del 23 de febrero de 2010, porque fue en vísperas del Aniversario de Radio Rebelde, el 25 nació oficialmente la Radio del Sur y yo cumplía con otro de mis sueños. (Aunque muchos no lo crean fui la primera cubana que trabajó allí y por suerte guardo los cuatro programas)

En octubre de 2010 se transmitió un programa especial en Radio China Internacional, a propósito al Aniversario 50 de relaciones diplomáticas entre Cuba y ese país asiático y ahí también estuve, por intermedio del corresponsal de la radio cubana allá, me publicaron el testimonio de dos Generales chino-cubanos.

Y en la actividad de la docencia también has dejado una huella. ¿Cómo lo aprecias?

— Desde el 2002 integro el grupo de periodistas de Radio Rebelde que atiende a los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social que realizan prácticas de producción en la entidad He participado como Jurado en tribunales de graduación de ese centro de estudios, como oponente; así como en dos Comisiones de ingreso a la carrera de Periodismo. En el 2007 tuve mi primera experiencia docente al impartir una conferencia en el Diplomado de Periodismo Internacional, posteriormente laboré con los alumnos del Diplomado de reorientación para la radio y en 2010-11 con alumnos de segundo año de la carrera de Periodismo. Esto se lo agradezco a la periodista Ana Teresa Badía. En el 2011 obtuve la categoría docente de profesor auxiliar.

He cursado estudios de religión, economía, política internacional, locución, idioma inglés y computación. Diplomados de Periodismo Cultural, de Técnicas de Dirección y trabajo Político-Ideológico. En estos momentos me encuentro terminando el Doctorado en Comunicación Social.

Y si yo te preguntara, a tu juicio ¿cuál ha sido tu peor trabajo periodístico?

— Creo que fue una crónica por el día de las madres en la que hablaba de la relación con mi hijo, tomé como pretexto un parto y fue real que grabé todo lo que ocurría en aquel salón, cada sonido era importante para mí, pero me faltó intencionalidad y el empleo de la música fatal, recuerdo que aquello lo analizaron en un taller de la emisora y cada vez que uno se paraba era para «dar tablazos», yo estaba avergonzada y aprendí que mi historia personal no tiene que ser pública, pues en este universo muchos esperan que yo cuente su historia y que ese relato mueva sus sentimientos.

Y entre tus trabajos más elogiados.

— El trabajo por el que recibí más elogios: la narración de la misa del Papa Juan Pablo II en La Habana, fue algo inédito.

Entre las coberturas más importantes en las que he participado se encuentran: Congreso del PCC, las exequias del Che y sus compañeros, transmisión en vivo de las celebraciones eucarísticas ofrecidas por el Papa Juan Pablo II en Camagüey y La Habana, transmisión en vivo de las Comparecencias del Comandante en Jefe, transmisión en vivo de tribunas abiertas y Marchas, transmisión en vivo de la inauguración de la Escuela Nacional de Ballet, el teatro Amadeo Roldán, las dos secciones del Museo Nacional de Bellas Artes, la Feria Internacional del Libro de La Habana; la Bienal de La Habana, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Festival de Teatro de La Habana, Aniversario 40 de la Casa de las Américas, actividades organizadas por el capítulo cubano «En defensa de la Humanidad», Festival de Ballet de La Habana, Conciertos por la Paz, Encuentro Internacional contra el terrorismo, por la verdad y la Justicia, actividades organizadas por la Fundación Guayasamín en ocasión del 80 cumpleaños de Fidel, Congresos de la UPEC, la UNEAC y la AHS, Las Cumbres de Jefes de Estado realizadas en Cuba, los Bastiones y por supuesto no pueden faltar las situaciones meteorológicas.

Y yo añadiría: la labor anónima que has realizado, la que no se ve, detrás de las informaciones de los periodistas que realizan coberturas periodísticas en el exterior, y que se han materializado al aire por el trabajo de los que aquí no se notan.

Se que además eres directora de programas evaluada y que has recibido infinidad de premios y reconocimientos a tus trabajos. ¿Entre todos cuales destacaría como los más significativos?

— En primer lugar el Diploma Especial del Comandante en Jefe, en reconocimiento al trabajo realizado durante el traslado de los restos del Comandante Ernesto, Ché, Guevara hasta el Mausoleo de Santa Clara; la Medalla por el 25 Aniversario de la ANCI, la Medalla «Félix Elmuza», la Medalla «Raúl Gómez García» la «23 de Agosto», diploma por el Aniversario 40 de la Escuela Elemental de Música «Guillermo Tomás», sello «85 Aniversario de la Radio Cubana», Diploma por cinco años como cuadro de dirección…. Estuve entre los cuadros de dirección destacados del 2004. En el 2006 se me entregó un Reconocimiento Especial por mi entrega a la labor creativa en Radio Rebelde y Certificado por los resultados en la divulgación de los temas de las FAR y el Aniversario 50 del Desembarco del Granma. Fui propuesta para recibir la Orden por la Cultura Cubana y para el Premio de Periodismo Radial «Juan Emilio Friguls» por la Obra de la Vida.

Después de una vida de estudios y de trabajo abnegado y fructífero, ¿te sientes realizada totalmente?

— Me considero una profesional que aprende cada día, que le concede un lugar importante a la preparación de los jóvenes como relevo de una obra que es patrimonio de muchos radialistas. Tal vez mi mayor virtud sea escuchar y el mayor defecto la autocrítica.

El sueño que no se si pueda realizar: terminar la conversación iniciada con Gabriel García Márquez

La meta más próxima, concluir la tesis de doctorado como regalo a mis cinco décadas y los 90 años de la Radio cubana.

Agradezco a todos los que durante más de 20 años me han ayudado a progresar, especialmente a mi familia y a mi hijo, que han sabido comprender mis momentos de ausencia en el hogar, además de halagarme o criticarme en el momento oportuno.

Y yo sé que lo lograrás, amiga, ¡Felicidades!

Autor

  • Josefa Bracero Torres

    Josefa Bracero Torres [Camagüey. 1942]. Multipremiada investigadora, locutora, periodista, realizadora e historiadora de la Radio Cubana. Licenciada en Periodismo. Primer expediente 1974-1979. Locutora de primer nivel. Jefe de Información y Directora provincial de Radio y TV y de Radio Cadena Agramonte, [1969 y 1985]. Vicepresidenta del ICRT [1985 y 2004]. Entre los reconocimientos que posee se encuentran: Cuadro destacado del Estado, Orden Ana Betancourt, Distinción por la Cultura Nacional, Premios Nacionales de Radio y Actuar por la obra de la vida, Artista de Merito de la Radio y la TV, Hija Ilustre de la provincia de Camagüey. Premiada en Festivales Nacionales de Radio, 26 de Julio y Caracol, y por la Caribeann Broacasdting Awards. Tiene 12 libros publicados, sobre la historia de la Radio y la Televisión, así como el libro TULA, escrito en honor a la ilustre principeña en su el año de su bicentenario.