En estos momentos de mayor ensañamiento contra un país pequeño, las voces del mundo vuelven a clamar por el fin de una medida criminal, alevosa y despiadada. La inmensa mayoría de los países miembros de la ONU hicieron suyo el llamado de Cuba para que se termine de una vez con una acción de barbarie que atenta contra el desarrollo de una nación soberana y también contra la vida de seres humanos por negarse al país víctima las posibilidades de adquirir productos y tecnologías para la salud.
La historia del Bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba es larga, triste y muy amarga. Es, además, una medida que agrede la sensibilidad humana y el sentido común, y por su extraterritorialidad daña la soberanía de otras naciones a las que se les impide comerciar libremente con Cuba.
La administración Trump no pudo salirse con la suya, sabe que en la humanidad abundan la razón y el sentido de la justicia. A excepción de los dos recalcitrantes tradicionales, hoy se les sumó el voto de un paniaguado de poca monta – caricatura aún más fea que su amo y añorante de gorilatos trasnochados – cuya posición en nada representa la verdadera voluntad de su pueblo. En la temerosa cuerda floja de las indecisiones, afloró también la neutralidad de otro que a pesar de las presiones no se atrevió a tanto porque está persuadido de que la historia le pasará la cuenta. En un “por si acaso” se sumó a las abstenciones un timorato balcánico a la espera de retribuciones imperiales. Ni ser nombrados merecen.
Los votantes en contra y las dos abstenciones privaron a sus respectivos pueblos de la merecida gloria de estar – como sus pueblos sí lo merecen – del lado de la verdad y la justicia, que es estar del lado de quienes aman y construyen.
Cuba no está sola. El mundo ha vuelto a decir #NoAlBloqueo y reiteran que #ElBloqueoEsReal, y los pueblos cuyos gobiernos se plegaron al servilismo están de nuestro lado también.
Con meridiana certeza el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla expresó:
Queremos un mundo sin hegemonismos, sin armas nucleares, sin intervencionismos, sin racismo, sin odios nacionales ni religiosos, sin ultrajes a la soberanía de ningún país, con respeto a la independencia y a la libre determinación de los pueblos, sin modelos universales que no consideran para nada las tradiciones y la cultura de todos los componentes de la humanidad, sin crueles bloqueos que matan a hombres, mujeres y niños, jóvenes y ancianos, como bombas atómicas silenciosas».
La humanidad dijo, dice y siempre dirá No al Bloqueo contra Cuba porque ayer, hoy y mañana dirán sí a la soberanía, el respeto, la amistad y la solidaridad entre todos los pueblos del mundo.
Mr. Trump, este mundo mayoritariamente digno que se da a respetar no quiere saber nada de sus patrañas ni de sus disparates. Más temprano que tarde, quiéralo usted o no, el bloqueo terminará y las políticas que usted esgrime no tendrán otro destino que el basurero de la historia.