El profesor considera que ese es un punto de partida para poder obtener cambios favorables en los trabajadores y a la población general del continente americano. “Si los medios están aliados con el gran capital, como es el caso de casi toda la América Latina, esto resulta aún más difícil”, aseguró el catedrático en entrevista concedida al Portal de la Radio Cubana.
Si bien, como parte del llamado despertar político de algunas naciones en los últimos tiempos, varios países exhiben transformaciones en sus agendas mediáticas, más los esfuerzos no son suficientes para hacer frente a los monopolios gestores de información.
“Hay intentos por parte de algunos gobiernos de realizar reformas en la realidad mediática; no todos lo han logrado. Por ejemplo, Argentina realizó transformaciones pero resultaron insuficientes, de manera que el poder de El Clarín sigue siendo el mismo.
Los grandes monopolios siguen dominando. Entonces el gran reto es presionar desde la sociedad y en la participación política para que por ejemplo, surjan nuevas alternativas a los grandes monopolios, que exista mayor competencia y competitividad de nuevas alternativas y que los medios públicos empiecen a tener mayor presencia en América Latina, porque el horizonte está dominado por los privados comerciales”, explicó Sánchez.
El profesor destaca el papel de los medios comunitarios como articuladores de visiones alternativas y de las principales demandas sociales por vía de la democracia participativa. No obstante, reconoce que a ese nivel lo complejo es concebir una visualización efectiva.
“En las emisoras comunitarias la participación ciudadana es posible. Por ejemplo, en México existen varias estaciones comunitarias donde se manifiesta una división del trabajo que es bien diferente a la de los medios tradicionales, destacó.
En un contexto donde la información se convierte en mercancía, corresponde a los profesionales y estudiosos de los ámbitos comunicacionales abogar por una mayor participación ciudadana en los medios, de manera que estos se conviertan en un anhelado bien común y no en instrumento de dominación.