Cómo recordamos a Vilma

Heredó la Heroína de la República de Cuba la rebeldía de su natal Santiago de Cuba, donde inició sus acciones revolucionarias en manifestaciones estudiantiles y colaborando con Frank País García en la lucha clandestina.

Quienes tuvieron la posibilidad de compartir con Vilma, como Margiola Sánchez del Campo, directora de la Casa Museo dedicada a Espín Guillois, la define como una mujer sencilla, afable, delicada, que le gustaba el contacto directo con el pueblo para conocer sus problemas y dar ella misma soluciones.

Presidía la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, cuando yo atendía la esfera de trabajo comunitario por lo que participé en debates en torno a asuntos sociales, y pude acompañarla en innumerables ocasiones a los recorridos como diputada al Parlamento por el Distrito 26 de julio, donde aprecié que tenía convicciones firmes, era exigente y enérgica, sobre todo cuando se debatía sobre la prostitución, dijo.

De acero y de miel la calificó, y rememoró la también miembro del Comité Provincial de la FMC, cómo en pleno Periodo Especial caminó el Segundo Frente para entregar un juguete a cada niño.

Sus ideales están presentes en cada mujer que asume tareas en diversos sectores de la sociedad cubana, o en cargos directivos, fue creadora de las Casas de Orientación a la mujer y la familia, que hoy libra batallas contra la violencia de género.

En cualquier parte del mundo, cuando se hable de equidad de género, sonará el nombre de Vilma Espín, porque sus argumentos dieron frutos y hoy les toca a las cubanas mantener su obra, cuando la organización que nos agrupa está próxima a cumplir 60 años.

Segundo Frente, municipio montañoso, resguarda sus cenizas en una piedra monumento. Sus pobladores la sienten cerca porque la Sierra Cristal fue su segundo hogar como combatiente del II Frente Oriental Frank País, y donde conoció el amor con Raúl Castro, quien fue su compañero de vida.

La localidad se convirtió en un estado modelo donde los campesinos y obreros se beneficiaron de atención a la salud, escuelas y disposiciones agrarias que dictaminó la jefatura rebelde.

Amplia sonrisa en su rostro, vestida de verde olivo, con el cabello suelto o amarrado a un lado con una flor, son imágenes que vienen a la mente al evocar a Mónica, Alicia, Deborah y Mariela, seudónimos que usó durante la gesta.

¿Cuál habrá sido su batalla más difícil? ¿La persecución de los esbirros de la tiranía, las contiendas en la Sierra Maestra o su lucha por desmantelar pensamientos de desigualdad hacia el sexo femenino?

Lo cierto es que cada acción hace que este 18 de junio, a 13 años de su muerte, Vilma sea para nuestras abuelas la hermana mayor que las encaminó a cambiar sus vidas, para las de las cuatro décadas, una madre que las guió a trasformar, y una leyenda que permanece para las jóvenes.

 

Autor