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¡Basta de hipocresía! Porque su definición es realmente maltratada según conveniencias. Unos utilizan “su” democracia como manto para la desnudez de fechorías; otros, la enarbolan porque “cumple” con los requisitos orientados desde el norte para no sufrir su enojo.
Pero digo mas: gobiernos auto titulados paladines de la democracia y, a la vez, violan todos y cada uno de los derechos humanos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas, además de atribuirse el don de manipular a su antojo la vida de otros pueblos. Algunos, incluso, viven a tiempo completo fabricando teorías acerca de como debe ser la democracia, pero con palabras rebuscadas inclinadas a la derecha, aun cuando ocasionalmente mencione, -como por lástima-a las izquierdas.
Figurese usted. Existe también la democracia burguesa que, como su nombre indica, responde únicamente a sus intereses de clase, en la cual no hay limites éticos, además de responder exclusivamente a salvaguardar las grandes riquezas de los acaudalados. Como puede apreciar no he mencionado al pueblo como beneficiario directo de la democracia.
En este minuto no es posible establecer hasta donde puede llegar la hipocresía porque nuestro mundo esta virado al revés: ¿era democrático el régimen de Fulgencio Batista que usurpó la Constitución con un gobierno caracterizado por el vasallaje a EE.UU., la tortura, el racismo, la calamitosa situación de la salud, la educación, el desprecio a la mujer, la indigencia y un sinfín de etc.?
Pero lamentablemente hay mucho mas que decir: por ejemplo, la democracia de Augusto Pinochet en Chile, la misma bestia que, desconcertado, dijo “Yo no conozco eso de los derechos humanos. ¿Qué es eso?; la de Jorge Rafael Videla, jefe de la junta militar que enlutó también a Argentina; y otras “democracias” como las presididas por Francois Duvalier, Rafael Leonidas Trujillo, Alfredo Strossner.
Todas ellas, de nuestro patio latinoamericano caracterizadas por crímenes de Estado, cancelación de derechos humanos, restricciones a las libertades individuales, desapariciones, escuadrones de la muerte, paramilitarismo, torturas etc.
Y no podía faltar los EE.UU. ¡Campeón de la democracia! Claro, se trata de una sui generis, porque su primera “virtud” es la que magistralmente describió nuestro JoseMarti: “Es recia y nauseabunda una campaña presidencial en los EE.UU. …no se busca para candidato a la presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea de premiar, sino el que por su maña o fortuna, pueda aunque este maculado asegurar mas votos al Partido”.
…“Una vez nombrados en las Convenciones los candidatos, el cieno sube hasta los arzones de las sillas. Las barbas blancas de los diarios olvidan el pudor de la vejez. Se vuelcan cubas de lodo sobre las cabezas. Se miente y exagera a sabiendas. Se dan tajos en el vientre y por la espalda. Se creen legítimas todas las infamias. Todo golpe es bueno, con tal que aturda al enemigo”.
Apartemos de una vez y por todas, los convencionalismos, las hipótesis y las tertulias de ocasión para debatir sobre democracia. No obstante, le pido disculpas a los teóricos que respeto, por supuesto, pero ello no implica evadir mi derecho a opinar sobre el tema.
Quiero una democracia que respete mi dignidad, mi libertad, que disfrute gratuitamente los derechos fundamentales como la vida, la salud, la educación, entre otros; que tenga pleno derecho a la cultura y el deporte, que nos inculque sagrados sentimientos de fraternidad humana e internacionalismo; que mi descendencia no aspire a lujos venenosos que destruyen a la humanidad, aunque si a una vida digna donde el hombre no sea enemigo del hombre, donde reine la razón y el honor, y no el egoísmo causante de los grandes males.
Esa es la que quiero y abrazo. Ojala llegue el dia que toda la humanidad, también, la asuma como yo, porque como dijo el Maestro Marti “Al corazón se le han de poner alas, no anclas”
Autor: Silvio J. Blanco