Había una vez un Médico de la Salsa, que estuvo algún tiempo arriba de la bola, él era el rey, y si nos gustaba bien, y si no también, porque tenía su mecánica y era nuestro mejor farandulero.
Como estaba pegaíto, pegaíto, quiso construir un puente entre Miami y La Habana, para que la gente de Miami viniera y para que la gente de La Habana se fuera. Como estaba arriba de la bola quiso probar suerte y se fue a Miami, y le pasó lo que a muchos, descubrió que la vida no es tan, tan.
Ahora nos enteramos en Facebook que vuelve estar arriba de la bola en Miami, en todos los medios, no como músico, sino como escribidor de cartas, revisando el pasado. No es que él no tenga el derecho de decir lo que piensa, no faltaría más. Es que es difícil ser músico y político al mismo tiempo.
Ya Manolín no está arriba de la bola. Dicen que ya ni es músico, ni médico, ahora es político. Anda como una paloma sin nido, de programa en programa, hablando de las cosas malas de su Cuba.
Parece que comprendió que su batalla está perdida, que no puede con él mismo, ni mucho menos con su vida y tuvo que admitir , que sin él ya podíamos vivir, y que si él se iba, nos sobraría el aire, porque ya era una agonía con él.
Manolín ha tratado de nadar contra la corriente, teniendo que admitir urgente que ya su vida no era para nadie, nada le conforma, ya no se le ve ni la sombra, es mejor dejarle ir.
Ahora vive en La Habana y como ya no es tan popular, dice que es mentira, mentira de nosotros, que un amor con otro, no se puede olvidar y que un clavo no puede sacar a otro. Pero el problema es así de fácil Manolín, ya no eres el rey, si te gusta bien y si no también, ya no estás arriba de la bola, deja esa aventura loca.
Tú te fuiste, y si te fuiste perdiste, ya ves, otros se quedaron.
Tomado de www.cubainformacion.tv