La Tarea Ordenamiento se defiende en cada municipio de Cuba

Ordenar significa organizar, estructurar, perfeccionar, reacomodar, transformar, cambiar… por todo eso transita hoy Cuba.

Llevar el término al escenario propio del cada pedacito de la nación puede ser interpretado como la eliminación de distorsiones en el diseño estructural de nuestra economía, que actuaban como frenos para estimular eficiencia y productividad, y en desencadenar las reales capacidades y potenciales de los recursos humanos.

Si vamos a un escenario más pequeño, el familiar, cuando ordenamos la casa, cambiamos la disposición de los muebles, la decoración o los diseños, reestructuramos nuestros roles familiares, jerarquizamos hacia dónde deben dirigirse nuestros gastos financieros principales… establecemos reglas nuevas, todo con el fin de mejorar, ser más eficientes y sacarle mayor provecho a lo que tenemos.

Es lo que está sucediendo ahora mismo con la Tarea Ordenamiento en Cuba cuyo propósito es similar, el de dar un salto en el orden cualitativo y cuantitativo en nuestras relaciones económicas, entre empresas, la inversión extranjera, las formas no estatales como complemento de nuestra economía, la sustitución de importaciones, para exportar más, potenciar el desarrollo local, y transitar por una mayor autonomía en el sector empresarial que nos ubique más temprano que tarde en una situación de incremento de las riquezas y, de paso, de una mayor oferta.

Claro, no es lo que está sucediendo ahora mismo. Porque la Tarea Ordenamiento no es mágica, y por sí sola no puede resolver de golpe y porrazo todas las deformidades estructurales de nuestra economía que impactan de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. O sea, en esa zona que nos divide y a su vez nos conecta, están nuestro sistema empresarial, las formas de gestión no estatal, la inversión extranjera, el sector presupuestado, la población…

Como todo lo nuevo, y por cierto complejo, pasamos por un proceso de enseñanza que no comenzó en enero, sino desde mucho antes, antecedido por la preparación de cuadros y funcionarios, administradores, actores hoy de la implementación del Ordenamiento, un camino desandado con milimétrica precisión, sin improvisaciones, con conocimiento de causa, con largas horas de trabajo de muchas personas para lograr el mejor diseño y corregir posibles errores.

Ante la complejidad de un proceso que tiene muchos vericuetos, y se amalgama con múltiples sectores, que impactan unos con otros, no es esquemático, y requiere de pensamiento estratégico y concreto para su implementación desde los municipios y provincias, porque no todos son iguales ni tienen las mismas características socio demográficas, es que la Tarea Ordenamiento deviene doblemente más compleja.

El Ordenamiento transita por varios conceptos:

Hacer una transformación en los ingresos de las personas con mayor equidad en la distribución de las riquezas y beneficio social.

Lograr el ordenamiento monetario y cambiario.

Motivar y potenciar el empleo con la principal fuente para la creación de riquezas en el país. 

Los salarios se han incrementado, y es una realidad, se hizo un giro de 360 grados en los ingresos a partir de la calificación, el aporte, la escala ocupacional de las personas; sin embargo, el problema está en la oferta, en controlar y mantener los niveles de inflamación en los límites estimados para que el ordenamiento pueda ir transitando hacia más efectividad y eficiencia en la medida que pase el tiempo en tanto las riquezas se incrementan.

Significa que si las empresas disponen de mayor autonomía y flexibilidad en la toma de decisiones, a partir de la distribución de las utilidades que tienen, con mayor o menor impacto en el pago a sus trabajadores, ello debe conducir inexorablemente hacia mayor productividad, rendimiento, calidad de las producciones, a sustituirles importaciones al país y a exportar más.

La transformación del sector empresarial es clave en la Tarea Ordenamiento, porque halará al resto. Y cada vez más el estado dirigirá el gasto presupuestario para hacerle frente a los gastos públicos, lo que convoca a las empresas cubanas a ser irremediablemente eficientes.

Lo otro está en las facultades a los gobiernos provinciales y locales para establecer precios, aquellos no centralizados por el Estado. Creo que aquí debe pensarse con cabeza fría, estudiar mucho, analizar y evaluar la situación de cada localidad o municipio para mantener una adecuada relación entre salarios y precios, sin tecnicismo y sí con un enfoque eminentemente de eficiencia.

Y es en este punto donde el pensamiento estratégico, el pensar como país, como nación, debe anclarse en el actuar de quienes son decisores en los territorios, el pedacito donde se implementa la Tarea Ordenamiento, y su cara más visible en cada lugar.

Cuando recientemente la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobaba las propuestas de leyes para el funcionamiento de los Gobiernos Provinciales y municipales, el país en el orden legislativo daba un paso trascendental. Porque facultaba a esos niveles y, a su vez certificaba, las maneras de actuar de los representantes de gobierno a estas instancias.

De ahí también que los programas locales de Desarrollo que no pueden estar divorciados de la Ciencia y la Técnica, tendrán que desempeñar su papel en las circunstancias actuales. Los programas de desarrollo local pasan por aprovechar todos los recursos endógenos, en todos los sentidos y sectores, potenciar la producción de alimentos, fomentar las fuentes de empleo fundamentalmente en los sectores productivos, lograr un perfecto complemento de todos los actores de los municipios, hacer sostenible en el tiempo las producciones para depender menos de lo que llegue de la nación. Hoy la nación es el municipio.

Y en medio de las primeras semanas en la implementación de la Tarea Ordenamiento, la población ha tenido satisfacciones, pero también insatisfacciones. Y en el caso de estas últimas deben ser atendidas sin demora, donde haya una solución corregir lo que puede hacerse mejor, cuando no sea de esta manera, igualmente lleva una respuesta.

La implementación de la Tarea Ordenamiento es un asunto de todos, donde nadie queda excluido, ni echado a su suerte. El concepto es el de subsidiar personas y no productos. Y también en este sentido el trabajo cara a cara, caso a caso, saberlos diferenciar y conocer con anticipación como proteger a nuestros vulnerables, es una de las mayores fortalezas que ha tenido y seguirá teniendo nuestra Revolución para hacer realidad el propio concepto de “cambiar todo lo que deba ser cambiado y emanciparnos por nosotros mismos”.

Haber iniciado la implementación del Ordenamiento en un escenario donde la COVID-19 tiene un impacto real, pero también donde las medidas del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba tomaron un rostro aún más visible durante la pasada administración de ese país, es un acto no solo valiente, sino también de seguridad y compromiso de que lo hecho es para mejor, nos hará más fuertes económicamente, y potenciará la eficiencia de todos los actores de nuestra sociedad, todo lo cual lleva inteligencia, innovación y creatividad.

 

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