Cuba: Lo que no debemos olvidar en el enfrentamiento a la COVID-19

El nasobuco se ha convertido en parte inseparable de cada cubano, al menos para quienes amamos la vida y preservamos nuestra salud y la de los demás, en la mayoría se esconde en un bolso o un bolsillo un pequeño recipiente con gel antibacterial, alcohol o hipoclorito, los niños en nuestras escuelas se han adaptado perfectamente a asumir como parte de ellos mismos nasobuco, el lavado de las manos y los pasos podálicos, todo ha venido junto, y para bien.

Es una experiencia de las más contundentes que va dejando el enfrentamiento a la pandemia, además de la manera en que ha potenciado el ingenio de las mayorías que, en condiciones de aislamiento físico o social, han buscado fórmulas para mantener comunicación con amigos o familiares a través de las redes sociales.

Hay un antes y un después que ya asumimos con una mirada positiva hacia la vida y con visión de presente futuro. 

Habrá que entronizar que la distancia entre las personas en el orden físico es esencial, que no podremos ir con síntomas respiratorios a un centro laboral, una escuela o a actividades colectivas y que acudir lo más rápido posible a una institución hospitalaria, es mejor recrearnos al aire libre y con mayor espacio que en un sitio cerrado, que en los ómnibus mantener espacio entre las personas no es un capricho sino una necesidad, que aún debemos ahorrar besos y abrazos aunque podemos derrochar nuestro amor y admiración por nuestros seres queridos y amistades de otras muchas formas posibles.

El ser humano es capaz de adaptarse a las condiciones y situaciones que tiene por delante. Y mucho más cuando se trata de cuidar nuestra salud donde también nos puede ir la vida.

No nos equivocamos si afirmáramos que Cuba está entre las naciones que con mayor transparencia ha manejado la COVID-19 en América Latina y con referencia también para el resto del planeta.

¿En qué otro sitio se ofrece una conferencia diaria para informar cifras de enfermos, recuperados y comportamiento en general de cómo se manifiesta la enfermedad? 

¿Dónde se ha visto que día tras día el Gobierno le dedique todo el tiempo del mundo a analizar provincia por provincia la situación epidemiológica de los territorios, actualizar las medias de prevención y control y a asegurar todo lo que sea posible para contener nuevos brotes cuando ha sucedido?

¿Dónde se ha visto que los casos confirmados reciban, vía hospitalaria, todo el tratamiento médico requerido, incluidas las novedades aportadas por nuestra ciencia, y que se inserta además a las personas que están en centros de aislamiento para cortar posibles cadenas de contagios, los sospechosos y contactos de casos positivos?

Ello sin contar todo el aseguramiento sanitario y material que conlleva, y la atención directa de las áreas en cuarentena que no han sido pocas.

Aplausos prolongados para todos los que han contribuido a este enorme esfuerzo durante ya casi siete meses, que se inició con un plan de medidas para la prevención y control a la COVID-19 que fue objeto de intercambio con todas las autoridades de gobierno y el Partido de los territorios.

Preparación, comunicación, acción y gestión de gobierno combinado con las ciencias y el sistema de salud cubano, trabajo preventivo en la comunidad, papel de la atención primaria de salud, y la atención a los grupos más vulnerables y la protección a grupos de riesgo en sus centros laborales, han marcado una larga etapa de trabajo que hoy muestran un resultado favorable en el país, que se evidencia en índices de letalidad por caso confirmado por debajo que muchos países desarrollados incluso de nuestra región.

Nadie se confía y mucho menos ahora, pero se ratifica que esos aplausos de las nueve de la noche para nuestro personal médico, habrá que hacerlos extensivos a muchos que, en medio del fragor de la batalla, y corriendo también riesgos, han estado como soldados de primera fila, para lograr la victoria.

 

 

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