En su actividad creativa se adjudicó el más completo y acabado perfil del individualismo nacional; ello gracias al empleo de un lenguaje único, combinado con una música de matices folclóricos – como sus encantadoras mazurcas – capaces de aprovechar la riqueza local y mitológica de su tierra.
El Romanticismo, relacionado comúnmente con el tema amatorio de las parejas, va más allá. Es una música impetuosa, vehemente, casi desesperada donde sus compositores desbordaron pasiones incontenibles, no solamente del amor carnal, sino en ese otro más abarcador que no deja fuera de sí a la naturaleza, la patria y las mil y una evocaciones sentimentales, incluyendo estados anímicos conscientes y del subconsciente.
No en vano la mayoría de los artistas románticos murieron en plena juventud, tal como si la carga emocional no les cupiera dentro de sus mentes y corazones hasta provocarles un estallido tan impetuoso e inesperado como sus creaciones mismas. Ese fue el caso de Federico Chopin, quien dejó de existir a los 39 años; víctima de ese temperamento inflamable, propio de la generación romántica.
Hizo del piano su confidente al expresar sobre el teclado los estados de su alma: alegría, sufrimiento, melancolía, orgullo, resignación y en no pocas ocasiones el sentimiento de un patriotismo ultrajado por las tantas invasiones foráneas padecidas por su país.
Hoy constituye un paradigma de la música universal, no solo para su Polonia natal, sino para el mundo entero. Del tesoro de su música, de esa que disfrutamos con tanto gusto como de ese otro misterio escondido en el silencio entre una y otra nota, nos queda bastante por conocer.
Fue el inspirador de otros nacionalistas y románticos de Europa y Latinoamérica. Sin la menor duda, muchas composiciones para piano concebidas por seres geográficamente lejanos de él y de su circunstancia, de algún modo se nutrieron para inspirarse en aquella majestuosidad, carácter y condición que lo caracterizaron, sin que hubiese sido necesario acudir a la imitación. Chopin desbrozó un camino que muchos transitaron con pies propios.
En los espacios dedicados a la música paradigmática de la Radio Cubana, CMBF en primer lugar, así como otros que son parte de la programación habitual de emisoras provinciales, sin la menor duda la música de Chopin se escuchará hoy con una presencia mayor de la habitual.
Este lunes cuando conmemoramos el aniversario 206 de su llegada al mundo, ningún momento tan propicio para deleitarnos con cualquiera de su música de la cual yo, modestamente, sugiero su Balada en Sol Menor Opus 23; el Estudio Revolucionario en Do Menor Opus 10, y su genial Polonesa en La Bemol Mayor Opus 53. Una tríada esencial para que la emoción estremezca nuestros cuerpos y almas, haciéndonos vibrar, quizá, como a él mismo le sucedió al componerlas y volcarlas apasionadamente sobre el piano.