Gobernar en tiempos de pandemia

Primero fue el accidente aéreo en mayo del 2018, apenas un mes después de asumir la presidencia Miguel Díaz-Canel. Menos de un año más tarde, llegó el tornado que a su paso devastó una buena parte de La Habana. Y ahora esta pandemia, que es una crisis sanitaria de proporciones planetarias, vuelve a poner a prueba el ejercicio del poder en Cuba.

Con un estilo rompedor de moldes, muy parecido a lo que enseñó Fidel y después aplicó Raúl, Díaz-Canel y su gabinete han estado en cada caso al frente de cuanto problema surgió en esas tres contingencias que significaron, y significan, inéditas conmociones nacionales.

Ha sido un estilo de trabajo donde brilla la dirección colectiva en busca de agilizar la solución de graves entuertos.

Transparencia, solidez y calificación son adjetivos que denotan la labor actual del gobierno cubano que ha tenido que enfrentar varias duras contingencias en apenas dos años. Y es que no solo informa a la gente al detalle de cada paso que da, sino que evidencia una conducción firme de las decisiones que además están calzadas casi siempre por una evaluación científica de los hechos.

Factor adicional de estabilidad y firmeza lo constituye el hecho de tener como soporte moral y político a la llamada Generación Histórica que avala cada decisión gubernamental y además la ayuda a ejecutar.

El país está implicado en una guerra contra un enemigo invisible y silencioso que obliga a tomar medidas inéditas, pero que confirman la efectividad de la dirección colectiva para gobernar en estos tiempos de pandemia.

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