Los residentes en el lugar decidieron no pensarlo dos veces. A veces la vida da solo dos oportunidades y prefieren irse con sus pertenencias a las casas de amigos o familiares o a los centros de evacuación que el Estado cubano garantiza para las personas con vulnerabilidades, como ocurre en el poblado, muy susceptible a fuertes vientos, intensas lluvias y peligrosísimas penetraciones del mar.
Noramis García, Arnaldo Bosán, Dalia Galindo y el resto de los residentes en el litoral fueron víctimas de Paloma. Temen que ahora sea peor; pero, no se amilanan. De una manera u otra se han convertido en líderes para lograr que nadie se quede a merced de la furia del ciclón.
Los trabajadores de la Base de Campismo y de las Empresas Pesquera y Marítimo-Portuaria tampoco se cruzaron de brazos y con prontitud pusieron a buen resguardo sus recursos materiales porque la pérdida de cualquier cosa es una derrota y allá viven y laboran seres dispuestos a ganar.
Guayabal está otra vez en la mira de un huracán. Pero entre todos lograrán que se mantenga ese lugar hermoso, dispuesto a renacer si Matthew se impone.