Mirar a otro lado

Usted va caminando, ve claramente que algún desalmado golpea despiadadamente a un niño y no acciona para evitarlo, entonces usted es cómplice del atropello; no le importa, simplemente, porque no es su niño. En alguna conversación alguien habla de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki que acabaron la vida de casi 200 mil seres humanos, entonces  dice que eso no tiene nada que ver a estas alturas del tiempo y no vale la pena recordarlo para no seguir sufriendo.

¡Y hasta el genocidio que se comete ahora mismo contra Palestina! Tampoco tiene que ver con usted. Es que este sujeto vive porque no está muerto; cree que vivir es seguir respirando el oxigeno de los que sí les importa la desgracia ajena. En fin…

Es que, definitivamente, no implicarse, no participar en las soluciones, echar a un lado los mejores sentimientos humanos,  es un modo de contribuir con la perpetuación del lado más oscuro de nuestra humanidad. Viene a mi mente una idea que, hace ya bastante tiempo pronunció el gran amigo de Cuba Frei Betto:

“Ah…¿Qué a usted no le gusta la política? No sea ingenuo: quien se aparta de la política será gobernado por aquellos a quienes sí les gusta. Precisamente, lo que los políticos  corruptos desean es que la omisión de usted asegure la perpetuación de ellos en el poder”.

Como puede apreciar, aquel que no siente nada por el sufrimiento ajeno y este otro que menciona Betto, tienen en común la misma condición de evasión, características éstas que, unidas a la ignorancia de las grandes masas, constituyen armas predilectas del gran poder sacrosanto del capitalismo ciego y salvaje que nos quieren vender.

Es el mismo capitalismo que quiere imponer, a golpe y porrazo, este nuevo payaso presidente de Argentina, sin importarle el sufrimiento de su pueblo ni el daño que le causa a nuestro continente; el mismo capitalismo del que se enorgullece Elon Musk que está recorriendo el camino para lograr para sí un billón de dólares; o la bestia de Trump para hacer sufrir mucho más a su propio país y al mundo.

Y algo que se aprecia con gran pena es comprobar cómo personas de buenos sentimientos, a diferencia de muchos teóricos e intelectuales de pacotilla, incurren en no querer mirar, desentenderse y seguir viviendo, como si se pudiera vivir muriendo lentamente o casi sin darse cuenta, como una fatídica droga.

Por eso es que no hay otro camino que la denuncia y la lucha constante para que nuestra descendencia no tenga, en el futuro, que repudiarnos por no querer asumir el deber sagrado de salvar el más sagrado de los derechos humanos, la vida.

“Mal puede luego alzarse a hombre el que se educa como a siervo mísero”.

José Martí

 

 

 

 

 

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

    Ver todas las entradas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *