Trump no sorprende

¡Quiere comprar a Groenlandia!,  aunque no se puede descartar la posibilidad de que, en algún momento,  pretenda lo mismo con el conjunto de países del continente africano, o el Vaticano, porque “le parece que el Papa es socialista”.

Así es este buen señor, capaz de acciones tan bárbaras como sorprendentes, digamos por ejemplo lanzar rollos de papel sanitario a nuestros hermanos de Puerto Rico, como contribución tras el huracán que padecieron. Así que nadie podrá acusarlo  solo de malvado, tendrá que reconocer, al menos, que es singular dentro de la cueva.

Unos dicen, y hasta argumentan, que es un cínico, otros aseguran que es un símbolo de la maldad;  y los hay que lo califican de orate. En mi modesta opinión estamos en presencia de un collage de tales calificativos, donde prevalece una “virtud” esencial, no otra que ser un hombre que el sistema parió deforme, como un símbolo de la crueldad humana.

Pero volvamos al principio: Groenlandia. Como se conoce es una isla ubicada en la zona nororiental de América del Norte y pertenece al Reino de Dinamarca; también  lugar  donde se asientan varias bases militares de Estados Unidos. Pero es que detrás de estos datos mínimos se esconde algo más que un simple capricho del Emperador, no otro que su voraz apetito por el despojo de recursos ajenos para bien de su país y grandes empresarios, aunque por supuesto, puede pretender, además, otros objetivos retorcidos como siempre, pensando en que Estados Unidos es First  por encima de todos.

Si en definitiva se trata de robar sus recursos como objetivo principal hay que mencionar que su ambición se basa en datos reales. Veamos: La economía de Groenlandia está sostenida por la pesca y la exportación de camarón como mayor fuente de ingresos en divisas. Pero también hay proyectos en la isla para la extracción de rubí; y otros planes le resultan prometedores, como por ejemplo, la extracción de hierro, uranio, aluminio, níquel, platino, tungsteno, titanio y cobre.

Además, se han identificado importantes reservas de petróleo comparables a las del Mar del Norte. Entonces resulta fácil descubrir que la intención de este Trump va más allá de un simple capricho para convertirse en una apetencia más del imperio. Téngase en cuenta el valor de los recursos mencionados, sobre todo para el complejo militar industrial del enemigo común.

No es tan loco como lo pintan. Lo que sí está claro es su ambición personal desmedida por ser el centro del universo, el dueño, el patrón supremo de la humanidad, el enemigo por excelencia de los que no tienen millones, de los negros, de los latinos, los africanos, los asiáticos, y ¡asómbrese!, hasta de las mujeres, excepto la muchacha que siempre le acompaña. Y en suma, un aventajado alumno no solo de James Monroe, sino también de Hitler, Mussolini y tantos que han hecho sufrir  a esta humanidad.

“Las leyes americanas han dado al Norte un alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero.  ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa!”.  José Martí

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