Mas ahora siente miedo, mucho miedo. Nunca imaginó pasar por una situación tan difícil. Llora y se deprime, y solo piensa en su hija, en su familia.Hace solo unos días su felicidad era plena.
No había en ella nada que le indicara riesgos, ni siquiera la llegada de su esposo que venía de Italia, con una situación catastrófica por la Covid-19, pero no tenía síntomas y no creía que le tocara.
Pero en solos unas horas todo cambió. Comenzaron los síntomas de su esposo, le hicieron el examen y dio positivo.
A ella la ingresaron como sospechosa y cuando le confirmaron que tenía el virus se le fue el mundo encima. Lloraba desconsoladamente. No veía salida y pensaba que había llegado su fin.
De Las Tunas la trasladaron hacia Holguín, y ahora está ingresada en el Hospital Militar de esa provincia, donde todo es maravilloso, según sus palabras, con un equipo de médicos que lucha por su vida.
Pero no deja de tener miedo y no solo por ella, sino por los demás, por quienes se relacionaron con ellos, por su familia, por todos, porque no quiere que nadie pase por lo que ella está pasando.
“Quiero de esta manera aconsejar a todos. Esto es una pesadilla, es un dolor constante en el alma. No puedo dejar de llorar, y auqus sea fuerte a veces mis fuerzas flaquean. Aprendan a valorar sus vidas y tomen todas las medidas aunque sean extremas, porque esto no es un juego y a cualquiera le puede tocar. Háganlo por ustedes, por su familia, por los demás, para que no vivan lo que mi esposo y yo en estos momentos. De corazón y con el alma les digo: quédense en casa. Es la única forma de sentirme tranquila y tener fuerzas para seguir adelante”.