El regreso a la normalidad debe ser con responsabilidad y disciplina

Y aunque ya se ha pronosticado que ocurrirá nuevamente un alza entre los meses de septiembre y noviembre, el propósito del Gobierno Cubano, y así lo ha manifestado el presidente de la República de Cuba, es evitarlo o minimizarlo, e incluso, impedir que se convierta en una endemia, pero ello depende de la responsabilidad y el actuar consciente de todos.

Las medidas que comenzarán a aplicarse exigen el máximo de disciplina en su cumplimiento, sobre todo en esas normas comunes como el uso del nasobuco y el distanciamiento físico, premisas por cierto que han sido violadas en no pocas ocasiones en la actual etapa de enfrentamiento a la pandemia, en la que aún nos encontramos.

El restablecimiento, con limitaciones, del transporte público urbano, intermunicipal y rural, tanto estatal como privado; la reanudación de los servicios en las unidades del sector jurídico; el reinicio de las actividades en las instituciones religiosas; la flexibilización de los servicios necrológicos; la reapertura de unidades gastronómicas, círculos sociales, parques de diversiones, jardines botánicos, zoológicos, acuarios y otros tipos de unidades recreativas constituyen algunas de las decisiones de mayor impacto.

De igual forma sobresalen la apertura de los gimnasios, tanto estatales como privados; museos, puntos de venta de bienes culturales y la comercialización del talento artístico; mientras que el reinicio del curso escolar se mantiene para el mes de septiembre.

Esas y otras disposiciones se pondrán en práctica teniendo en cuenta el necesario distanciamiento que nos va a acompañar por un buen tiempo y con capacidades limitadas en los centros, por lo que viejas prácticas como las aglomeraciones deberán quedar atrás, más ahora que, aunque hay un control sobre la Covid 19, serán más las personas que concurran a la calle y a lugares y espacios públicos que han permanecido cerrados durante más de tres meses.

Es cierto que Cuba ha dado un ejemplo al mundo en el control de la pandemia causada por el nuevo coronavirus, y para ello no se han escatimado recursos, pero en la confianza está el peligro, como reza la sabiduría popular.

En ese sentido, el verano se nos abre como la posibilidad de amortiguar un poco el estrés de estas semanas anteriores, aunque con el debido control, sobre todo en playas y piscinas, para mantener lo logrado hasta ahora, teniendo en cuenta que son sitios proclives al relajamiento y la diversión.

La higiene y el aislamiento siguen siendo los enemigos más fuertes de la Covid 19, y a ellos debemos aliarnos para poco a poco transitar por las diferentes fases de la recuperación, y el regreso a una normalidad que, por el bien de todos, al menos por algún tiempo no volverá a ser como antes.

Contribuyamos a que sigamos escuchando datos halagüeños en la voz del doctor Durán y nuestros dirigentes, para construir un futuro seguro en el que besos y abrazos dejen de ocasionar temor y se conviertan de nuevo en puentes espontáneos de amor y confianza. 

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