Pondera científico cubano ventajas de la tecnología SUMA en la detección del virus SARS-CoV-2 (+Audio)

Uno de los científicos del Centro de InmunoEnsayo, integrante del grupo de desarrollo del kit, Darién Ortega León, explica que la tecnología SUMA permite la realización de estudios masivos a la población a partir de la utilización de pequeños volúmenes de muestra que lo convierten en un método más barato y sustentable.

Según refiere el científico, el nuevo diagnosticador cubano permitirá el estudio de grupos poblacionales para conocer la movilidad del virus dentro del mismo y además utilizarlo como herramienta de ayuda para el diagnóstico combinado con el PCR en tiempo real y el estudio clínico.

Ponderó que los parámetros funcionales establecidos por el diagnosticador UMELISA SARS-CoV-2 son comparables con los desarrollados en cualquier parte del mundo y recalcó su validación por el Instituto Nacional de Medicina Tropical Pedro Kouri, laboratorio de referencia nacional.

Ante el reto de una enfermedad desconocida, Ortega León resalta que junto a otros investigadores del centro de InmunoEnsayo se dieron la tarea de estudiar las características y el comportamiento de la COVID-19, así como profundizar en el análisis de los marcadores que podían utilizarse para su diagnóstico y a partir de ese momento emprender su desarrollo.

“Contamos con la ayuda del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, en especial el laboratorio de Síntesis de Péptidos que nos aportó parte de las materias primas que se utilizaron para el desarrollo de la investigación. También debemos resaltar el apoyo recibido por el Ministerio de Salud Pública”, indicó.

La tecnología SUMA, creada en los años 80 por el doctor José Luis Fernández Yero le ha permitido a Cuba alcanzar soberanía tecnológica. Actualmente en todos los municipios del país se dispone de un laboratorio SUMA, expresó el Master en Ciencias quien apunta que la condición de creadores de la tecnología SUMA nos permite extender a toda la red de laboratorio del país el nuevo diagosticador y ponerlo a disposición del Sistema Nacional de Salud.

Aunque gran parte de las materias primas utilizadas para la elaboración del kit son de procedencia nacional, existen otras que le país debe adquirir en el mercado internacional. Las restricciones del bloqueo a la Isla también se hacen sentir en el desarrollo de la ciencia cubana. La negativa de Estados Unidos de venderle productos a Cuba nos obliga a explorar mercados más lejanos y por consiguiente se encarece el costo del producto, además de las constantes presiones a los proveedores.

Como parte del proceso innovador de la ciencia, el experto anunció que se trabaja para perfeccionar las características funcionales del nuevo diagnosticador: “Se le hace una extracción de sangre al paciente para obtener una muestra de suero o plasma, sin embargo muchos de nuestros ensayos tienen otra tecnología basadas en el uso de muestras de sangre en papel de filtro. Este tipo de muestra es más fácil de manipular, disminuye el riesgo biológico, se necesita menos material gastable y es menos invasivo para el paciente”, puntualizó.

Una vez más, la ciencia cubana responde a las exigencias del momento y, junto al personal de salud, siguen dando la batalla por la vida, en busca de acabar con una pandemia que hoy amenaza a la especie humana.

 

 

 

 

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