El ideal constitucional en la Historia de Cuba

La de 1812, estuvo inspirada en la Constitución de Cádiz, y le siguieron el Estatuto Real de 1834 y cinco Constituciones que van desde 1837 hasta 1876, hasta una Constitución Autonómica en 1897 – tardía para las ansias de prevalencia imperial – cuando la voluntad independentista era hecho irreversible.

Al comenzar la Guerra de los Diez Años de 1868, nuestros patriotas proclaman la Constitución de Guáimaro, seguida por la de Baraguá en 1878; la de Jimaguayú en 1895, y de La Yaya en 1897, todas ellas en el contexto de nuestra lucha por la independencia; puestas en ejecución en los territorios liberados.

En 1901 se puso en vigor nuestra primera Constitución para la vida republicana, tristemente recordada por la Enmienda Platt, apéndice impuesto por los Estados Unidos para limitar la soberanía de nuestro país; Constitución reformada en 1928.

En 1940 Cuba proclamó una nueva Constitución cuyo carácter avanzado para la época y circunstancias no admite discusión, y elaborada por todas las fuerzas y corrientes políticas de entonces. Lamentablemente nunca fueron emitidas las leyes complementarias que harían realidad todos y cada uno de sus preceptos.

Doce años más tarde, con toda impunidad, Fulgencio Batista la echa abajo mediante un Golpe de Estado y pone en vigencia unos Estatutos para coartar los derechos hasta entonces alcanzados.

El cuartelazo proimperialista del 10 de marzo puso en claro la fragilidad de la soberanía cubana y de sus instituciones. La Constitución de octubre de 1940 no pasó de ser un esquema de sueño quimérico. La realidad siempre fue otra y demostró la necesidad de un cambio revolucionario radical para salvar a la nación. Fidel interpretó el signo de aquellos tiempos, y de ahí surge el Moncada como expresión de un renacer martiano en su Centenario.

Con el triunfo de 1959 se establece el Gobierno Revolucionario en su carácter provisional, para el cual fue decretada la Ley Fundamental por la que nos regiríamos desde entonces; comenzó un periodo de transformaciones de hondo carácter democrático-popular. En 1961 nuestro pueblo proclama junto a Fidel el carácter socialista de la Revolución, y a partir de ese momento se impuso la necesidad de una nueva Constitución, que comenzó a ser estudiada y perfilada, nutriéndola de las experiencias vividas durante todos aquellos años, hasta su aprobación popular y puesta en vigencia el 24 de febrero de 1976. Se modificó en tres ocasiones.

Este 2018 surge un nuevo Anteproyecto de Reforma Constitucional, que es continuidad histórica, inspirada en los mismos ideales socialistas de la proclamada en 1976, consecuente a la vez con las nuevas realidades económico-sociales del país y que tiene como igual propósito garantizar la plena soberanía nacional, el desarrollo económico y el bienestar de toda Cuba.

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