Radio agresión: Los voceros del mal

Es a partir de 1959 cuando se produce un verdadero torrente de propaganda sucia en el mayúsculo empeño –siempre baldío- de subvertir el orden político, social y económico instaurado en Cuba por voluntad soberana, incluso con total y decidida anuencia del pueblo, su verdadero gestor.

Naturalmente, se comprende  que hasta nuestros días tal subversión ha implicado múltiples y muy variadas formas para destruirnos, incluyendo la guerra mediática, de la cual son ejemplos Radio y Televisión Martí, regenteadas y financiadas por el propio gobierno yanqui.

Desde siempre y hasta nuestros días el objetivo mayor ha sido socavar las bases de la sociedad socialista, y con ellas al gobierno y al pueblo que la edifica. Todo lo cual se expresa en la transmisión de una cadena sucesiva de programas de orientación ideológica, cuyos contenidos propagandísticos presiden toda la programación y constituyen el substrato, la base que sustenta todos sus mensajes, aun cuando éstos se presentan con empaques noticiosos, de entretenimiento, culturales o de otro tipo.

Otras emisoras de radio se han sumado siempre al carro de la infamia, como pueden ser La Poderosa, la VOA (Voz de los Estados Unidos) Radio Mambí, La Cubanísima, La Fabulosa, Radio Caimán, Radio Swan y distintos sitios contrarrevolucionarios en internet. Pero detengámonos en Radio Martí como ejemplo, planta que ha sido y es un verdadero bochorno de la radiodifusión, no solo porque es ilegal e inmoral,  sino porque en el orden de su realización técnico-artística también resulta deplorable.

La mal llamada Radio Martí salió al aire, por primera vez, un 20 de Mayo de 1985, fecha coincidente –intencionalmente- con la instauración en 1902 de aquello que se llamaba república. Era por tanto una burla al pueblo que la padeció y sufrió y, por otra parte, manchar nada más y nada menos que a nuestro Martí, adjudicándole el nombre de la emisora. Por otra parte, han mantenido las cacareadas frases contra Cuba como “gobierno antidemocrático”, “no respetan los derechos humanos”, “no cooperan en la lucha contra el terrorismo”, y “ocupar lugar muy negativo en las listas del Dpto. de Estado”.

Sería hasta tedioso mencionar las barbaridades insultantes que difunde, como pueden ser, a manera de simples ejemplos,  que a Fulgencio Batista, dictador que enlutó al pueblo, “no se le ha hecho su justa historia”, que el Ché “fue un asesino” o que “Fidel Castro poseía una fortuna en una banco suizo”. Es decir, la mentira la ha llevado incluso al ridículo, tal como lo hizo en su tiempo Radio Swan, cuando aseguraba, en ocasión de la invasión por Playa Girón, que las tropas cubanas estaban siendo diezmadas, y que estaban desertando las milicias y otras fuerzas militares.

Figúrese usted, informar tamaña mentira, cuando lo de Girón fue la primera derrota del imperio en América Latina. Incluso la propia Oficina de Transmisiones para Cuba de EE.UU. ha declarado, entre varios aspectos negativos que: su propaganda es de mal gusto e ineficaz; no cumple con estándares éticos; la calidad de la programación es mediocre; permiten cualquier crítica al gobierno cubano, incluso sin sustentación alguna.

Y para mal de males, como es conocido, Radio Martí no se oye, a pesar de que el gobierno yanqui le sigue asignando millones de dólares. Es decir, es tanto el odio que se empeñan en desconocer la realidad. Pero no hay duda, está condenada a sucumbir en la parte más oscura de la historia.

“El odio canijo ladra y no obra. Solo el amor construye”. José Martí

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