Comandante Delio Gómez Ochoa: De la Sierra Maestra a La Habana

Era el 15 de mayo de 1958 cuando la cacería de los cuerpos represivos en la capital del país era no mostraba disminución.

Con Marcos Martínez, habían llegado otros dos altos oficiales del Ejército Rebelde, Derminio Escalona y José Argibay (Pepito).  Ambos serían designados por Marcos para abrir el frente guerrillero de Pinar del Río.

Fue el 20 de mayo en que Marcos rinde su primer informe a Fidel, después de sostener una entrevista con René Ramos Latour (Daniel) y Faustino Pérez, antes que estos últimos se incorporaran al Ejército Rebelde. En dicha entrevista también participaron Marcelo Fernández Font (Zoilo), Organizador Nacional del Movimiento, representantes del Frente Obrero y de Acción.

El nombramiento del Comandante Delio Gómez Ochoa como Delegado Nacional de Acción fue firmado en la Sierra Maestra por el Comandante en Jefe de Estado Mayor y Secretario General del Ejecutivo del Movimiento 26 de Julio, responsabilidades que asumió Fidel a partir de la reunión de los Altos de Mompié, efectuada el 3 de mayo de 1958. Allí se decidió que a partir de esa fecha la dirección bélica de las fuerzas del Movimiento en las montañas como en el llano quedaban unificadas en un mando único que tendría como máximo jefe al Comandante Fidel Castro y con base en la Sierra Maestra.

No fue fácil para Marcos localizar, en medio de una gran represión policíaca los contactos necesarios para encauzar los pasos necesarios a fin de cumplir con los objetivos que debía alcanzar. Oriundo de Holguín, conocía La Habana desde sus años de estudiante universitario.  Valerosos fueron para él los combatientes Luis Pérez, Mario Fuentes, Paco Badías, María Josefa (Macusa), Celina González, Nilda Ravelo y Angelita González del Valle.  A través de esta última, Marcos llegó a conocer y entablar una gran identificación revolucionaria con Angel (Machaco) Ameijeiras.

A las pocas semanas de estar en La Habana Marcos informaba a Fidel sobre ciertos avances en sus intentos por reorganizar el Movimiento en la provincia habanera.  Así lo hacía el 25 de junio en que valora la combatividad de los clandestinos que aún subsistían, después del revés de la Huelga del 9 de Abril de 1958, los que carecían de casas para refugiarse, apenas con las armas necesarias y  sin dinero para alimentarse.

Escribía Marcos a Fidel:

“ … aquí nuestros hombres han sabido morir bravamente aún cuando siempre han estado tan abandonados y tan desatendidos.También La Habana necesita un tratamiento especial”.

En determinados momentos, y quienes dirigían el foco guerrillero existente en la Sierra de los Órganos, en Pinar del Río, representaron una importante retaguardia para las acciones subversivas que se proyectaban realizar en La Habana. Así fue el frecuente suministro de dinamita y fulminantes procedentes de las Minas de Matahambre, parte de cuyos explosivos se utilizaron el día 24 de julio de 1958 en que se hicieron estallar una 30 bombas en distintos lugares de la urbe capitalina, y acerca de lo cual Marcos escribió a Fidel con fecha 27 de julio exponiendo determinado optimismo en el resurgimiento de la lucha clandestina y combativa en La Habana. 

La represión de los cuerpos élites de la dictadura y las delaciones no cesaban. Por entonces, se produjo la detención del delegado de Acción en La Habana,  Ramonín García, lo cual también sucedió con el Coordinador del Movimiento en la capital, Enzo Infante (Bruno).

A pesar, de verse forzado a trasladarse de un refugio a otro ello no impidió que Marcos se reuniera con los jefes de los grupos clandestinos. Sin embargo, su movilidad, aunque limitada, pudo evitar su captura por la policía en el mes de agosto de 1958 cuando la casa donde acostumbraba a dormir, fue asaltada y ocupada por miembros de ese cuerpo represivo

Lo sucedido, y además de haberse conocido la detención de otro revolucionario, con igual seudónimo, motivó una confusión que originó que el propio Fidel utilizara los micrófonos de la Radio Rebelde en la Sierra Maestra, exigiendo respeto para la vida del Comandante Delio Gómez Ochoa.

En la Sierra Maestra, Fidel conversa con el Comandante Delio Gomez OchoaHasta que Marcos regresó a la Sierra Maestra cumpliendo la orden de Fidel, a principio del mes de septiembre de 1958. El revolucionario tuvo entre sus méritos principales avances notables en la reorganización del Movimiento en La Habana, estableciendo una nueva estructura, pues dividió los territorios por sectores, con la selección de probados capitanes: Luis Pérez, en La Habana Vieja, Gustavo Más, en Guanabacoa, Regla, Cojímar, Guanabo, Santiago de las Vegas y Boyeros. En San Miguel del Padrón estaba Machaco Ameijeiras, antes de ser designado como jefe de Acción en La Habana, y quien junto a “Rogito“ Perea, se ocupaba de los barrios de la Víbora y 10 de Octubre.  La reorganización llegó a las barriadas de El Cerro, Marianao y La Lisa.

Con su dinamismo e inteligencia fue fiel cumplidor con dos de los principales objetivos orientados a él por Fidel: la unidad revolucionaria de todos los dispuestos a combatir a la dictadura y de crear focos guerrilleros por el este de la capital.  En esto último estuvieron las bases organizativas de la que después se llamó Columna Machaco Ameijeiras en el territorio de Madruga, así como en  lugares montañosos de la provincia de Matanzas y en otros lugares con condiciones para el alzamiento revolucionario.

Días antes que Marcos proceda a reincorporarse a la Comandancia del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, le escribe a Fidel sobre los combatientes en La Habana, con valoraciones muy sólidas:

 .. estoy convencido de que la batalla final la haremos en La Habana y que nuestros hombres sabrán responder a la hora que se les exija el sumo sacrificio de la misma forma que otras veces han pagado su cuota de sangre a la revolución”.


NOTA
:
El autor de este artículo agradece el gesto fraternal del Comandante Delio Gómez Ochoa, por haberme entregado copia fotostática de los informes enviados por él al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, durante su estancia en La Habana, entre mayo y septiembre de 1958.

Autor