Che Guevara: La capacitación para el desarrollo (I)

Con sus sobresalientes cualidades como dirigente, el Che puso en práctica, de manera priorizada, la capacitación a todos los niveles, una de las premisas más estratégicas para lograr el desarrollo económico e industrial del país.

Como siempre demostró en su rica y fecunda vida como revolucionario, el Che siempre practicaba lo que decía u orientaba siendo el primero en todo. Demostraría en distintas facetas de su vida su alma de pedagogo, la que inició en la Sierra Maestra, cuando en plena guerra alfabetizó, y solo como un ejemplo, al guerrillero y adolescente de procedencia campesina, Joel Iglesias, quien llegaría a ser por sus méritos Comandante del Ejército Rebelde. Tarea similar, en cierta medida, acometió cuando fue designado por Fidel jefe de la escuela de reclutas del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.

En ello, el Che sería un ejemplo a seguir, desde antes y después del triunfo de la Revolución. Como Jefe de la Fortaleza Militar de La Cabaña fundó la Academia Militar Cultural y al unísono, atendió el Departamento de Capacitación del Ejército Rebelde. A sus escoltas les situó profesores para continuar sus estudios.

A finales del año 1959, cuando fue nombrado, Presidente del Banco Nacional de Cuba – correspondiéndole aplicar la Ley de nacionalizar la banca nacional y extranjera, el cambio de la moneda y otras medidas -, recibió clases del profesor Salvador Vilaseca, de distintas materias: Álgebra, Trigonometría, Álgebra superior, Análisis Matemático, Geometría, Cálculo e Infinitesimal, diferenciar e integral y ecuaciones diferenciales.

Como Ministro de Industrias convirtió a ese organismo en una gran escuela para la capacitación. Se abrieron centros para administradores, y organizaron diversos cursos especiales o de nivelación de conocimientos en diversas categorías destinados a la preparación necesaria a fin de que los trabajadores pudieran desempeñar sus puestos de labor. Todo ello, en medio de una histórica Campaña de Alfabetización.

Considerada como una dirección principal del Ministerio de Industrias, pronto la Dirección de Capacitación, por decisión del Che, pasó a formar parte del Viceministerio para el Desarrollo Técnico.

El héroe de la batalla de Santa Clara siempre consideró a la capacitación con carácter estratégico, concepto que tiene absoluta vigencia de que:

A la capacitación debemos prestarle una atención vital, para asegurar el desarrollo de nuestra economía y más aún en esta etapa de construcción del socialismo.”

En cuanto el Che asumió la referida responsabilidad ministerial lo hizo con una gran preocupación. Y era que una buena cantidad de administradores de fábricas y empresas poseían un bajo nivel escolar lo cual los limitaba en sus funciones. Por ello, firmó una resolución mediante la cual orientaba que aquellos que no poseían el sexto grado tenían un año para alcanzarlo.

Cumpliendo con las orientaciones del Che en cuanto a la superación indispensable para sus administradores, en agosto de 1962 fueron sometidos a examen 986 de ellos, desaprobando 132, los que fueron sustituidos de inmediato. Parte de estos últimos, habiendo demostrado tener otras cualidades, fueron ubicados en la escuela de administradores para elevar su nivel de conocimientos.

Esto último reflejaba la realidad de lo que acontecía con muchos cuadros y sus niveles de educación, lo que era acompañado de una gran falta de técnicos y personal calificado que tomaron el camino hacia Estados Unidos, preferentemente.

La Revolución, se vio forzada, en medio de un dinámico proceso de nacionalizaciones de empresas y de fábricas a designar administradores improvisados. A éstos, el Che los llamaba “ilustres improvisadores”, que laboraban con entrega total para tratar de cumplir con su cometido.

Entre las primeras escuelas que el Che fundó como Ministro de Industrias se encuentra la Escuela de Administradores, donde muchos, previa selección, se capacitaron integralmente para desempeñar sus funciones con calidad y mayor preparación. Otra escuela concebida por el Che fue la de Dibujantes Mecánicos, de cuyas aulas egresaron 150 alumnos en su primera graduación.

Fue el año 1964 en que la Dirección de Capacitación resultó seleccionada como la mejor Dirección del Ministerio de Industrias, y cuando el Che orientó las tres tareas fundamentales de su organismo: impulsar la capacitación masiva de los trabajadores en coordinación con las empresas y organizaciones, asegurar la capacitación técnica para las nuevas unidades y confeccionar un plan perspectivo de capacitación. Era una precisión, en su visión de futuro, acerca de la industrialización del país.

Como ministro de industrias el Ché impulsó la capacitación

El Che siempre concibió sus planes de capacitación manteniendo las más estrechas vinculaciones con las universidades y distintos centros de investigación científica, lo cual se hacía a través de los institutos especializados del Ministerio de Industrias.

Impulsaba personalmente el Movimiento de Inventores y Racionalizadores, para lo cual se seleccionaban aquellos obreros con experiencia mayor con el fin de que transmitieran sus conocimientos a otros trabajadores de las fábricas para confeccionar piezas de repuesto, ante las viejas tecnologías heredadas.

Con su alta moral orientaba y exigía que los dirigentes de su Ministerio fueran ejemplo ante el estudio, él era el primero en practicarlo de manera consecuente, con la mayor disciplina y entusiasmo.

De gran admiración resulta recordar cómo el Che, para quien era cotidiano permanecer en el Ministerio de Industrias hasta altas horas de la noche o primeras de la madrugada, lo más frecuente, recibía, los jueves, a las 7:00 a.m. un curso de matemática impartido por su cercano colaborador y profesor Salvador Vilaseca, lo que éste venía haciendo desde que su alumno fuera Presidente del Banco Nacional.

Lo hacía para poder aplicar las fórmulas matemáticas al control de la economía y para medir la eficiencia de la misma, como lo expuso Fidel.

Se suma a lo anterior su asistencia, junto a otros dirigentes de su ministerio, al curso de matemática superior (teoría de conjuntos), los lunes a las 9:00 de la noche ofrecido por el Dr. Hugo Pérez Rojas. Los miércoles, a la misma hora, el Che era un alumno más en el curso acerca del Capital que tenía como profesor al hispano-soviético Anastasio Mancilla.

Nunca ajeno a los avances científicos o técnicos, en el año 1964 decidió convocar a un curso sobre computación el cual tenía lugar los lunes a las 7:00 a.m. en el Ministerio de Industrias. Curioso resultó el hecho de que cuando uno de sus asesores le preguntó quién sería el profesor, la respuesta no se hizo esperar: “Yo”. Él había soñado, como expresara Fidel, con la computación aplicada a la economía, como cosa esencial, fundamental, decisiva para medir la eficiencia en el socialismo.

En una entrevista, el doctor Vilaseca – después Rector de la Universidad de La Habana y Embajador de Cuba en Italia- , al hablar de las clases de matemática que impartió al Che durante cinco años, desde septiembre de 1959 hasta marzo de 1965, en que partió a su misión internacionalista en África, solicitó a través de Aleida March, su esposa, el envío del libro de Programación Lineal que ambos ((Vilaseca y él ) estudiaban . O sea, como dijo Vilaseca, aún en esas condiciones el Che continuaba repasando y estudiando.

Era un lector incansable de toda obra cuyo contenido estuviese relacionado con los objetivos a alcanzar por el organismo que dirigía, sus empresas, sus fábricas. Así, puesta su mirada en lo que debía ser el desarrollo científico-técnico de Cuba, envió a dos estudiantes cubanos a la Unión Soviética para cursar estudios de Física Nuclear. Preguntado sobre esa iniciativa, el Che contestó de inmediato:

El futuro de la energía parece ser nuclear. El futuro puede que esté lejos, pero el futuro hay que comenzarlo a construir desde ahora”.

Así era el Che. Un maestro capaz no solo de transmitir sino de enseñar con su ejemplo cotidiano.

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