Siniestras doctrinas Made In USA (I). La fruta madura

Incuestionablemente,  el país del norte ha estado vinculado directa o indirectamente a guerras de rapiñas, invasiones, robo de territorios y un sinfín de acciones desestabilizadoras como la injerencia, el apoyo a regímenes criminales, la protección a dictadores, mafiosos, delincuentes, y hasta el patrocinio y dirección encubierta de los llamados golpes blandos. En definitiva, donde se produzca algo detestable en cualquier lugar del mundo, podemos estar seguros que, dirigiendo, encubierta o directa, está la presencia de EE.UU.

Muchos presidentes y altos funcionarios de ese país se han guiado para sus malévolas acciones de algunas aviesas doctrinas como es el caso de “La fruta madura” de la cual permítame ofrecer solo algunos datos imprescindibles: el padre de la criatura fue John Quincy Adams, Secretario de Estado, quien sería después presidente de la nación entre 1825 y 1829, período en que sucede un proceso de independentismo de las antiguas colonias españolas que estaba culminando, mientras que Cuba y Puerto Rico quedaban pendientes, aunque no eran, precisamente territorios totalmente tranquilos al margen de la convulsión continental, ya que en 1823 habían conspiraciones independentistas  en Cuba como la de Soles y Rayos de Bolívar. Por tanto, el contexto resultaba complejo para los intereses yanquis.

Quincy Adams siente preocupación por España, y en el caso de Puerto Rico y Cuba temía que el país europeo podría ceder sus dominios a otras naciones. El presidente señala la importancia que tenía Cuba por su posición geográfica, por ejemplo: decía que era un apéndice natural de la Unión americana porque estaba a la vista de sus costas; tenía gran importancia para los intereses políticos  y comerciales de EE.UU.; y la dominante posición en el Golfo de México y el Mar de las Antillas. A pesar de tales circunstancias, el propio Quincy Adams afirmó que: “no estamos todavía preparados por muchas objeciones contra la extensión de nuestros dominios dejando el mar por el medio; por tanto la anexión de Cuba debía dejarse para un futuro».

Es entonces cuando aquel “buen señor” define una de las más cínicas doctrinas que se hayan conocido:

“Hay leyes de gravitación política como las hay de gravitación física; y así como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento no puede, aunque quiera, dejar de caer al suelo, así Cuba, una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión norteamericana, y hacia ella exclusivamente, mientras que la Unión misma, en virtud de la propia ley, le será imposible dejar de admitirla en su seno”.  

Definitivamente, no creo que pueda concebirse un grado de cinismo mayor. Es que tal doctrina de la Fruta Madura resume, en sí misma, todo de lo que es capaz EE.UU. para continuar su carrera por el dominio mundial bajo sus exclusivas leyes. Claro, hasta un día que llegará, porque hoy ya no es igual que ayer.

…impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extienda por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”. José Martí, (fragmento de carta a su hermano mexicano Manuel Mercado)

  

 

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