Ha sido un fenómeno meteorológico -propio de esta época del año- como pocos de los conocidos en nuestra historia, debido a su magnitud, la fuerza de sus vientos y el desplazamiento lento que le hizo posible ensañarse en nuestro suelo patrio.
Desde la experiencia del igualmente devastador ciclón Flora, y bajo la previsora orientación de nuestro eterno Fidel, la mayor de las Antillas diseñó un sistema efectivo de protección contra tales cataclismos, en primer lugar con el objetivo de salvaguardar las vidas de nuestro pueblo; evitar daños materiales de envergadura, así como proteger en toda medida posible las infraestructuras productiva y de servicios que garantizan el normal funcionamiento del país.
La Defensa Civil, órgano que prevé y pone en práctica todo el conjunto de medidas para la evitación de grandes daños, también incluye -según sea el caso- el plan de tareas específicas y progresivas a realizar a partir del momento en que se declara la fase recuperativa, según el caso.
Es todo un mecanismo donde se conjugan los organismos de la administración central del Estado, los de cada provincia, todos bajo la dirección del Partido Comunista y su más alta dirección, en conjunto con toda la ciudadanía que hace suyas las medidas de cada etapa.
La fortaleza del sistema cubano de protección contra huracanes y de recuperación descansa en la conciencia popular, cuya base es la disciplina y el acatamiento de las directivas que se disponen.
Como en toda tarea, el pueblo asume mayoritariamente lo que se le orienta; aún más: es el protagonista de las tareas, el hacedor de las directivas contra desastres naturales.
Nuestra Revolución perfeccionó el Instituto de Meteorología y su Centro de Pronósticos, el cual posee estaciones de observatorio a lo largo y ancho del territorio nacional; dotados de radares e instrumentos de precisión, registran y cotejan toda la información que es compartida con sus análogos en la región.
Como en todo evento natural, ocurren imponderables, algunos de ellos dolorosos. El Estado Mayor de la Defensa Civil desarrolla y ejecuta todas las medidas necesarias para que esos hechos, si no nulos, sean el mínimo posible.
Generalmente la mayoría de los sucesos lamentables acaecen por el no cumplimiento de las medidas orientadas. Antes, durante y después del arrasador paso de «Irma», resultó evidente, una vez más, el espíritu humanitario, altruista, de solidaridad y hermandad de los cubanos.
Se pudo apreciar cómo fue la ayuda entre vecinos, cuando unos a otros se asistían con agua, alimentos, alojamiento e información por parte de quienes contaban con algún medio pare recibirla y compartirla con los demás.
En la recuperación, el pueblo organizado en los combativos Comités de Defensa de la Revolución, convertidos en una sola fuerza, colaboró con las brigadas que prontas acudieron a la recogida de escombros, desechos y árboles caídos.
El huracán Irma fue un suceso que nos golpeó, que durante muchas horas, días, alteró el curso normal de la vida nacional; fue, además, la evidencia de que nosostros somos uno en las horas difíciles. Aprendimos de Fidel a protegernos, defendernos y recuperarnos de estos avatares climatológicos, y a hacerlo con sabiduría, dignidad y entrega.
Durante todo el evento meteorológico los medios de difusión, muy en especial la Radio Cubana, se mantuvieron en vivo para orientar a la población, tanto en cuanto a las medidas de protección como en el seguimiento de la trayectoria del potente meteoro.
Nuestra Radio, que construye imágenes mediante el sonido, se mantuvo al pulso de la actualidad con su equipo de reporteros, periodistas, locutores, realizadores de sonido y directores de programas a tiempo completo, sin descanso, con voluntad patriótica y ejemplaridad miliciana.
Bajo la guía de Raúl y del Partido e inspirados en las enseñanzas de nuestro eterno Comandante en Jefe, ahora emprendemos la recuperación de todas y cada una de las zonas afectadas, en un país donde nadie ha sido, ni es, ni será abandonado a su suerte.
Con toda certeza, el General de Ejército y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en su llamamiento al combativo pueblo cubano, aseveró: «Enfrentemos la recuperación con el ejemplo del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, quien con su permanente fe en la victoria y férrea voluntad nos enseñó que no existen imposibles. En estas difíciles horas, su legado nos hace fuerte y nos une».
La férrea voluntad de Fidel y su fe en la victoria es la fuerza que nos une e inspira ante cualquier circunstancia por difícil que sea. Permanecemos unidos a él, y unidos somos invencibles.