La Habana y Viena: Simbólica y sonora hermandad

En la sede del Lyceum Mozartiano de La Habana interpretó por primera vez en Latinoamérica un violín «Costa» que perteneciera a Wolfgang Amadeus Mozart.

El breve y emotivo programa acogió el Quinteto con clarinete en la mayor K 581 y el Concierto para violín no.4 en re mayor K 218, del genio vienés.

El primero de ellos, tuvo como solista al clarinetista Arístides Porto quien supo atrapar y devolver la esencia sonora concebida por Mozart para este instrumento que tanto lo fascinó y para el cual compuso imperecederas páginas.

Así, se presentaba al público cubano el legendario violín en las manos de Stadler, integrando un cuarteto en unión de jóvenes músicos locales.

Tras un breve intermedio subía al podio la Orquesta Sinfónica del Instituto Superior de Arte, adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana, que dirige José Antonio Méndez Padrón, para acompañar al maestro alemán en la interpretación del concierto.

Compuesto en 1775 cuando Mozart contaba 19 años de edad y ocupaba una plaza de primer violín en la Orquesta de la Corte del Príncipe-Arzobispo, de Salzburgo, es fácil deducir que concibió este y el resto de los cinco para sí mismo.

La obra trasluce una integridad cameral en las que el violín solista en el fondo queda siempre asociado al conjunto orquestal. La forma cantabile y el encanto sosegado que en todo momento se desprende fueron magistralmente logrados por los intérpretes.

Largas páginas podrían ser dedicadas tanto a las obras mozartianas —siempre frescas y seductoras— como al violín en cuestión.

Podríamos señalar la certera interpretación, pródiga en matices, tanto de la orquesta como del solista; el recreo de este último en articulaciones y matices expresivos y su empatía con el organismo dirigido sabiamente por Méndez.

Con respecto al instrumento, atrapa inmediatamente la vitalidad que conserva a pesar de sus dos siglos y medio de vida, el dúctil sonido que le regala al intérprete que sabe explotarlo; dulce y despejado en el quinteto, más brillante en el concierto. Pero se impone resaltar lo simbólico de este acontecimiento.

Enmarcada en el contexto del aniversario 70 de las relaciones entre La Habana y Viena y coincidente con la primera visita de un mandatario austriaco a Cuba; esta avanzada simbólica y sonora es también un acto de reconocimiento a la labor desempeñada por el Lyceum Mozartiano de La Habana.

Los lazos entre la prestigiosa fundación europea y los músicos cubanos han dado frutos de alto valor. Lo que comenzó en 2007 con la entrega de un busto de Mozart, se convirtió en un apasionante proyecto que tiene en La Habana un notable par.

A través de la iniciativa y el apoyo de la Fundación Mozarteum y su Universidad, la Universidad de las Artes y la oficina del Historiador de la Cuidad, fue fundado el Lyceum Mozartiano de La Habana en 2009.

Apoyado y promovido por la Unión Europea, este centro de formación y creación de perfiles cuenta con una joven y profesional orquesta la cual ha sido protagonista de significativos acontecimientos culturales.

Cabe mencionar su fulgurante presencia el pasado año la jornada Mozart 2015 en Salzburgo, en ocasión del natalicio 259 de Mozart.

Especiales fueron los conciertos ofrecidos por esta agrupación en el Aula Magna de la Universidad de Salzburgo y Gran Salón de la Fundación Mozarteum.

El rotundo éxito obtenido por esta orquesta, bajo la guía de José Antonio Méndez, ha demostrado en su joven existencia el alto vuelo artístico y eficaz trabajo cultural que desempeña el Lyceum Mozartiano de La Habana.

Por ello, no es casual que el Dr. Johannes Honsig-Erlenburg, presidente de la Fundación Mozarteum de Salzburgo, enviara a La Habana el mejor emisario de amistad, respeto y solidaridad.

El violín, que hace más de dos centurias, brilló en las manos del genio austriaco y cuya música seguirá abriendo puentes, es el mejor símbolo de hermandad y amor.

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