Los que sudan por una Cuba mejor

Claro que como pasa con casi todo, ese es un concepto muy llevado y traído, cuya asimilación no resulta ingenua, ni festinada, sino que define un posicionamiento ideológico.

Para Estados Unidos, pongamos como ejemplo, esa noción está directamente vinculada al llamado American Way of Live y a los valores de la democracia representativa.

Esa concepción demasiadas veces ha servido como coartada a la hora de legitimar el envío de marines, o de cohetes Crucero, como herramientas para salvar la democracia amenazada en uno de los 60 oscuros rincones del planeta que una vez definió Bush hijo. La legitimidad es otro asunto puesto siempre en solfa.

La legitimidad de nuestra sociedad civil tiene sus raíces en el hecho cierto de que representa a la mayoría de los cubanos.

No hay que sonrojarse por el vínculo de esas organizaciones con el poder político, porque esa unidad ha sido forjada en la defensa cerrada de un proceso revolucionario nacido desde abajo.

Es una simbiosis, como dice un reconocido politólogo cubano, con el Estado revolucionario, concebido no como un poder autónomo del resto de la sociedad, sino como el depositario del poder popular.

Quienes tratan de socavar esa relación y buscan empoderar a otros, parten de una falsa legitimidad, inflada más allá de nuestras fronteras.

La sociedad civil cubana es esa, la que se va a reunir hoy en representación de aquellos que día a día sudan por tener una Cuba mejor.

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