Lobos de una misma camada

Alguien dijo que no hay nada más parecido en Estados Unidos que un demócrata y un republicano. Naturalmente, porque ambos pertenecen al mismo nido de víboras que solo conocen de su salvaje ambición a costa del resto del mundo, porque, en suma, son hijos del mismo sistema de dominación a ultranza sin importar los que sufren y hasta mueren a consecuencia de sus codiciosos objetivos. Y, consecuentemente, pueden llegar a límites inauditos, entre ellos: mentir al mundo; culpar a otros en listicas aborrecibles de lo que ellos mimos practican;  un ciudadano puede optar por la presidencia aunque tenga un historial delictivo, u otro reciente como Trump, sobre el que pesan un montón de cargos por los que se le enjuicia y, además, si llega a ser presidente tiene la facultad de auto  exonerarse de culpas.

Parece mentira, pero es una verdad que llega a producir asco a cualquier persona digna de este mundo. Estos buenos señores, Trump y Biden son verdaderos ejemplos. El primero como un simio gigantesco empeñado, nuevamente, en romper los barrotes de su jaula para volver a atacar a todo el que no piense igual que él; y el segundo, como un viejo zorro,  simulador, incumplidor de promesas, esquivo, pero capaz como aquel de llevar al mundo a una catástrofe. Y ahora, el simio y el zorro, se enredan en un espectáculo bochornoso, es decir, los ya tristemente célebres debates que cuestan muchos millones de dólares, que bien pudieran servir para mitigar en parte el hambre en el mundo.

En un proceso nauseabundo de elecciones pueden suceder situaciones que producen verdadera repulsa. Son la negación de la democracia. Un candidato puede resultar presidente aunque tenga menos votos que su adversario político; para ser candidato  no es imprescindible gozar de prestigio nacional, comunitario, ni cultural, y mucho menos ser pobre; pero sí puede optar por la presidencia, incluso, con antecedentes penales y, por supuesto, ser rico o millonario a costa del bandidaje.

Resumen: continuará reinando las ambiciones, el egoísmo como algo consustancial al sistema y el sufrimiento de gran parte de la humanidad que solo aspira a ser respetada, a que se tenga en cuenta como persona y se le conceda sus verdaderos derechos humanos, no los que proclama el capitalismo salvaje   de  mansedumbre y obediencia ciega al gran capital del imperio, sino a los que aparecen consignados en la Declaración Universal de la ONU y que muchos desconocen o aplastan descaradamente para, después, hacer listas de los incumplidores que, por supuesto, son los pobres.

Como se conoce hace muy pocos días se celebró el Debate entre Trump y Biden, como parte de una habitual payasada en la que se permiten, como plato fuerte, el insulto, las acusaciones verdaderas o falsas, y hasta divulgar trapitos sucios de su adversario político. Es una verdadera vergüenza. Son paladines de la anti democracia y el respeto que merece su propio pueblo estadounidense. ¡Y así pretenden ser respetados! ¿De ese modo pueden ganarse la admiración de los pueblos?

“Es recia y nauseabunda una campaña presidencial en los Estados Unidos”. …Una vez nombradas en las Convenciones los candidatos, el cieno sube hasta los arzones de las sillas. Las barbas blancas de los diarios olvidan el pudor de la vejez. Se vuelcan cubas de lodo sobre las cabezas. Se miente y exagera a sabiendas. Se dan tajos en el vientre y por la espalda. Se creen legítimas todas las infamias. Todo golpe es bueno, con tal que aturda al enemigo. José Martí

Autor

  • Silvio J. Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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