A lo largo de seis meses fue visitada por una cifra aproximada de 300 mil personas en el edificio de la Mole Antonelliana, símbolo de la ciudad de Turín y sede de este importante Museo, que atesora entre sus fondos medio millón de carteles cinematográficos.
La exposición promovida por el Centro de Estudios del Cartel Cubano con el auspicio de la Cinemateca de Cuba y su especialista Sara Vega, se caracteriza por una amplia selección de los mejores carteles cubanos —y en algunos casos de sus bocetos—, impresos en el período 1959-2015, pertenecientes a la colección de Luigi Bardelotto.
Recorrer la escalera en espiral de esa singular edificación, para los numerosos asistentes, fue emprender un trayecto por la gráfica producida por los talleres del ICAIC con la técnica de la serigrafía (Silk Screen), su signo distintivo, y los disímiles estilos del conjunto de talentosos diseñadores que legaron obras capitales de este movimiento (Muñoz Bachs, Reboiro, Rostgaard, Morante, Oliva, Ñiko, Azcuy, Julio Eloy…).
Importantes creadores plásticos contribuyeron también con carteles significativos, entre estos, René Portocarrero (“Soy Cuba”), Servando Cabrera Moreno (“Páginas del diario de José Martí”, “Retrato de Teresa”) y Raúl Martínez (“Lucía”), por citar unos pocos.
Instituciones de numerosos países han manifestado su interés en exhibir en un futuro inmediato la exposición “¡Hecho en Cuba! El cine en la gráfica cubana”.
Abarca no solo los clásicos generados por el ICAIC sino varios de la etapa pre-revolucionaria debido a Eladio Rivadulla (“Cuba canta y baila”, por ejemplo), así como obras concebidas por nuevas generaciones de diseñadores.