Un surcador de la radio

A sus 65 años de edad -el autor del poemario El muro infinito, en 2000; y del texto Premios Nobel de Literatura, en 2004, ambos con la Editorial Ávila, y también colaborador de Invasor en sus inicios-, va y viene por ese callejón que lleva como nombre Inocente Palacio, en la comunidad majagüense de Orlando González, su tierra natal.

Ha publicado poesía y narrativa en revistas ibéricas como Cartas de España; catalana, La rambla; y algunos de sus versos forman parte de la obra Antología cósmica de la poesía cubana, editada en México. En octubre de 1999 le fue otorgada la distinción Ornofay, que conceden el Museo Provincial de Historia Coronel Simón Reyes y el Sectorial de Cultura en territorio avileño. Su obra se escribe con puntos suspensivos.

Siempre nos encontramos, no importa la hora, para discutir sobre los gajes del oficio y, aunque parezca raro entre dos distantes generaciones, siempre encontramos consenso, pues lo caracteriza el saber atemperarse a los nuevos contextos. El patio de su casa y una cabina de grabación hicieron que fluyera una amena entrevista, pero con un gran propósito: (re)conocer su impronta.

-Ricardo Benítez Fumero y el periodismo, ¿encuentro o desencuentro?.

-Ni una cosa ni la otra. Aunque procedo de familias campesinas sin escolaridad y de comerciantes con pocas letras, sí tuve tíos que se desvivieron por conocer cuanto pasaba en el planeta.

“Desde pequeño gusté del oficio, al punto de que mientras otros niños de mi edad jugaban sin otras pretensiones, yo solía sentarme en las salas de esos tíos a leer los periódicos del momento: Información, Prensa Libre, La Calle, El País, El Mundo, y revistas (Bohemia y Carteles, principalmente), materiales todos que disfrutaba y, si bien estoy seguro de no haberlos entendido en su totalidad, por lo menos me dieron una visión global que mucho me ayudó en la escuela y, sobre todo, despertaron en mí la pasión por escribir.

“Recuerdo en mis juegos infantiles la creación de periódicos confeccionados a lápiz que más tarde intentaba leer a los demás, eso alimentó mi ego y los deseos de ejercer esta profesión. Hubo un tiempo, durante la adolescencia, cuando no podía dilucidar si quería ser escritor o periodista, porque las dos cosas me interesaban.

«Cuando surgió el Movimiento de Corresponsales Voluntarios fui de los primeros en sumarme, y de ahí viene mi vinculación a los medios de comunicación avileños Invasor y Radio Surco».

“Aquella fue una etapa muy feliz en que publiqué mis primeros trabajos, aunque con el tiempo y el oficio uno se acostumbra y lo ve muy natural. Por suerte me atrapó en plena faena la etapa digital, lo que supuso nuevos retos personales, entre ellos las llamadas redes sociales, impensables en mis inicios en la profesión.”

-En el periodismo no hay ni estructuras ni mentes ni reglas fijas ¿o sí?.

-Si nos apoyamos en la dialéctica, el mismo concepto indica que todo de forma constante. “Cuando se establecieron las bases del periodismo moderno se fiaron algunas reglas que, más o menos, permanecen inalterables, pero con tendencias al cambio, a la hibridación. Yo entiendo eso como necesidades del momento: hoy a nadie se le ocurriría escribir al estilo de los periodistas del siglo XIX, tanto europeos como norteamericanos, ni siquiera como nuestro José Martí, quien dejó crónicas inolvidables que todavía se leen con placer.

“No me imagino a un Jorge Mañach o a un Herminio Portell Vilá escribiendo en la prensa cubana actual. De antes de la Revolución uno encuentra excelentes páginas en periódicos y revistas de la época, en cambio de 1959 para acá hay firmas prestigiosas que enriquecieron el diario trabajo informativo de la nación, y podría mencionarte a Carlos Lechuga u Onelio Jorge Cardoso, por solo ponerte dos ejemplos, pues no quiero pecar de apologista, y estoy seguro de que tú conoces otros que yo, ahora, no recuerdo, y que dan lustre a la prensa revolucionaria.

“En estos tiempos de Internet y de comunicaciones más rápidas, no se puede pedir a nadie que se mantenga fiel a las normas académicas, porque lo que los lectores de ahora buscan es la mayor información con menos retórica, y por eso al leer te encuentras verdaderos híbridos, de crónica con reseña y comentario e, incluso, en los más avispados (y los ejemplos se cuentan por docenas) la utilización literaria de la noticia.

“Para ustedes, los jóvenes periodistas, pienso que eso será parte del diario quehacer que se avecina, aunque a nosotros, hijos de la vieja escuela, nos será más difícil reacomodarnos. Como se sabe, las personas mayores tienden a ser cada vez más acérrimos conservadores y se aferran a los viejos esquemas como si fueran las tablas de la ley que Dios entregó a Moisés en el Monte Sinaí.

“No creo tampoco que cualquiera que hoy escribe en las redes sociales se convierte de hecho en un periodista: es posible que relate acontecimientos ocurridos en alguna parte, pero le faltará la pericia del profesional.”

-Parafraseando a Friedrich W. Nietzsche, ¿pudiéramos decir que el periodismo cubano enturbia sus aguas para hacerlo parecer profundas o es realmente profundo?.

—Es innegable que el marasmo en el que ha permanecido el periodismo cubano durante décadas debe ser superado, o perderemos credibilidad ante los colegas de otras partes del mundo y, lo que es peor, del pueblo que nos espera y sigue.

“Los antecedentes hay que buscarlos en los años iniciales de la Revolución, cuando el enemigo de clase y las fuerzas imperialistas recrudecieron las campañas contra Cuba y se intensificó la lucha ideológica.

“Ante esa poderosa maquinaria de desinformación, manipuladora de cuanto hacíamos, los centros de poder del país de algún modo influyeron en cómo y qué se escribía, para no hacerle el juego a la contrarrevolución e impedir que se filtraran datos estratégicos, tanto económicos como de cualquier otra índole.

“En fecha reciente, un colega, al revisar la prensa de estos últimos 50 años, con vistas a confeccionar su tesis de grado, me contó que, con raras excepciones, en aquellos materiales publicados, parecía que en la Isla no ocurría nada más que actos públicos, metas cumplidas y abundantes consignas, pero se hacía notoria la falta de crítica y de cuestionamientos serios en esferas que se tenían por intocables.

“Pienso que, como dijera Julio García Luis, en alguna medida era reflejo, también, de la influencia soviética en nuestros medios, de un estalinismo enraizado del que poco a poco vamos desprendiéndonos.

“Y, aunque en los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) se postulan los necesarios cambios que nos den credibilidad, a menudo mis compañeros enfrentan actitudes negativas de funcionarios atrincherados en ideas ya caducas y quienes se resisten a que uno diga o denuncie ciertos hechos que pueden afectar sus prerrogativas.

“Existen periodistas que tratan de profundizar e ir al meollo de los asuntos, aun cuando pueda ocasionarles algún disgusto, mas la inmensa mayoría aún se rodea de un áurea mediocritas o dorado término medio en el que van sobreviviendo.

-Pronto a su jubilación (aunque no a la salida del periodismo), ¿cómo avizora el futuro del oficio?.

-Si de algo estoy seguro, es de que la profesión nunca desaparecerá. Cambiarán los actores de la comunicación, las técnicas, los soportes, los propósitos, pero mientras sobreviva la humanidad, las personas desearán seguir informados.

“Desde luego los retos crecerán, porque la industria del entretenimiento y de la manipulación ideológica cada vez serán más sofisticados, los magnates de las comunicaciones están empeñados en eternizarse más allá de los cambios climáticos, los cuales están ahí, a las puertas, y los periodistas del mañana tendrán que luchar contra la tontería, la banalidad, la tergiversación y, además, cumplir el rol que sus antepasados les impusieron desde el inicio de la era industrial.

“A ese destino no escaparán los profesionales cubanos de la palabra, quienes aún encontrarán entuertos por deshacer si de veras quieren ser llamados periodistas.”

-Julio García Luis nos dejó el libro Revolución, Socialismo, Periodismo, que constituyó su tesis doctoral en 2004. ¿Qué significa para Ricardo Benítez Fumero esa tríada?.

-Supone un tremendo reto, y depende de la honestidad con que cada periodista la asuma. Para quienes crecimos con el proceso revolucionario, nos desconciertan algunas situaciones y al escribir nos autocensuramos, como si hubiera una espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas.

“El Comandante en Jefe Fidel Castro en su definición del concepto Revolución precisó que: “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado». Incluso, el presidente Raúl Castro y otros dirigentes llaman de forma constante a que pongamos los dedos en las llagas que persisten y a las cuales hay que combatir para acceder al socialismo de estos tiempos que precisa la sociedad cubana.

“Cuando leí el texto de Julio García Luis por primera vez me enteré de muchas cosas del sector, desconocidas para mí, pero que de algún modo las estaba viviendo. En una segunda lectura lo comprendí mejor, y me dio el suficiente aliento para seguir adelante.

“Creo que Revolución, Socialismo, Periodismo fue un libro necesario publicado en el momento oportuno, a pesar de que las dificultades que puso en tela de juicio aún están vigentes por un motivo u otro.

“En este medio o en aquel algunos colegas emprendieron el camino, sin embargo falta mucho por hacer. Si queremos vivir en un socialismo sostenible donde la primera necesidad sea el hombre y la preservación de cuanto nos dio la Revolución, las nuevas generaciones de periodistas cubanos, en cuanto les toque, deberán poner mucho de sí.”

Ya quisieran muchos sentir lo henchido de agradecimiento que estaba Fumero, como muchos le dicen. Los años pasan y solo queda la satisfacción de haberlos aprovechado.

Hace poco leí en un libro dos cualidades que no deben faltarle a un periodista: imaginación y cultura. Ricardo Benítez Fumero, asegura este principiante, reúne tales cualidades profesionales que lo consagran en Ciego de Ávila como un digno surcador de la radio.

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