La Covid-19, bautizada también con el nombre de Sars-Cov-2, logró poner en jaque a sistemas sanitarios del planeta y desafiar a la comunidad científica en la búsqueda de una solución o antídoto para detener las cifras aterradoras de casos confirmados mundialmente que cada día se incrementan.
Exactamente 12 meses atrás, nadie imaginó que tras detectarse los primeros casos de Covid-19 en el país, el virus marcaría un antes y un después en nuestras vidas provocando tristezas, incertidumbres, temores… obligándonos a incorporar nuevos códigos de vida para protegernos y a desatar potencialidades humanas hasta situar la capacidad de la especie en el límite, con el propósito de no sucumbir y vencer a un enemigo silencioso y letal.
La Covid-19, bautizada también con el nombre de Sars-Cov-2, logró poner en jaque a sistemas sanitarios del planeta y desafiar a la comunidad científica en la búsqueda de una solución o antídoto para detener las cifras aterradoras de casos confirmados mundialmente que cada día se incrementan.
Solo la capacidad de poder articular una gestión de gobierno atemperada a la alta exigencia del momento teniendo de una parte el comportamiento ejemplar del personal de salud y de la otra el aporte de los hombres y mujeres de ciencia, y el empeño de una nación donde vencer es convicción, se pudo avanzar en el conocimiento y enfrentamiento de un virus altamente contagioso y oportunista.
Desde el crecimiento devenido ciencia e innovación para el desarrollo, surgieron ventiladores pulmonares para nuestras terapias intensivas y kit antígenos para los PCR o se reorientaron medicamentos con una alta eficacia demostrada como el Nasalferon y el Interferón, o el Jusvinza y el Itolizumab, unos en el orden preventivo, otros para el propio tratamiento médico a los pacientes con Covid. Pero no solo fue eso, igualmente se diseñó un programa de seguimiento para convalecientes, aporte de Cuba a la medicina mundial en el enfrentamiento a la enfermedad.
Y lo que parecería un sueño a conquistar en varios años, se hizo realidad solo en pocos meses. Cuatro candidatos vacunales cubanos contra la Covid-19 ya aplican en diferentes fases de sus ensayos clínicos para propiciar que Cuba se consolidara en la vanguardia de Latinoamérica y ocupar merecidos titulares como resultado del esfuerzo de mucha gente.
En medio de insatisfacciones o enseñanzas que deja este camino desandado y plagado de muchas complejidades, Cuba ha avanzado, y en el escenario internacional resulta referencia obligada sobre cómo una pequeña nación con el impacto de un férreo y hostil bloqueo en medio de este combate, es capaz de explotar su cualidad mayor, la unidad, para liderados por una sostenida y eficaz gestión de gobierno no solo enfrentar a la pandemia sino diseñar una Estrategia para el Desarrollo Económico y Social en un escenario de crisis internacional, y además avanzar.
Cada día, con una profundidad inigualable, el Grupo Temporal de Trabajo del Gobierno analiza y evalúa la situación epidemiológica del país, aprueba nuevas medidas y reorienta otras. Es un constante proceso de aprendizaje, sistematización de acciones y su evaluación.
Justo al año de iniciada esta batalla, nos debatimos en un nuevo brote del virus, similar a lo que ocurre en el resto del planeta, con la diferencia que tenemos una experiencia acumulada y nuestros protocolos son más robustos.
Allí en la llamada Zona Roja, durante meses que parecieran interminables, nuestro personal médico y paramédico libra batallas cada día, también asumiendo riesgos y dejando temporalmente a la amada familia.
En esa satisfacción plena por cada vida salvada o en la tristeza de no haber podido recuperar otras, nuestros compatriotas vuelven una y otra vez para llegar a una zona de alto riesgo y cumplir sus misiones, como si fuera el primer día. Es compromiso, pero también convicción.
Un año es demasiado tiempo. Anécdotas e historias de vida hay como para escribir varios libros. Unos protagonistas más visibles, otros desde el anonimato, pero no dejan de ser héroes o heroínas de estos tiempos difíciles. Todos tienen algo que contar, sin sentir complejo por haber estado en un centro de aislamiento en labores de lavandería o en la cocina o trasladando alimentos, eso no importa cuando se cambia temporalmente una profesión para dejar de ser de uno mismo y entregarse por completo a ayudar a quienes lo necesitan.
Esa capacidad de seguir valorándonos como un país que ha tenido que renovarse poco a poco, o que saca sus propias lecciones para perfeccionarse cuando logremos vencer totalmente a la enfermedad, y la necesidad de empujar la nación para acercarla a la ansiada meta, nos sigue convocando como parte de ese concepto de Revolución de cambiar todo lo que deba ser cambiado, y de interpretar correctamente el momento histórico que nos tocó.
No hay tiempo perdido. La llegada de la Covid-19, que nadie deseó nunca, nos ha dado la oportunidad de reafirmarnos como cubanos, y poder empinarnos hacia el perfeccionamiento de una obra mejor, donde el centro de ella misma sigue siendo el ser humano.
Un año después de iniciada la batalla contra la Covid19, seguiremos viviendo y venciendo.