La Patria: nuestro sitio sagrado

Por eso, todo lo que ahora mismo el imperialismo exalta e impulsa para alcanzar sus propósitos está destinado a corroer esa sacrosanta palabra, porque sabe que desdibujando los contornos de su profundo significado más de la mitad de la batalla está ganada.

Comenzar por entender por dónde van las cosas y cuál es la trinchera que no debemos jamás abandonar y sí defender hasta con los dientes nos conduce por un único camino: amar la Patria, quererla, protegerla, conservarla.

Hacerles el juego hoy a quienes la denigran, desdeñan o mancillan, es colocarse en el mismo sendero que el neoliberalismo ha querido imponernos como arma predilecta, porque entraña un ataque directo a nuestros símbolos, representados en la historia, para borrar parte de ellos o todos, que es como desaparecer los límites de la Patria, y exponerla a las fronteras del anexionismo.

El imperialismo tiene recursos, no solo materiales sino también ideológicos, domina las nuevas tecnologías, y en ellas crea algoritmos para imponerlos a las personas o estudiarlas, seleccionar contenidos y exponerlos, y junto con ellos fomentar anti valores que, en esencia, se contraponen al concepto de Patria, que nos legara nuestro Héroe Nacional, José Martí.

He ahí parte de la respuesta del por qué a la Patria y lo que ella representa, se le apunta y ataca tanto a su corazón principal, la cultura. Porque la cultura es todo. Nuestra tierra, ese olor a tierra húmeda o a salitre que respiramos propio de una gran isla, cómo somos, nuestras costumbres, las maneras de pensar, la historia vivida, nuestras raíces, nuestros héroes y mártires, el concepto de familia, la manera de relacionarnos, los amigos, las personas queridas, el por qué luchamos, los valores en los que creemos y ejercitamos. Es todo, y no por tanto repetirlo, Escudo y Espada de la nación.

Cuando estudiamos a José Martí desde su concepto más amplio de Patria visto como la Humanidad toda y la defensa de valores universales en los que creyó, la ética, la dignidad, el decoro, tampoco se puede olvidar otra de las enseñanzas que nos deja: quien piensa en sí mismo, no la ama. 

En tiempos como este, difíciles y complejos, hay que aferrarse a las ideas martianas: Patria y patriotismo, constituyen dos palabras sagradas. Entender el significado de ambos nos sostendrá ante tormentas y tempestades, nos ayudará a no naufragar y a buscar claros horizontes, sin abandonar esencias, sin vendernos al Diablo, mirando hacia atrás para aprender de episodios de nuestra historia que dejan enseñanzas para siempre salir adelante en el presente, sobrevivir y sobre todo vencer.

Patria es espacio físico, pero también un estado mental, quien la quiere la lleva consigo dondequiera que esté y la defiende. También es el pedacito donde vivimos, aquello que añoramos, lo que queremos perfeccionar, hacerlo mejor, con la impronta de cada cubano que quiera ayudar y contribuir, el levantarnos cada día y salir a luchar, a acompañar. Sin que nadie desde el exterior nos marque la pauta o nos de órdenes. La Patria es independencia, es soberanía.

La Patria es como ese lugar sagrado que siempre buscamos o hacia donde miramos cuando el cansancio trata de vencernos, la brújula que guía, la que marca el sendero por dónde transitar, qué debemos hacer y cuáles son las prioridades.

La Patria la constituye el conjunto de generaciones de cubanos que la hemos sostenido a lo largo de años duros de resistencia y luchas, con la herencia de un gran legado, aplicando el concepto de Revolución de Fidel, del sentido del momento histórico que nos tocó vivir, de cambiar todo lo que debe ser cambiado, y aplicado otro también desde la propia idea fidelista ¨dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución, nada¨.

En tiempos de intensa guerra simbólica y cultural, donde se pretenden “vaciar” las redes sociales de contenidos emancipadores, y adjudicárseles otros simplificados, malsanos, dirigidos a dividir, manipular, mentir, ocultar verdades y a deslegitimar gobiernos, pensar en la Patria nos debe llevar a alzar las banderas de combate, guiadas por el sentimiento de la defensa a la vida y la dignidad plenas del ser humano, ante un enemigo que no rehúsa a devorarnos, y ante el que siempre hemos antepuesto nuestra consigna de combate ¡Patria o Muerte! Venceremos.

 

 

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