Es una práctica actual que nos llega, desde aquel “buen señor”, Joseph McCarty, y bajo la doctrina Truman (el mismo de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki) que desató una horrible cacería de gente honesta por haber cometido “el delito” de ser comunista o parecerlo, porque atentaban contra el orden establecido de libertad y democracia al estilo yanqui. Época aquella tenebrosa; mucho antes en el tiempo la Santa Inquisición persiguiendo a los ateos o sospechosos de serlo para asesinarlos; y hoy, haciéndole la vida imposible a países cuyos gobiernos de izquierda no acepten las órdenes imperiales y se declaran libres e independientes. Es entonces cuando comienzan los calificativos de país fallido, país canalla, que contribuye o protagoniza el terrorismo o el narcotráfico. Y entonces, “no hay remedio”, hay que aplicarles la receta de golpe blando con el aparato judicial vendido o la metralla que aplaste y no deje rastro alguno de dignidad nacional.
Sin embargo, aunque parezca increíble, los mismos que causan tanto dolor y sufrimiento al mundo, dígase altos funcionarios, presidentes, lacayos que lamen la alfombra por donde pasará el gran jefe, y hasta organizaciones internacionales de derechos humanos, y –por qué no decirlo- hasta la propia ONU y la OEA, declaran a viva voz SU GRAN PREOCUPACIÓN por lo que sucede en Cuba, por estar involucrada, afirman cínicamente, en el terrorismo, el tráfico de drogas, la economía destrozada por la incapacidad de sus dirigentes; someter a su pueblo a grandes penurias; llenar la cárceles de presos políticos etc. Pero, curiosamente, jamás presentan una Resolución de condena a los horribles crímenes que causa el imperio en el mundo, ni por las dictaduras sangrientas que han asolado a América Latina como la de Rafael Leonidas Trujillo del cual el presidente de EE.UU. decía que “sí, es un hijo de p…”, pero es nuestro hijo de p…”
Al parecer NO LES PREOCUPA que Cuba esté sometida a un criminal bloqueo con el propósito de matar de hambre y penurias de todo tipo al pueblo. NO LES PREOCUPA, los casi 3 mil menores de edad que, en cárceles de adultos, cumplen cadena perpetua y morirán en prisiones estadounidenses; y tampoco aquellos 365 niños a los que se les aplicó pena de muerte, y entonces no hubo campañas ni denuncias exigiendo amnistía para evitar la crueldad. Sin embargo, están vigentes Tratados internacionales que prohíben la imposición de tales condenas, entre ellas el artículo 37 de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño de 1989, ratificada por todos los países excepto Estados Unidos y Somalia.
Un ejemplo que cuesta trabajo calificar por su extrema crueldad, es el caso del niño George Stinney, de 14 años, que fue ejecutado en la silla eléctrica el 10 de junio de 1944 y que tras 70 años posteriores las autoridades judiciales admitieron que se habían violado sus derechos y era inocente. Eso sucedió en el país del sueño americano, las grandes libertades, la democracia y el respeto a los derechos humanos. Pero lo más insultante es la DESPREOCUPACIÓN del imperio ante el clamor de justicia en el mundo; porque, sencillamente no les interesa. La Asamblea General de la ONU, por ejemplo, emite el voto casi unánime para que se levante el bloqueo a Cuba, que mantiene Estados Unidos, y en tal ocasión el país aludido solo procede a leer un papelucho en contra y todo queda igual.
Entonces, los presidentes de EE.UU. y sus aliados, los grandes medios de comunicación del mundo rico, y la fauna de Miami que integra el negocio de la contrarrevolución siguen MUY PREOCUPADOS por lo que sucede en Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros dignos pueblos. Pero aquellos, más temprano que tarde, pasarán a ocupar un lugar en el estercolero de la historia; y estos, servirán a nuevas generaciones de ejemplo de dignidad y decoro humano.
“Los pueblos, como las bestias, no son bellos cuando bien trajeados y rollizos, sirven de cabalgadura al amo burlón, sino cuando de un vuelco altivo desensillan al amo”. José Martí
Autor: Silvio José Blanco Hernández