Mi pedacito se llama Cuba

Donde hubo un reto existieron siempre valientes para desafiarlo; donde se ensañó por un momento la aparente derrota, salieron cientos para protagonizar su batalla y ganarla; donde hizo falta manos para el trabajo y el aseguramiento, se presentaron miles para hacer de lo imposible, posible. 

Cuba y su gente, la gente en Cuba

Desde este lunes doce de Octubre el país entra en una etapa diferente. No todas las provincias serán lo mismo, porque hacia la nueva normalidad transitará la mayoría, mientras otras, sin el menor desánimo posible, lo harán más temprano que tarde. Para todas no puede existir la más mínima confianza, a más resultados, más exigencia y más rigor, lo dijo nuestro Presidente.

Nadie piense que todo acabó, ahora la responsabilidad individual, familiar, social, colectiva, institucional tiene más peso que nunca. El gobierno hizo y hace todo por cuidarnos, pero esa entrega debe reciprocarse con nuestra actitud cotidiana, y cómo asumamos los nuevos códigos de vida estrictamente como se nos ha pedido.

Es momento para enfocarnos también en nuevas batallas, porque la nación lo necesita, sin olvidar la protección de nuestra salud y lo más importante que es nuestra vida. Nos toca darle un mayor impulso a la Estrategia Económica y Social del país, que define su hoja de ruta con un peso significativo en lo local, territorial, en el municipio. En todos los sectores por igual pero sin dudas teniendo como punta de lanza la producción de alimentos y de lo que seamos capaces de aportar desde nuestras reservas en los territorios con la participación de todos los actores que viven en cada lugar.

 

Si los planes de la nación se conforman en sinergia con los tributos del municipio, entonces esa conexión entre la estrategia nacional y territorial tiene su materialización en ese pedacito más pequeño. El municipio es Cuba, y Cuba depende de lo que ellos puedan ofrecerle a su gente, bajo el principio de la autonomía en el hacer, sin apartarse de lo estratégico que a su vez constituye el diseño país, pero con pro actividad, sentido del momento histórico, interpretación correcta de situaciones y realidades, aprovechamiento de los recursos humanos, materiales y naturales de cada lugar, con anticipación, creatividad y sin dejar de mirar nunca hacia la protección de los intereses del país.

El país, por muchas razones, necesita mayores producciones. Cada nuevo renglón que surja con calidad es un pedacito del problema que arrancamos, una necesidad que resolvemos, dinero que dejaremos de utilizar para importar, y una solución más a nuestros problemas.

Por eso todos necesitamos ponerle las mayorías energías posibles a lo que hacemos, desde el lugar que estemos, o las misiones que cumplamos. En mi centro laboral, en mi oficina, o en un área agrícola, detrás de un timón en un ómnibus urbano, en cualquier unidad de la gastronomía o los servicios, en una empresa estatal, en mi barrio, en mi cuadra.

Seamos Cuba, y defendámosla con esa pasión y el sentido de orgullo de la frase que nos conmoviera a todos en la serie histórica cubana Lucha contra bandidos y que ya quedó para siempre: “Yo no fui un héroe, pero estuve ahí”

 

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