¡Patria es Humanidad!

Las noticias de contagios y fallecimientos refuerzan de continuo y confirman la gravedad de la situación. En medios digitales se leen historias desgarradoras, videos que espantan al exceder lo imaginable. Decenas de miles de seres humanos caen por minuto víctimas del Covid-19 y muchos hospitales colapsan a falta de médicos y recursos para auxiliar y salvar vidas. 

Cuba no es la excepción en cuanto a los contagios y nuestras autoridades implementan medidas para que los daños sean mínimos, con un esfuerzo incansable hacia la toma de conciencia de todos y cada uno de nosotros. Para nuestro Gobierno – desde su máximo nivel – la prioridad número uno es la salvaguarda de la vida de cada cubana y cubano. 

Los esfuerzos se encaminan a la profilaxis y, en todos los casos que se presentan, hacia la salvación de vidas humanas. Para la Revolución Cubana toda vida cuenta. Al mismo tiempo se implementan medidas que de alguna manera amortigüen los inevitables daños que en todos los órdenes podrán presentarse. 

¡Qué contraste con la realidad de muchos otros países! Es doloroso leer, ver y oír en los noticiarios del mundo entero cómo muchos gobiernos se preocupan y ocupan más en los cálculos económicos de la balanza “pérdida-ganancia” que en la salud de sus ciudadanos. 

Países con tanto poderío económico como Estados Unidos, donde su Presidente antepone el funcionamiento de la locomotora económica a la vida humana. Otros como Brasil donde su Presidente minimiza los daños y menosprecia las medidas urgentes y concretas que se deben adoptar. 

Quienes lean estas líneas, saben que mi país – bloqueado durante casi seis décadas – con recursos materiales limitados, pero eso sí, rico y abundante en solidaridad y amor, no escatima en enviar su personal de salud a donde se le solicita. Ejemplos Italia y Andorra, así como gestos de humanismo inédito como la recepción, salvaguarda y repatriación de los turistas – algunos enfermos – y tripulantes del crucero MS Braemar, cuando ni la autodenominada nación del “sueño americano” se dignó a recibirlos. 

En nuestro personal de salud que cumple su misión de amor en cualquier parte del mundo – la mayoría de ellos – nacieron bajo el bloqueo Imperialista. Nacieron, crecieron y se formaron como profesionales en medio de limitaciones económicas, como todo nuestro pueblo. Lo que no tuvieron en el orden material, lo llevan multiplicado muchas veces como riqueza moral y patriótica de proyección universal. 

Aquí, allá y en cualquier parte están nuestros profesionales de batas blancas, para dar lo mejor de sí y llevar un rayo de vida y esperanza. Ellas y ellos no preguntan quién paga más por sus servicios. Su misión es curar y salvar. 

Cuán distintos y distantes de la fría y calculadora lógica del capitalismo, a quienes lo único que les importa “es el cash”. ¡Qué orgulloso me siento de mis compatriotas de la salud! ¡Cuánto sano orgullo de ser y sentirme cubano! ¡Qué alegría enorme al saber que en cada uno de nosotros sigue vivo el inspirador de esta obra que nos sobrepasa! 

Lo más reconfortante es saber que estos días, más que nunca percibimos el latido vital del inspirador de esta obra humana y noble. Cuánta alegría y confianza que junto a nosotros, en toda tarea y decisión por difícil que parezca, seguimos contando con la presencia de nuestro Líder Eterno de la Revolución Cubana. 

Nos enseñó Martí que “Patria es Humanidad”, y es un principio que llevamos dentro. El internacionalismo – su componente esencial – es parte de nuestra cotidianidad. Es una práctica del día a día, donde Fidel a cada minuto nos acompaña y guía.

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