Periplo de maldad

No hay nada nuevo sobre el tapete, otrora hacían los mismos recorridos ya desde que nacieron al mundo,  no para contribuir a mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos, contrariamente  con un puñal escondido a la espalda  para obtener grandes beneficios económicos mediante el robo de recursos naturales, disimulada o descaradamente. Pero así no termina todo porque en el transcurso de los años han incorporado otros métodos como los golpes blandos, la injerencia, la desestabilización de gobiernos democráticamente electos y, por supuesto, con la complicidad de la oposición servil a sus intereses y grandes medios de comunicación.

No se sabe hasta dónde llegarán estos bárbaros modernos, quizás piensan en su loca carrera quedar como únicos en el mundo y, a sus pies, naciones enteras destruidas por su enorme poderío militar.

Ahora en el colimador son los pueblos hermanos como Venezuela y Cuba, intentando destruir a la primera y fortaleciendo  el cerco económico contra la segunda. Claro, la más reciente arremetida tiene su clara explicación: No quieren que se les vaya de las manos como agua entre los dedos, su papel hegemónico en la región y, por otra parte, necesitan con urgencia apoderarse del petróleo, gas y oro que nuestra hermana posee. Es exactamente lo contrario de lo que inició el querido presidente Chávez cuando entregó a países caribeños el valioso recurso fósil a precios inferiores, solo para ayudar y no esquilmar.

Lo único que muestra este señor Tillerson es lo que muy bien refiere la nota emitida recientemente por nuestro ministerio de Relaciones Exteriores: Es un esquema de cambio de régimen que tantas vidas ha cobrado en el mundo, esquema que ha fracasado. Nos quieren, en última instancia, doblegar, desconociendo que nuestra región está comprometida con la paz.

Y en el colmo de la villanía el susodicho, sin ningún rubor, llegó a manifestar que “algunas veces olvidamos la importancia de la doctrina Monroe”, y lo dijo tal si fuera algo trascendental en beneficio de nuestros pueblos. El tenebroso personaje de cuello,  corbata, fanfarrón, e ignorante, parece desconocer que Estados Unidos fue, precisamente, el que históricamente ha apoyado a las dictaduras más sangrientas de nuestra América, tales como las de Batista, Somoza, Stroesner, y Trujillo; pero además, el mismo que mientras habla de combatir a los terroristas, les entrega armas.

Es insultante que este enviado a nuestra América sea tan prepotente cuando todos sabemos que al país del norte se debe la enorme cantidad de muertos, incluyendo niños, que han causado en sus guerras de exterminio y codicia; igualmente se olvida que ya la tierra Palestina quedará inhabitable para el próximo 2020 a consecuencia del gobierno fascista de Israel y el apoyo incondicional de Estados Unidos.

Este señor y su amo Trump siguen pensando que vivimos aún por aquellos años en que un gobernante de nuestras tierras tenía que pedir permiso para crear leyes y hasta para acudir al sanitario. Señores ¡despierten! Cuba no se sometió ni se someterá jamás al imperio, porque sería manchar a nuestros muertos sagrados. Venezuela tampoco porque conocemos muy bien que este pueblo está dispuesto a defender sus conquistas al precio que sea necesario, y porque ama profundamente a su Comandante Chávez.

Si lo analizamos detenidamente comprenderemos que, al final, el lacayo no dijo nada nuevo; solo mostró la misma cara del imperio a través de muchos años. Si algo novedoso puede atribuirse a su discurso es que hizo gala de su misma anemia de sentimientos humanos. Llegó a ufanarse hasta de su propio estiércol. Es algo verdaderamente bochornoso e inaudito.

¡Allá usted, su amo imperial, y el sistema que defienden!. En un futuro tendrán asegurado un asiento entre los perversos de nuestras tierras; y nosotros nos ganaremos el derecho a otro, pero por la valentía y enfrentamiento a tanta injusticia. Lamerán sus propias heridas morales.

 

 

                 

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