No hay magia, sino servicios especiales para la manipulación

Antes, los grandes expertos en el tema se servían de oradores con gran capacidad de influencia, con sus dotes, sobre las multitudes, se valían de la radio, de la prensa escrita, del cine… Este último desempeñó un papel cardinal durante todo el siglo XX, sobre todo, por su eficacia en la construcción de estereotipos.

Hoy los seres humanos sufren una avalancha de información que les separa con facilidad de sus creencias, el bombardeo es inmisericorde. La televisión y las redes sociales le vapulean, y le conducen por senderos prestablecidos por los «dueños del mundo». El hombre de estos tiempos es acosado, engañado y privado, mediante el shock de imágenes y sonidos, de su capacidad de análisis crítico de la realidad.

Tal ataque destruye automatismos y crea otros. No siempre se reflexiona ante una situación determinada, la persona actúa a partir de estereotipos, que le permiten responder sin pensar.

Durante la guerra ideológica de EE. UU. y sus aliados contra la URSS, la CIA y los servicios especiales occidentales llevaron a cabo un acucioso estudio de los estereotipos culturales de diferentes sectores de la población soviética, sobre todo de la intelectualidad. Artistas, académicos y escritores fueron objeto de investigación y análisis con el fin de encontrar sus puntos débiles para hacer un mapeo que le facilitara a la cia la acción eficaz de sus medios de guerra cultural y de subversión político-ideológica.

Dominar los estereotipos le permite al manipulador adueñarse del auditorio a partir de resortes subjetivos. Dice al respecto de la «toma del auditorio» el investigador ruso, Serguéi Kara-Murza: «Durante su ejecución, el manipulador atrae y después mantiene la atención del auditorio, lo incorpora, lo hace partidario de sus objetivos y crea la sensación de pertenencia» .

Los influencers anticubanos, los cibersicarios y otros especímenes, que actúan en el ámbito digital, activistas a sueldo de la guerra ideológica, no son genios de la comunicación con un carisma especial, son individuos que trabajan a partir de la información que les brindan los centros de estudio de los servicios especiales, que igualmente emplean las tecnologías para apropiarse de esos datos. Como hicieron contra la urss, trabajan sobre debilidades y deficiencias, sobre automatismos, miedos y estereotipos identificados.

Detrás de ellos está la gran maquinaria de manipulación, son marionetas al servicio de una guerra, que les trasciende y excluye cuando ya no son útiles. Es el triste destino de los peones del veneno.

Autor