Sergio Corrieri: Un artista director, y un director artista

Nacido en Jaimanitas, La Habana, el 2 de marzo de 1939, hace 85 años, Sergio Lucio Corrieri Hernández es memorable en la escena, los medios y la vida política cubana, desde que en 1954 matriculó en Teatro Universitario, y tras debutar en el Aula Magna en El nieto de Dios (obra del brasileño Joracy Camargo, dirigida por Luis Alejandro Baralt Zacharie), y luego en Las de Caín (Álvarez Quintero), Prometeo Encadenado (Esquilo), La Zorra y las Uvas (G. Figueredo), Herida de muerte (Los Quintero) y La luna sobre el mar, de Eugene O´Neill.

Entre 1956 y 1958 actuó en distintas salas con diversos colectivos habaneros, en Medea la encantadora dirigido por Francisco Morin; Espíritu maligno, de Françoise Mauriac, con dirección artística de Paco Alfonso; dirigido por Cuqui Ponce de León: La dama de las camelias, y Un cartero lleno de rosas, de E. Summers; dirigido por Eric Santamaría: El inmoralista, de André Gide, y Muertos sin sepultura, de Jean-Paul Sartre.

En 1958, su nombre está entre los firmantes del documento de creación fundadores de la legendaria agrupación Teatro Estudio, con quienes estrenó en la sala Hubert de Blanck actuando en puestas en escena de Vicente Revuelta, como Viaje de un largo día hacia la noche, de Eugene O´Neill (10 de octubre de 1958, interpretando a Edmundo, el hijo menor.), fue Túpac Amaru en la obra homónima de Osvaldo Dragún; La muerte de Bessie Smith, de Edward Albee (mayo de 1964) y El perro del hortelano de Lope de Vega el 22 de diciembre de 1964, dirigido por Julio Matas además de Vicente Revuelta, quien también lo dirigió en el teatro Mella como “el Cocinero” en Madre Coraje y sus hijos, estrenada el 21 de diciembre de 1961; en Fuenteovejuna de Lope de Vega (enero de 1963), y el “director de teatro” en El baño (Maiakovski,  noviembre de 1963).

Berta Martínez lo dirigió en El Perro del Hortelano (1964); Gilda Hernández, al estrenar El Aniversario (Antón Chéjov, 2 de diciembre de 1960, sala del Museo Nacional de Bellas Artes); en la sala Hubert de Blanck Rodolfo Valencia en El farsante más grande del mundo (octubre de 1966) y Raquel Revuelta y Abelardo Estorino como “El Conde” en La Ronda (21 de octubre de 1967, de Arthur Schnitzer), y en el teatro Mella, Hugh Ulive en El Círculo de Tiza Caucasiano original (Bertolt Brecht, 1961, en el Colectivo llamado Teatro Nacional).

Pero también fue director, por ejemplo de Recuerdo de dos lunes (Arthur Miller; Teatro Estudio, estrenó febrero de 1961, sala Nico López; director artístico e interpretó a Larry, alternando con Omar Valdés); y en la sala Hubert de Blanck dirigió los estrenos absolutos de Contigo Pan y Cebolla (Héctor Quintero, 6 de febrero de 1964) y el de Risotadas en el público, del inglés Jack Richardson, con Teatro Estudio, marzo de 1965.

Un nuevo hito marca en 1968 fundando como director general, director artístico y actor, el histórico Teatro Escambray, novedosa experiencia de crítica y participación revolucionaria que llevó al Festival de las Naciones y varias ciudades de Estados Unidos, Canadá y buena parte de América Latina y de Europa, y estrenó en noviembre de 1969 en Topes de Collantes, Escambray y Mambí, adaptación y dirección de Herminia Sánchez, según obra El teniente Salazar, del cubano Manuel de la Cruz, donde actuó como en muchas otras obras, con Miguel Navarro, Orietta Medina, Concha Ares, Pedro Rentería, Helmo Hernández y Albio Paz, entre otros; luego actuaron en Angola para nuestros internacionalistas, y en Nicaragua al triunfar el sandinismo.

Actuó en Los Cuentos, puesta en escena de Elio Martín según obra de Onelio Jorge Cardoso, que estrenaron en El sopapo, Escambray, el 2 de enero de 1971; fue director artístico al estrenar El patio de maquinaria, original de Pedro Rentería, el 17 de diciembre de 1974 en La Macagua, y de los espectáculos Unos hombres y otros (Jesús Díaz); de Roberto Orihuela Ramona (premio de Dirección en el Festival de Teatro de La Habana) y Los Novios; El Juicio (Gilda Hernández), y profesor de teatro en la Escuela Municipal de Arte de Marianao, la Escuela Nacional de Instructores de Arte, y el Instituto Superior de Arte, hoy Universidad de las Artes, entre otras entidades de la enseñanza artística.

Mientras tanto, se consolidaba como actor de cine desde que se fundó el Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos (Icaic) filmando 14 películas; en 1962: Cuba´58 (segundo cuento) dirigido por José Miguel García Ascott, y Crónica Cubana, por Hugo Ulive; Soy Cuba (por Mihail Kalatozov, 1964); por Fausto Canell: Desarraigo (1965) y Papeles son papeles (1966); en 1968 La ausencia, por Alberto Roldán, y Memorias del subdesarrollo por Tomás Gutiérrez Alea “Titón” que alcanzó la cima del cine latinoamericano, y sus escenas han quedado emblemáticas; El hombre de Maisinicú (1973, por Manuel Pérez, interpretando un infiltrado del gobierno en la contrarrevolución alzada, Premio de Actuación Masculina en el Festival Internacional de Cine de Moscú); Mella (1975, por Enrique Pineda Barnet); Mina, viento de libertad (1976, por Antonio Eceiza); Río Negro (1977, por Manuel Pérez), Como la vida misma (1985, por Víctor Casaus), y Baraguá (1986), por José Massip.

También como actor de televisión destacaba desde 1964 en la antológica filmación de Yerma (por Amaury Pérez García, con Consuelito Vidal) y sobre todo su David protagonizando En silencio ha tenido que ser (1979, de Jesús “Chucho” Cabrera, entre los más exitosos en toda la historia de la televisión cubana, de nuevo como espía infiltrado en la contrarrevolución) y al dirigir su propia adaptación a televisión de La Emboscada (1994), Premio Caracol Uneac (Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que integraba), Mejor Adaptación y Mejor Dirección.

Con tal trayectoria artística casi símbolo revolucionario, no fue de extrañar que fuera Delegado al 1er Congreso del Partido Comunista de Cuba (diciembre de 1975); que desde 1980 integrara su Comité Central del Pcc, Diputado a la Primera Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular ratificado sucesivamente hasta que en la Quinta Legislatura integró el Consejo de Estado, y en 1985 se le pidiera asumir la vicepresidencia del Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt). En 1987 quedó como Jefe del Departamento de Cultura del CC del Pcc.

Fue con estos altos puestos de dirección de los medios cubanos que a pesar de que su huella radial palidece ante su impronta tan significativa en los restantes medios como “casi nada”, sin embargo, nuestra radio le reconoce y agradece aún sus aportes y apoyo dirigiendo en el Icrt, y sobre todo, que logró aunar a muchos artistas con diferentes puntos de vista sobre los procesos de creación artística en la radio, como rememoran expertos radialistas.

Desde 1990 presidió el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap), y como tal tuvo que enfrentar momentos tan difíciles como la debacle del entonces campo socialista, importante interlocutor de la solidaridad internacional casi vocero internacional del gobierno cubano, luchando luego por el retorno a Cuba de los “Cinco Héroes” y reciprocando la solidaridad del pueblo estadounidense; ya estaba enfermo, pero aceptó presidir los trabajos de la Comisión Organizadora del VII Congreso de la Uneac, hasta morir el 29 de febrero de 2008.

Pero aún resuenan sus numerosos reconocimientos nacionales y extranjeros, por su labor en teatro y en cine en Finlandia, Rusia, Estados Unidos y Bulgaria, entre otros; trabajando visitó más de 60 países de los cinco continentes, ganó Medalla de Oro en el VIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (Finlandia, 1962), por Mejor Dirección Artística de un espectáculo; y Premio Ollantay del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, surgido en Caracas (Venezuela; 1976-1977) con sede actual en Buenos Aires, Argentina; la Orden Félix Varela de primer grado, y la medalla Alejo Carpentier, otorgadas por el Consejo de Estado de la República de Cuba; la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, y el Premio Nacional de Teatro 2006.

Sergio Corrieri pervive, y aún en 2019, la cineasta, curadora y crítica de arte Luisa Marisy (su hija adoptiva con su hermana Norma) y profesora en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y en la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, publicó su libro Sergio Corrieri, más allá de las Memorias, ediciones Icaic, a partir de su documental homónimo con el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, con 272 páginas en seis capítulos y varios anexos tras diez años de investigación.

Y así seguirá viviendo mediante sus personajes, y su acción favorecedora también para con nuestra radio y televisión, siempre en la memoria histórica y la cultura cubanas.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).

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