Sol Pinelli dueña del tiempo y el recuerdo

Y como la memoria es la dueña del tiempo, siempre la recuerdo en presente y con alegría, porque en Sol Pinelli cobra vida el pensamiento del Apóstol: «La noche es la recompensa del día. La muerte es la recompensa de la vida». Ese Sol que deslumbra a su pueblo desde la década de los años veinte del pasado siglo cuando se hace imagen radial para iluminar a varias generaciones de artistas no se apaga, ni podrá extinguirse en el pensamiento y el corazón del pueblo, porque las grandes virtudes trascienden en el tiempo y en el espacio.

La Radio llega a su ochenta y cinco cumpleaños y nadie puede hablar de este hecho cultural sin detener su recuerdo en la frágil figura, con extraordinario talento, a quién sólo la enfermedad, que la asalta ante cámara y micrófono, le prohíbe ser la primera en llegar con su paso ágil, el lazo multicolor que adorna sus cabellos, la picaresca y coqueta sonrisa y aquel optimismo contagioso, para entregarlo todo a la radio, que tiene en ella a uno de sus grandes pilares.

Muchas personas la comienzan a admirar y a querer a través de los programas radiales, entre tantos, otras tienen la dicha de verla por la televisión. Su hermano Germán descubre sus valores desde adolescente. Siempre recuerdo lo que me dijo un día, que resume magistralmente su devoción: Nosotros éramos cinco hermanos… mi hermana Sol, fue mi mentora, fue mi amor, fue quien me llevó por todos estos caminos.

Sol Pinelli junto al Tenor de las Américas Yo tengo el privilegio, además, de conocerla, pasar horas charlando, lo que me permite poder aquilatar sus grandes valores humanos y su sencillez, que hacen crecer mi respeto y cariño. Había que verla cuando rememora aquellos meses de 1961. En aquel momento el sector artístico se une al esfuerzo de la nación en la campaña de la alfabetización. La animada charla se produce en la casa de Germán, en el Reparto Atabey, el 15 de diciembre de 1987, día en que celebrábamos el cumpleaños del hermano.

«Fueron muchos los artistas que nos incorporamos a esta gran cruzada, – nos dice Sol- «Recuerdo a Eloisa Álvarez Guedes, Yolanda Pujols, Coralia y Ramón, Alicia Fernán, Juan Carlos Romero, y Gina Cabrera, que además de alfabetizar, fue la responsable de la campaña en nuestro Sindicato». Y agrega «yo no interrumpí ninguno de mis programas en la Radio. Alfabeticé en la CMQ, aprovechando los espacios entre programas y también en mi casa».

Uno de esos días en casa de Germán rememoran momentos hermosos de sus vidas artísticas. Todavía recuerdo que ante una pregunta de la hermana, Germán descubre su memoria y se traslada a los días prístinos de la televisión, mientras Sol lo contempla con admiración:

El primer programa que yo hago fue el primer programa de preguntas y respuestas que se hace en televisión. Era de la cerveza Cristal y pasé las de Caín, porque yo no bebo alcohol ninguno. Soy bebedor de leche y de chocolate y de dulces y de refrescos. Cristal, risas y dinero, se llamaba. Yo aparecía con un atuendo que me buscaron, yo no sé por qué, una cosa de estas, de estas ridícula, con una bata de pintor y una boina a cuadros escoceses con un pompón.

Entonces hacíamos preguntas y respuestas y dábamos dinero en efectivo, un programa de media hora. Luego vino el Show del mediodía, que era un programa de in promptu, que yo hacía lo que se me ocurría entonces el productor nada más tenía que seguir tras de mí. Ahí aprendieron a hacer los movimientos todos los camarógrafos y los productores de CMQ. La precisión de buscarme, de enfocar, la posición porque yo buscaba un ángulo difícil, para que ellos entonces no sacaran aquel ángulo, los enseñó en la práctica.»

Y Germán pondera los grandes valores de la hermana en aquellas incursiones por el interior del país, que llaman «bururú» que les ayuda a ganarse la vida en los momentos más difíciles, donde el centro de atención lo acapara Sol, que canta y baila con gracia sin par. Para después afirmar que Sol, es una gran artista desde muy joven, que la ubica entre las primeras figuras del drama en las dos cadenas más importantes la RHC Cadena Azul y la CMQ.

La obra La radio en Cuba, de Oscar Luis López señala a Sol Pinelli en 1947, como una de las pocas actrices que la Cadena Azul contrata de forma especial, a la vez que la ubica entre las directoras catalogadas como Clase A.

Y en aquella conversación en la terraza de la casa de Germán, que a mí se me antoja una clase de historia radial, Sol evoca momentos importantes de su vida artística, donde asume los personajes dramáticos por los cuales después la reconocen, incluso muchos años después, y un programa que nunca olvida, El rincón criollo.

«Este espectáculo se transmitió por la CMQ de Monte y Prado a principios de la década de los años cuarenta y duró algunos años, era un programa guajiro de corte dramático, que en un inicio se presentó como una atracción dentro de La Corte Suprema del Arte, pero poco tiempo después adquirió personalidad propia, ya que se popularizó rápidamente por su contenido oposicionista al gobierno de turno. El centro del programa era una familia campesina. Emilio Medrano y yo componíamos el matrimonio alrededor del cual se movían otros personajes interpretados por valiosos actores. Recuerdo que se escenificaban guateques con boleros, guarachas y sones montunos y cuando se incluía un zapateo, lo bailaba en el estudio con Vicente Morín de compañero»

De izquierda a derecha: Ernesto Lecuona, Louis Lopez, Rafael Palau, Alberto Bolet, Sol Pinelli, Buster Keaton, Genero Palau, Raimondo Palau, Lorenzo Palau, Philipe Palau, Felix Guerrero, Alfredo (Boca Chula) Hernandez, y Fernando DiazTambién sería primerísima actriz y directora de los bloques de novelas de la CMQ. En esta radioemisora, además, es directora de espacios musicales como el estelar Estrellas en la tarde, que se presenta en el estudio dos de Radiocentro, a finales de la década de los años cincuenta, en vivo y con público. Según la propia Sol, este programa le da la oportunidad de conocer y compartir con las destacadas figuras de la escena internacional que actúan allí cada semana, entre ellas menciona a Pedro Infante, Pedro Vargas, Miguel Aceves Mejías, Silvia Pinal, Demetrio González, Jorge Negrete….

Todas las grandes actrices y actores de la radio la recuerdan con cariño y respeto como la actriz capaz, que no sólo aporta calidad a sus interpretaciones, sino que humildemente brinda sus conocimientos a los que comienzan, y, como la directora íntegra y experta que exige disciplina con su ejemplo personal.

Por esos valores, la imagino siempre a nuestro lado, en los pasillos y en los estudios de Radiocentro, con aquella expresión tan suya, digna de la mejor Enciclopedia «Al micrófono hay que tratarlo de usted», que se une en mi recuerdo a otra que enuncia el 24 de febrero de 1988, en la Casa del Santaclarero en la plenitud de la montaña «Me puedo morir tranquila porque ya subí a la Sierra Maestra».

Gracias SOL, por irradiar tanta luz y por ese SOL sin manchas.

Autor

  • Josefa Bracero Torres

    Josefa Bracero Torres [Camagüey. 1942]. Multipremiada investigadora, locutora, periodista, realizadora e historiadora de la Radio Cubana. Licenciada en Periodismo. Primer expediente 1974-1979. Locutora de primer nivel. Jefe de Información y Directora provincial de Radio y TV y de Radio Cadena Agramonte, [1969 y 1985]. Vicepresidenta del ICRT [1985 y 2004]. Entre los reconocimientos que posee se encuentran: Cuadro destacado del Estado, Orden Ana Betancourt, Distinción por la Cultura Nacional, Premios Nacionales de Radio y Actuar por la obra de la vida, Artista de Merito de la Radio y la TV, Hija Ilustre de la provincia de Camagüey. Premiada en Festivales Nacionales de Radio, 26 de Julio y Caracol, y por la Caribeann Broacasdting Awards. Tiene 12 libros publicados, sobre la historia de la Radio y la Televisión, así como el libro TULA, escrito en honor a la ilustre principeña en su el año de su bicentenario.