Falsedades y beligerancia, armas de la derecha venezolana

Después de la denuncia del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de la existencia de grupos promotores del caos, fueron capturados cuatro  de los presuntos jefes y se ocuparon armas.

Las autoridades venezolanas denunciaron el surgimiento de bandas de delincuentes pagados por extremistas de la derecha con el propósito de infiltrarse en las manifestaciones de protesta opositoras.

Al atacar a ciudadanos indefensos y a las propiedades públicas y privadas, esos grupos obligan a la Guardia Nacional Bolivariana a preservar la tranquilidad social y entonces la matriz de opinión divulgada en el exterior insiste en calificar a esa fuerza como «represiva».

Si de violencia se trata, uno sus gestores principales durante las llamadas «guarimbas» de 2014 fue Leopoldo López, máximo dirigente del opositor partido Voluntad Popular.

López, presentado por los medios occidentales como presunto  prisionero de conciencia, fue condenado a casi 14 años de prisión por  instigar el extremismo.

En relación con él se tejió una nueva mentira, la de su supuesto deterioro de salud, un artificio desmentido al transmitirse un video  en el que aparece en perfectas condiciones físicas mientras envía un  mensaje a la familia.

El montaje en torno a López quería calzar la imagen del gobierno venezolano como presunto violador de los derechos humanos, como  intentan hacer creer las transnacionales de la información.

Mientras la oposición venezolana apela a tales maniobras y demanda  de la OEA, Estados Unidos y gobiernos latinoamericanos conservadores  una intervención en el país sudamericano, el gobierno de Maduro hace propuestas al Consejo Nacional Electoral.

El Jefe de Estado llamó a una Asamblea Nacional Constituyente con vistas al resurgimiento del liderazgo popular y preservar la paz.

La comisión presidencial para la Constituyente puso de relieve el  afán democrático de la iniciativa al invitar a la autodenominada Mesa  de la Unidad Democrática (MUD) y a otros opositores a participar en un  encuentro para sentar las bases de la Asamblea.

Ese órgano puede ser la puerta de salida a la crisis. Sin embargo, algunos de los directivos adversarios del chavismo que habían solicitado con anterioridad la convocatoria a una Asamblea Constituyente, ahora la reprueban.

Los hechos demuestran que las herramientas de la oposición  venezolana son las mentiras, las trampas, la violencia y el  desabastecimiento material, en lugar de las boletas para llenar y  depositar en las urnas.

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