El Partido de todos los cubanos

Este 2021 la Patria venció en un nuevo Girón. Con el ideario de Martí y Fidel y la guía de Raúl, escribimos otra página inédita de nuestra historia, que evidencia la grandeza de la Revolución Cubana. Fuimos todos protagonistas y testigos del Congreso de la Continuidad, en el cual quedó ratificado el compromiso sagrado con un proyecto independentista, de liberación nacional y justicia social – sueño desde 1868 y realidad a partir de 1959 –  para bien del pueblo cubano.

Con la hidalguía que solo a patriotas asiste, la Generación Histórica del Centenario entregó la dirección del Partido a la Generación de la Continuidad. Hombres y mujeres forjados en la construcción socialista cubana, la mayoría nacidos después del triunfo de enero del 59 han asumidos los mandos del Partido Comunista de Cuba, y dos años antes también del Gobierno. Unidos todos en el propósito de defender las conquistas del Socialismo en un contexto nuevo que exige nuevas miradas con toda la perspectiva dialéctica que caracteriza al fundamento marxista-leninista que nos inspira.

Es el Partido Comunista de Cuba la fuerza rectora de un país que decidió de manera soberana construir un Socialismo próspero y sostenible, libre de condicionamientos externos ni injerencismos. Un Partido de vanguardia cohesionado a todo el pueblo en virtud de sus aspiraciones más legítimas como nación, y exento de pretensiones electorales, revanchistas ni demagógicas.

Esa historia se puede resumir en dos palabras: Pueblo y Unidad, que es decir Partido. Porque el Partido Comunista de Cuba, que nunca ha sido un partido electoral, no nació de la fractura. Nació de la Unidad de todas las fuerzas políticas con ideales profundamente humanistas que se habían fogueado en la lucha por cambiar a un país desigual e injusto, dependiente de una potencia extranjera y bajo el yugo de una tiranía militar sangrienta”. (1)

Una generación histórica le transfirió a otra más joven e igualmente consagrada en el bien nacional, la función rectora. No existe ruptura; sí existe continuidad, lo cual no significa hacerlo todo de la misma forma como se ha hecho, sino con el mismo sentido patriótico y los mismos principios. Significa hacer lo nuevo que sea necesario, con la inspiración, la sabiduría, experiencia y buena voluntad de los predecesores. En el decir de nuestro líder eterno, “hacer en cada momento lo que en cada momento se debe hacer”. La dinámica de un proyecto socialista consiste en ello, y es precisamente lo que le confiere vitalidad y lozanía a través del tiempo. Al respecto Fidel nos legó el Concepto de Revolución que lo expresa todo, al que nada le falta ni le sobra y que sirve como guía inspiradora en cada circunstancia.

Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.” (2)

Son muchos los desafíos que acechan en el horizonte y nos retan a vencerlos. Tenemos ante nosotros la lucha contra la epidemia de la Covid-19, el reto por la consecución de la soberanía alimentaria y en todos los aspectos del quehacer económico. Seguimos acosados por el más cruel asedio sufrido por país alguno en la historia, mediante un Bloqueo económico, comercial y financiero llevado a su máxima expresión.

El VIII Congreso del Partido se propuso dar respuesta a cada desafío y trabajar en pro de perfeccionar su vida interna, lo cual se reflejará en todos los órdenes del quehacer nacional. La Política Económica y Social; los Objetivos de Trabajo y la política de cuadros del Partido, la UJC, las organizaciones de masas, el Estado y el Gobierno fueron los tres aspectos medulares debatidos en la magna cita de los comunistas cubanos. 

Hicimos un Congreso donde quedó ratificado como ideal irrenunciable el proyecto cubano de Socialismo. De él derivan, entre otros aspectos, las proyecciones en el trabajo ideológico, la exigencia y control, la consecución de resultados superiores, el desarrollo territorial, el compromiso con el pueblo y el inalienable principio de que nadie quedará desamparado.

El Socialismo en Cuba es cada vez más fuerte, incólume y saludable porque se sustenta en el bien nacional y en la consecución como meta de un nivel de vida cada vez mejor y más digno para todo el pueblo. Será también, como hasta ahora, la continuidad de una política internacionalista basada en principios humanistas y solidarios.

Ya se ha dicho que el desarrollo de la economía nacional, junto a la lucha por la paz y la firmeza ideológica, constituyen las principales misiones del Partido.” (3)

La defensa de nuestra soberanía se expresa también en la arena internacional cuando como postura defendemos el derecho que a ella tienen todos los pueblos del mundo, en particular los más explotados.

El compromiso de Cuba con la unidad de América Latina y el Caribe es inconmovible, la lealtad en defensa de la soberanía y del derecho a la libre determinación de los pueblos es un principio de la Revolución, y la voluntad de promover la cooperación y la integración regional forma parte de nuestra causa. No cejaremos un instante en la tarea de contribuir a hacer de Nuestra América la patria común de todos sus hijos”. (4)

Cuba vive su realidad presente con proyección de futuro y como parte del mundo en una era colmada de asedios y peligros nunca antes vistos cuyos tentáculos acechan, incluso, la salud planetaria. Esta es una Revolución única y verdadera que sabe aprender de sus errores y se crece cada día superándose a sí misma.

En una Revolución auténtica la victoria es el aprendizaje. No marchamos sobre una ruta probada. Estamos desafiados a innovar constantemente, cambiando todo lo que deba ser cambiado, sin renunciar a nuestros más firmes principios. Sin apartarnos jamás del concepto Revolución que nos legó el líder invicto de esta proeza, pero libres de ataduras rígidas y conscientes de los posibles equívocos que entraña hacer camino al andar”. (5)

El VIII Congreso del Partido es la más palpable muestra de cuánto hemos sido capaces de lograr y de cuánto más podremos hacer por el bien de la Patria. La Generación de la Continuidad hereda toda la riqueza de la Generación Histórica y como tal es también depositaria de la bravura mambisa y rebelde de siglo y medio.

Con el compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez como Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, hemos emprendido un que nos conducirá a la Victoria. Fuimos, somos y seguiremos siendo un pueblo de Patria o Muerte para el que Patria significa Vida, porque una Patria libre y soberana es la única y suprema garantía para vivir con dignidad y decoro. Nuestro Partido de todos los cubanos, de vanguardia, incluyente y dinámico, palpita inspirador en esta Cuba Viva por la que todos luchamos y trabajamos.

 

 

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