Suicidio transmitido en Periscope provoca debate sobre redes sociales

Periscope, una aplicación muy popular de las redes sociales, ya había sido utilizada para hacer la crónica de contenidos inadecuados antes, incluidos delitos y violencia. Pero el suicidio de Oceane generó un acalorado debate en Francia sobre la forma de regular y proteger a los jóvenes usuarios de las redes sociales.

Es una triste consecuencia que esta joven -que quiso divulgar su muerte- sea ahora objeto de un escrutinio intenso. Su teléfono, examinado por la policía; sus últimos momentos grabados por las cámaras de televigilancia del lugar, analizados una y otra vez; su historia, su vida, sus restos estudiados minuciosamente por investigadores, políticos, periodistas y, por supuesto, la audiencia de los medios sociales que se ganó con su propio deceso.

En medio de la conmoción por ese hecho, comentaristas y periodistas franceses están empezando a desglosar el papel que Periscope podría haber jugado en la decisión de la muchacha, y si se podría haber hecho algo para ayudarla.

Muchos señalan que, al igual que un cuchillo o un martillo, no son los medios de comunicación social en sí los que son peligrosos, sino la forma en que se utilizan.

Otros opinan que el medio en sí mismo, debido a que el objetivo es acumular amigos y seguidores, fomenta el exhibicionismo.

Twitter, dueño de Periscope, dijo que había eliminado el contenido, pero que no comentaba sobre las cuentas individuales.

Justine Atlan, presidente de e-Enfance, que hace campaña por una mayor protección infantil en línea, no tiene ninguna duda de que sitios como Periscope son peligrosos, y se pregunta si Oceane se habría quitado la vida si no hubiera sido posible que la transmitiera en directo.

«Es como poner un Ferrari en las manos de un niño de cinco años de edad», le dijo a la emisora de radio France Info. «Obviamente va a chocar contra una pared. Lo que pasa es extremadamente grave y, por desgracia, muy predecible».

Xavier Pommereau, psiquiatra del hospital de Burdeos, concuerda con que sitios como Periscope posiblemente podrían influir en la decisión de la joven de quitarse la vida, porque «la transmisión en vivo amplifica la resonancia de un fenómeno».

El psicólogo Michael Stora cree que parte del problema es la responsabilidad puesta en los amigos de la persona o sus seguidores en las aplicaciones de las redes sociales, algo que se conoce como «la moderación por sus pares».

«En Facebook se puede decir «yo quiero morir» y pedirle a tus amigos que intervengan y se conviertan en psicólogos», dijo Stora al sitio web Atlántico. «No hablamos mucho sobre ello, pero hay un gran número de personas que comparten sus pensamientos más mórbidos, aunque no necesariamente actúan».

Por su parte, Fabrice Mattatia, exasesor del gobierno francés en temas digitales, dice que las líneas de responsabilidad a veces son difíciles de discernir.

«Los usuarios de internet que observaron los acontecimientos posiblemente podrían enfrentar acciones legales por no asistir a una persona en peligro, pero la intención del sujeto deben ser clara y los espectadores deben tener el tiempo necesario para darse cuenta de la intención y llamar a la policía», subrayó.

Limitar la propagación de estos videos, y con ello el incentivo para usarlos de esta manera, es una forma de frenar la amenaza, aseveró Mattatia. Sin embargo, los sitios web y aplicaciones también tienen que desarrollar sistemas de alerta que, o bien no existen o son poco conocidos.

«Periscope tiene una dirección de correo electrónico en caso de emergencia, al parecer, pero ¿lo saben los usuarios? ¿Es fácil de encontrar?».

Esa es la conclusión alcanzada por la conocida revista digital Numerama, que dice que los sitios como Periscope necesitan un «botón de emergencia» para permitirles a los usuarios enviar información a los servicios de policía y de socorro.

«Este problema surgió cuando la gente empezó a filmar ataques u otros delitos en Periscope», dice. «Es aún vez más urgente para los casos de suicidio como éste». No obstante, monitorizar lo que sucede en las redes sociales es una cuestión difícil para Francia, en los casos de delito o de tragedia personal.

Editor: Conrado Vives Anias.

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