El escalofriante dato fue denunciado en una publicación de la organización no gubernamental británica OXFAM, que detalla cómo la brecha entre los poderosos y los desposeídos se ensancha, en lugar de reducirse.
Durante los últimos cinco años, a pesar de la denominada crisis financiera global que obligó al cierre de miles de empresas y mandó al desempleo a millones de trabajadores, la fortuna de esas 62 personas creció en 44 por ciento.
Al mismo tiempo, el patrimonio de la mitad más pobre del planeta se contrajo en 41 por ciento, un dato que demuestra de manera fehaciente a quién benefició y a quien dañó la citada crisis, detrás de la cual los grandes propietarios, y no pocos Estados, se parapetan para justificar la erosión de los derechos y la calidad de vida de sus empleados.
El fenómeno de la concentración de la riqueza en pocas manos ha sido estudiado durante mucho tiempo y abundan las teorías al respecto, pero no así las soluciones porque estas pasan por desmontar un sistema, el capitalismo, que es intrínsecamente malvado y se nutre del sufrimiento y esfuerzos de las mayorías para el disfrute de unos pocos.
De acuerdo con Tobías Hauschild, de la filial alemana de Oxfam, en este mundo de hoy las reglas están hechas para los súper ricos y eso hace muy difícil luchar contra la pobreza y las enfermedades. Ejemplos abundan por doquier, basta con asomar la cabeza por eso que durante mucho tiempo se llamó el tercer mundo y ahora recibe el metafórico mote de países en desarrollo, pero que al final son lo mismo: miles de millones de desposeídos controlados por unos cuantos ricos.
Véase a México, donde el informe de marras afirma que la fortuna de cuatro personas equivale al nueve por ciento del Producto Interno Bruto nacional. Esos cuatro, agrega, incrementaron su capital en sectores que fueron privatizados, concesionados o regulados por el gobierno.
Gracias a esta alianza entre políticos y millonarios, existe en el sector corporativo una extraordinaria evasión de impuestos. Si un trabajador o pequeño propietario viola las leyes tributarias, le pasan una aplanadora encima, pero al mismo tiempo nueve de cada 10 grandes firmas tienen filiales en paraísos fiscales y nada ocurre.
Se necesita un nuevo sistema económico y financiero que beneficie a todos, dijo Hauschild en vísperas del recién concluido Foro de Davos, donde 2 500 políticos, gobernantes. empresarios y científicos de 100 países discutieron, una vez más, cómo resolver estos problemas, pero como siempre, hubo pocas soluciones.
Quizás en ese poblado de los Alpes suizos nadie recordará que ese nuevo sistema ya existe, se llama socialismo y donde sus enemigos lo han dejado funcionar, ha dado excelentes resultados y rescató a millones de seres humanos de las garras de la pobreza y la desigualdad. Temas ineludibles para seguir conversando todos los días.