por Ocurrió el 31 de marzo de 1959 y fue la fundación de la Imprenta Nacional, encargada de revolucionar el panorama editorial del país, acorde con los empeños –recién iniciados entonces- de transformar la sociedad cubana y dignificar a su pueblo. En una tirada popular se puso a disposición de los cubanos la obra cimera de nuestro idioma: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes.
Fue el comienzo de una gran cruzada en defensa de la cultura nacional.
Compromiso con el pueblo
La fundación de la Imprenta Nacional hace 62 años marcó el punto de arrancada en el proyecto revolucionario de hacer del nuestro un pueblo libre, a medida que fuera más culto.
La campaña de alfabetización abrió luego una puerta desconocida para miles de cubanos, la que les permitió por vez primera adentrarse en los secretos de la escritura y la lectura. Y el sistema nacional de enseñanza se abrió para todos por igual. Y la cultura cubana fue enriqueciéndose desde su raíz. Los libros alcanzaron su objetivo en manos de millones de niños, jóvenes y adultos en el país.
El movimiento editorial y poligráfico tuvo sus tiempos de bonanza cuando llegaron a publicarse más de 40 millones de ejemplares cada año, a precios muy bajos. Pero la crisis del llamado período especial provocó un colapso del que fue saliéndose lentamente.
El libro, más allá del papel
Por idea de Fidel se creó un sistema de ediciones territoriales, cuando en los años 90 la industria del libro sufrió un golpe demoledor.
La dinámica de producción editorial fue recuperándose progresivamente e hizo posible sustentar ferias del libro de muy alta convocatoria popular. La pandemia de coronavirus y el reforzamiento del bloqueo imponen un nuevo y complejo escenario.
Pero el Día del Libro Cubano se festeja ya con una jornada dirigida esencialmente a los espacios de comunicación virtual, dedicada a los 60 años de las Palabras de Fidel a los Intelectuales y la Campaña de Alfabetización, y el centenario del poeta y ensayista Cintio Vitier.
Como asegura el presidente del Instituto Cubano del Libro, Juan Rodríguez, es un imperativo poner en manos del pueblo lo mejor de la literatura, en soporte de papel y en todas las variantes que hoy permiten las nuevas tecnologías.