Sesenta años después siento el mismo orgullo por la victoria (+Audio)

Según cuenta algunos de sus compañeros lo animaron a escribir las memorias de lo ocurrido durante los días de abril de 1961 cuando eran muy jóvenes.

“Viviendo la octava decena de mi vida, tan proclive a desmayos de la memoria, me he decidido, ahora que puedo, escribir el testimonio para que no desaparezca conmigo”

….Dos de la mañana del 17 de abril. Acababa de dar el parte García por la microondas.  Ruido de motor de una lancha por la derecha de nuestra posición, Zona de Buenaventura. Israel con dos alfabetizadores como cargadores de la BZ se le ordena ir para la trinchera. Esperanzas de que aquella lancha fuera una unidad de la Marina de Guerra que a veces estaban en el Caletón cercano y con la que habíamos acordado avisos y señales. Me alejo unos metros hacia la dirección donde viene la lancha para dar el alto y si era enemiga y tiraban no concentraran el fuego sobre la casa y me acuclillo. Ya se ve la lancha con una decena de tripulantes, uno de ellos parado en la proa con su fusil terciado, no veo uniformes, pero no era la de la Marina. Monto la metralleta y doy el alto con una pequeña ráfaga al aire y me pego al suelo.

Tiran sobre donde yo estoy con un impresionante derroche de balas trazadoras de distintos colores. La lancha se aleja de donde estoy y se pone a boca de jarro de Israel y su ametralladora que espera órdenes. Grito con todas mis fuerzas: Dale duro Israel, Patria o Muerte y una lluvia de plomo se bate sobre la lancha.

Hombres al agua y malas palabras y de pronto un silencio y sin actividad en la ametralladora. La lancha se aleja hacia el Centro de la Bahía y sólo es perseguida por las balas, no propias para esa acción, de las metralletas. Cuatro mercenarios, enterados nosotros después, pagaron caro ese acercamiento.

Durante minutos que nos parecieron una eternidad todos disparábamos las metralletas contra la lancha que huía. Descargo el primer peine con treinta tiros

Cinco humildes milicianos del Pueblo y tres alfabetizadores habían roto el factor sorpresa para una de las más grandes y costosas operaciones de la CIA en América Latina.

Su aviso por la microondas era pasado desde el Central Australia a Macíque, a Celia Sánchez y a Fidel.

Siempre he pensado cómo era posible que en una operación de esa envergadura no hubieran previsto neutralizar este puesto de observación.

…… Soy llevado a la presencia del capitán José R. Fernández en Pálpite. Allí le informo de las armas que traen y otros detalles de importancia. Un oficial de la Escuela de Milicias le da nombre a las armas que yo describo. Se ordena avanzar hacia Playa Larga y una caravana de tanques se apresta al asalto. Me mandan a la comandancia del Central Australia donde el comandante Augusto Martínez Sánchez dirige las operaciones…

…… A cada rato y por el citado teléfono de magneto el Comandante Augusto Martínez pide el punto uno y habla con Fidel, le informa los datos de los que van cayendo presos y recuerdo les habla de los curas que vienen en la Invasión y recuerdo al padre Cavero conocido por mí en los jesuitas de Cienfuegos. Me entra sueño y me castiga un tic nervioso en un ojo. De pronto en una de esas conversaciones le anuncian a Fidel de mi presencia y me dicen que quiere hablar conmigo. ¿Cómo andas? Bien comandante, ¿Cómo te han tratado? Golpes al detenerme, pero no más. ¿Le han hecho daño al pueblo? Sí, hay muertos y las casas de la Playa fueron destruidas.  ¿Y dejaron la Playa? Aparentemente. 

Ramón González Suco recuerda cada minuto vivido. Desde su casa en La Habana afirma que siempre de forma modesta ha estado al servicio de la Revolución y “mi mayor gloria fue haber vivido en la época de Fidel Castro”.

Cumplió misión internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela y fue condecorado con la orden Francisco de Miranda de primera clase de manos del Comandante eterno Hugo Chávez Frías.

“Han pasado 60 años, pero siento el mismo ímpetu, y tengo las mismas convicciones, estoy orgulloso de la victoria lograda en aquellos días de abril de 1961 porque como dijera Fidel en Girón fue importante lo que no pasó por haberse ganado la batalla”. 

 

 

 

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