La certidumbre de la injusticia

De injusticia está lleno este mundo nuestro, y de egoísmo también. Loas a las grandes riquezas acaparadas para sí por anémicos de bondad, mientras reina la indiferencia insultante ante los pobres de la tierra.

La muerte de todo lo vivo tan natural, como cruel e indignante cuando se vive muriendo por culpa de los poderosos que llevan en su conciencia sangre, bombas e injusticias como fórmula divina para mantener la maldad, aunque se empeñe la honra. Copa de oro para el brindis de los ricos, y lágrimas tozudas y desgarradoras para los oprimidos por aquellos.

Mi Maestro me ha enseñado muchas y valiosísimas ideas que me hace ser cada día tal si fuera niño obediente al cabo ya de mi ancianidad. Y lo he logrado leyendo a nuestro, y del mundo,  José Martí, ese hombre imprescindible que sabe con tanta sabiduría y belleza expresar realidades que pueden, tanto cultivar nuestra pobre cultura como hacernos reflexionar para que emprendamos con urgencia el camino que enaltece al hombre, no otro que la vocación de servir sin esperar nada a cambio, solo experimentando placer por el deber cumplido.  Ya  había expresado que “Hay hombres dispuestos para guiar sin interés, para padecer por los demás, para consumirse iluminando.”

¡Triste realidad! Muere un Rey y se produce conmoción. Lágrimas, penas, condolencias, inhumación fastuosa  como si el oro lo trajera nuevamente a la vida. Vivió siempre feliz, disfrutó en su vida privada y pública, asistiendo a homenajes o bebiendo buen vino en su palacio. De las miserias humanas no quiso saber, porque le impedía el disfrute de sus riquezas, aunque sean a costa de los pobres y marginados de siempre. Decía Martí en su magistral “Dos príncipes”: “El palacio está de luto y en el trono llora el rey, y la reina está llorando donde no la puedan ver”… “!El hijo del rey se ha muerto!”…!”se ha muerto el hijo del rey!”…!Todo el mundo fue al entierro con coronas de laurel!

Pero el hijo de un pastor muere: La pastora está diciendo ¿por qué tiene luz el sol?…Pajarito, yo estoy loca, llévame donde él voló… ¡Una caja larga y honda está  forrando el pastor! ¡el pastor coge llorando la pala y el azadón, abre en la tierra una fosa, echa en la fosa una flor!…!Se quedó el pastor sin hijo!, ¡murió el hijo del pastor! Pero nadie se entera, solo los pájaros del monte y un perro que siente como un vacío. Aquella criatura, también hija de Dios, como se dice, viajó a la eternidad sin haber conocido un juguete o un pupitre, una golosina o un médico para aliviar su falta de aire.

Dicen que en las noches se oye una  voz infantil  que, junto a la brisa del monte pide  paz para sus padres, y les dice con voz trémula que confíen, porque llegarán tiempos mejores donde no existan niños ricos ni pobres. ¡SOLO NIÑOS!

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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