Los asistentes reiteraron la necesidad de brindar a la población, con la mayor credibilidad, creatividad y seriedad las noticias que acontecen en el contexto y quehacer de un pueblo que sufre, por casi seis décadas, el bloqueo más largo y criminal de la historia moderna impuesto por las distintas administraciones estadounidenses.
Combatir la mentira, como la desinformación, resulta un principio inviolable en el periodismo que hacemos. Ello se demuestra en el proceder de la Revolución desde los momentos iníciales de la lucha contra la última dictadura de Batista (1952-1958), en los primeros boletines clandestinos editados como fueron: “ Son los Mismos” y “ El Acusador”, así como después, en 1955, con los órganos oficiales del Movimiento 26 de julio, “ Aldabonazo” y “ Revolución”.
Recordando a nuestro entrañable colega y amigo Julio García Luis, “la ética y el apego a la verdad distinguieron a ese conjunto de publicaciones y emisoras, encabezadas por el Cubano Libre y la Radio Rebelde en la Sierra Maestra”. En las ciudades y pueblos la prensa revolucionaria clandestina que burlaba la censura impuesta, se tuvo que desarrollar en medio de la persecución policiaca y el terror.
Fidel, el mejor discípulo de Martí, supo desde su juventud desarrollar el arte de la propaganda y de la contrapropaganda utilizando a la prensa escrita y radial – en la COCO, en el periódico La Calle y en la Revista Bohemia -, teniendo conciencia de que eran vehículos de movilización de las masas hacia objetivos precisos.
Un ejemplo cimero de esa inteligencia fue cuando a los pocos días de triunfar la Revolución comenzaron las campañas de mentiras contra la misma, así como ataques sistemáticos a cuanta obra de beneficio social se emprendía. Cuando la Administración del Presidente Eisenhower y la CIA la emprendieron contra los juicios que se celebraban a asesinos y torturadores de la tiranía, Fidel respondió con la Operación Verdad, trayendo a Cuba a casi 400 periodistas de la región y en particular de Estados Unidos, lo cual se organizó y concretó en solo 72 horas.
Fue así que las verdades de Cuba se pudieron trasmitir tempranamente a la opinión pública internacional. Entonces, las campañas de nuestros enemigos caían en el fracaso, aunque de manera transitoria, ya que la ofensiva enemiga a través de los medios de comunicación controlados por Estados Unidos no se detendría. A juicio de Fidel, fue la Conferencia de Prensa más grande del mundo.
#Fidel:“los q creyeron q a través del monopolio d los cables internacionales,los q creyeron q sembrando d mentiras y calumnias x doquier iban a debilitar nuestra Revolución, iban a despistar a nuestro pueblo, p después lanzarse sobre él cuando l encontrasen débil,se equivocaron” pic.twitter.com/1B0nzw4kGD
— Embacuba Panama (@EmbacubaP) 25 de junio de 2018
En el batallar diario contra Cuba los servicios de inteligencia enemigos no han dejado de utilizar todo tipo de campaña mediática para tratar de dividir o debilitar a la Revolución, en lo que han chocado, en no pocas veces, con la valentía y el profesionalismo de los periodistas cubanos.
Será un recuerdo imborrable, por su vigencia, aquellas reflexiones del Jefe de la Revolución en el acto de entrega del Premio Internacional de Periodismo al periódico Revolución el 25 de marzo de 1961, en el hotel Habana Libre, cuando señaló cuestiones vitales a resolver entonces en el sector periodístico, entre otras: “ la necesidad de investigar bien todos los temas sobre los cuales vamos a escribir”, “ lograr una coordinación mayor entre los órganos de gobierno y los medios de divulgación”.
En aquel momento una de las expresiones de Fidel que mayor receptividad tuvo fue cuando al referirse directamente a los periodistas presentes, señaló: “ustedes son los que tienen en sus manos la orientación del pueblo, la información del pueblo. El papel de la prensa radial y televisiva y escrita, es fundamental”.
Ahora, en el X Congreso de la UPEC mucha atención se prestó a lo antes señalado por Fidel, pero también a las manifestaciones de secretismo innecesario por parte de distintas instituciones, al igual que la rutina periodística que a veces empaña la creatividad y el respeto del pueblo, insistiéndose en la indispensable capacitación de su membresía.
Conciencia existe de que en los tiempos que corren con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en que predomina el poder de las grandes potencias capitalistas, “ afrontamos una realidad aún más compleja que la de ayer, caracterizada por la transformación de las telecomunicaciones y por una globalización neoliberal que domina las finanzas, configura ideologías, instrumenta nuevas formas de colonialismo y se vale de recursos sofisticados para manipular conciencias como bien ha afirmado la doctora Graciela Pogolotti.
Acierto indudable de la organización del X Congreso de la UPEC fue la presentación de dos obras imprescindibles para nuestro sector, de dos ejemplos sobresalientes de periodistas revolucionarios, tanto integrales como respetados. De Juan Marrero, por muchos años Vicepresidente de la UPEC y Presidente de su Comisión Nacional de Ética, “ Dos Siglos de periodismo en Cuba. Momentos, hechos y rostros”. De Julio García Luis quien fuera Presidente de la UPEC y decano de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de la Habana, “ Qué periodismo queremos?”. .
Es innegable la arremetida del capitalismo en el campo de las ideas, con la utilización de los más importantes medios de difusión en nuestra región y en particular hacia Cuba, con empréstitos asignados directamente por el gobierno estadounidense a través de sus distintas agencias, especialmente la CIA.
Frente a esa situación de agresión mediática figuran “ mercenarios de la pluma” vendidos al mejor postor, o mejor dicho enemigos de la Revolución, el periodismo cubano demostrará su sentido de vanguardia, su capacidad, inteligencia, valentía profesional e ideológica, siempre al lado de la Revolución.
Si bien el lema del X Congreso fue “La Verdad necesita de nosotros”, la respuesta a dar por cuantos integramos la UPEC debe ser de total compromiso con ese llamado.