Dos bandos irreconciliables se enfrentaron aquel día. De un lado los liderados por El Libertador Simón Bolívar y José Antonio Páez; del otro, el ejército realista que comandaba Miguel de la Torre. Diez mil hombres engrosaban las fuerzas patrióticas, y alrededor de ocho mil, las hordas coloniales. El Libertador organizó sus fuerzas en tres cuerpos: uno de ellos con Páez al frente de los batallones Bravos de Apure, Cazadores Británicos más siete regimientos de caballería; un segundo cuerpo formado por los batallones Tiradores y Vargas, y un escuadrón de caballería, todos bajo el mando del General de División Manuel Cedeño. El tercer cuerpo lo integraron cuatro batallones de infantería, liderados por el Coronel Ambrosio Plaza.
Los patriotas organizaron su ofensiva desde el norte, el flanco derecho y por el frente. El español de la Torre envió la mitad de sus hombres hacia el flanco norte, donde pelearían contra los hombres de Páez, quien finalmente puso en jaque a los realistas quienes finalmente huyeron en desbandada, perseguidos por los patriotas hasta Valencia.
La estrategia resultó victoriosa para las huestes libertadoras. Con José Antonio Páez como héroe principal de aquella batalla, en aquel mismo lugar fue ascendido por Bolívar al grado de General en Jefe. El ejército del Libertador se vistió de gloria aquel día, hace dos siglos, y con esa victoria España se vio obligada a firmar días después, el 5 de julio de aquel 1821, el Acta de Independencia la cual reconocía que Venezuela ya no era parte del imperio español. Hubo entre los realistas quienes se opusieron, actitud que obligó a Bolívar a declarar una guerra a muerte a todos los que se opusieran a la Independencia de Venezuela.
#Carabobo fue mucho más que una Batalla militar. Se trató de una campaña geopolítica integral, paso esencial para avanzar en el plan Bolivariano de liberación de Nuestra América. La ruta de Carabobo a Ayacucho se hizo irreversible un día como hoy, hace 200 años ¡Que viva Bolívar! pic.twitter.com/JYYWuzKHUS
— Jorge Arreaza M (@jaarreaza) June 24, 2021
El saldo de bajas entre los soldados realistas fue de tres mil hombres, frente a trescientos de los patriotas. El ejército español quedó prácticamente aniquilado, y aquel debilitamiento en efectivos incentivó las luchas patrióticas en Ecuador y Perú. Acto seguido tuvo lugar la Campaña de Occidente, comandada por Páez, cuyo objetivo fue eliminar las fuerzas realistas que estaban dispersas en la costa caribeña de Colombia y el noroeste de Venezuela. Mientras, el Libertador Bolívar daba comienzo a la Campaña del Sur para liberar los territorios de Ecuador, Perú y Bolivia.
La Batalla de Carabobo resultó un éxito militar y político. Es una de las acciones de guerra más importantes en la lucha independentista de la América continental. El Salón Elíptico de Palacio de la Asamblea Nacional de Venezuela muestra en su interior un fresco de la batalla de Carabobo, como insignia trascendente de la voluntad independentista del pueblo venezolano, un ideal que han tenido que defender durante los doscientos años que sucedieron a aquella proeza.
La Batalla de Carabobo develó una vez más, la genialidad de Bolívar y el talento de Páez, de quien escribió Martí con prosa encendida de admiración:
Engaña al más astuto. Siempre le ocurre lo que el enemigo no puede prever (…) Cada encuentro le enseña el modo de vencerlo (…) Su estrategia es original, pintoresca y sencilla (…) ¡Qué peleas brazo a brazo: la de la Miel, la de los Cocos, la de Macuritas, la de las Queseras, la de Carabobo! (*)
Bolívar, Páez, Briceño, Cedeño, Plaza, protagonistas eternos de aquel hecho militar y patriótico de la Madre América. Surtidores de luz para un faro independentista que perdura encendido y en pie de lucha, dos siglos después.
El presidente de #Venezuela?? @NicolasMaduro llamó a la unidad de la región, mientras se desarrollo la conmemoración del Bicentenario de la Batalla de #Carabobo?https://t.co/pA3MJpDanj
— teleSUR TV (@teleSURtv) June 23, 2021
(*) José Antonio Páez. Un héroe americano. José Martí. Obras Completas, Edición Crítica, Tomo 28, pág. 122 Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2018