Lanzar las conocidas noticias falsas es apenas el más simple de los recursos subversivos, que incluyen asuntos más complejos como movilizar o confundir a grandes masas o crear líderes de opinión que conduzcan procesos antigubernamentales.
Es la red de redes puesta en función de la subversión, como se probó ya en Siria, Libia y Ucrania, para encausar protestas que generaron un clima de inestabilidad política y social. Y como no podía ser de otro modo, contra Cuba también se quiere utilizar a Internet como herramienta subversiva.
No demoró mucho la administración Trump para enseñar sus objetivos hacia Cuba. Desde que el pasado año anunció el recrudecimiento del bloqueo, lo demás se veía venir, con Internet incluida.
Por eso no hubo sorpresa en la reciente formación de un Grupo Operativo para intentar la desestabilización de Cuba bajo la justificación de ayudar a expandir la red de redes.
Es una singular manera de llevar la vieja Guerra Fría al terreno de las llamadas infocomunicaciones, aunque en realidad es el empleo de otra arma para acabar con nuestro ordenamiento socio-político.
Ya pasamos por eso con Zunzuneo, Piramideo y Conmoshion, tres intentos que resultaron fallidos.
Ahora quieren colar por la puerta de atrás una plataforma neoliberal y restauradora del neocolonialismo y para eso pretenden hacernos una guerra secreta en Internet.
Un estudio de 4,5 millones de tuits entre 2006 y 2017 confirma que las noticias falsas tienen un 70% más de probabilidad de ser compartidas. Es el estudio más completo que he visto hasta ahora >> https://t.co/SisyIsR4lE
Un resumen aquí >> https://t.co/D9erJiHQMc #CongresoHuesca pic.twitter.com/6Znu3rX5V3— David Alvarez ? (@dalvarez37) 9 de marzo de 2018