Detrás de bambalinas

Por supuesto, no descubro nada nuevo. Detrás de grandes capitales ostentosas y altivas que muestran sus “virtudes”, donde ruedan autos lujosos, edificios rascacielos, tiendas boutique, barrios solo de ricos y un sinnúmero de maravillas más, se esconde detrás otro mundo donde la vida deja de ser digna para asumir a diario la desesperanza, el ruego por poder vivir como se debe, la falta hasta de un mínimo y precario lugar para descansar o un alimento que pide a gritos su sufrido estómago. Es el mundo de los pobres, los desposeídos, a los que se les acusa de revoltosos porque exigen respeto, los que aquel mundo criminaliza por ser el “culpable” de tanto horror, porque no quiere montar en el carro de la injusticia y ser sometido como un esclavo moderno; el que “no comprende” las bondades del capitalismo y no quiere ser “emprendedor”.

En Naciones Unidas se habla con insistencia de los objetivos imprescindibles que se requieren para poner fin al hambre con meta 2030. Sin embargo, tan noble objetivo no es más que una quimera inalcanzable, porque las contribuciones económicas que se requieren ni remotamente alcanzan niveles apreciables.

Y surge así la pregunta lógica: ¿Por qué? La respuesta es muy dolorosa: Porque las grandes sumas de dinero son para la industria del mal, no otra que provee y garantiza la mayor cantidad de dinero para las guerras, el despojo de recursos a muchos países, aumentar el horror del arsenal nuclear y las armas biológicas, o dicho en una sola palabra, LA MUERTE.

Y frecuentemente los más poderosos se dan la mano y un abrazo entre risas y buenas costumbres diplomáticas en la propia sede de las Naciones Unidas.

Es una burla siniestra a los pueblos, sobre todo aquellos que más sufren. Y cualquier persona honesta de este mudo se cuestiona cómo es posible tanta indiferencia, tanto insulto a los que sufren los males que los millonarios producen?

Compruebe usted los siguientes datos acerca del patrimonio económico de los 10 hombres más ricos del planeta, aclarándole que se trata de una información de la revista Forbes aparecida hace ya algunos años, lo que supone, lógicamente, que a estas alturas han aumentado: 612, 500 millones de dólares es la cifra total que poseen, destacándose entre los agraciados (por ser buenos emprendedores a costa de los perdedores), los nombres de Bill Gates , 86 mil millones; Warren Buffet, 75,600; Jeff Bezos, 72,800 millones. ¿Qué país es líder de millonarios? Respuesta obvia: Estados Unidos.

Si usted busca las causas de tanta injusticia que hacen posible estallidos sociales como marchas de protesta, huelgas justas, y otros actos de rebeldía lógica, las encuentra, entre otros motivos en el dato que le ofrezco: en este año 2023 son 735 millones de personas sufren hambre, 122 millones más que en 2019. Pero en ese mismo período de tiempo, en una fórmula directamente proporcional aumentan, cada día más, los desposeídos de siempre, a los que se les niega el disfrute digno del sagrado derecho a la vida.

Para revertir tanta injusticia tendrán que accionar mucho más vigorosamente los pueblos, sin cejar en el empeño ni un solo minuto, porque es posible haber llegado, por inacción, a un punto sin retorno. Y no es eso lo que deseamos para nuestra descendencia. ¿Vamos a renunciar a un futuro digno, o resignarnos a ser siervos de los que producen hambre, miseria,  desolación y  muerte?

 “Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro”. Ernesto (Ché) Guevara.

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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