Vidas con imaginación

El texto recopila escritos de la reportera del diario Juventud Rebelde, publicados en sus más de 20 años de carrera profesional. Y la presentación no pudo ser de otra manera que leyendo algunos de los textos de amplio contenido social que en él aparecen:

Hay un borde donde la esperanza y la tenacidad se dan como prodigiosos, y donde La Habana tiene sus labios para besar al mundo. Ese es el Malecón, espacio acariciado por el mar y que tanto ha deslumbrado a poetas, visitantes e hijos legítimos de Cuba. (Crónica Malecón)

Sobre la habilidad de dibujar la realidad de Perera, el destacado periodista José Alejandro Rodríguez (Pepe) dijo que «los cronistas no andan por las autopistas de la realidad, sino por sus vericuetos, desnudos de toda pretensión tocando el nervio de la gente».

Desde el muro del Malecón se han visto crepúsculos inolvidables. Y desde él se han lanzado flores y preguntas a las aguas; se han vivido abrazos; se han tejidos sueños; y se han susurrado promesas.

Con un sentido paternal y lleno de cariño, Antonio Moltó, presidente nacional de la UPEC, describió a Alina como una cubanaza, de esas que sufren y disfrutan, que nos despierta la esperanza, y posee la tremendísima habilidad de describir la pobreza con tal belleza que nos hace olvidarla. 

Así será hasta el final de los tiempos. El muro gris no dejará de sostener los ímpetus de familias enteras, de enamorados, de amigos que van tras el vaivén de las olas buscando algún consuelo, un secreto que solo el arrullo conoce, el alivio para volver tras los pasos, ciudad adentro, hacia calles desde las cuales no se podrá avistar una buena puesta de sol.

«Las vidas que tengo» es un homenaje al pueblo cubano, a Julio Antonio Mella, a los obreros, al cubano sobreviviente, a sus manos, sus frases, su espíritu, a Fidel…», reseñó la autora.

Los pescadores quizás sean, sobre el muro, la más viva y graciosa estampa de la espera y el esfuerzo. Rasgan la frialdad del amanecer y el polvillo dorado de las tardes para probar suerte con lo que traerán las olas. Lanzan sus carnadas del buen augurio, y el tiempo se les va como el agua, sin cansancios, y la respiración termina confundiéndose con los espasmos marinos.

Y qué mejor ocasión que presentar este libro sobre realidades, dichas con ternura y sensibilidad que el 10 de enero, cuando se cumplieron 88 años de la muerte de Mella. Ese que hizo más en tan poco tiempo y logró echar a correr un sentimiento de lucha que encontró su triunfo el Primero de Enero de 1959.

«Vas a ver…vas a ver», dicen tozudos y alegres, porque sobre el Malecón, ensanchada el alma, no se puede pensar sino en grande.

Cuando el ambiente estaba copado de alegría y Alina, rodeada de familia, amigos y colegas, no esperaba más sorpresas, llegó una. Otro cronista, de los que dibujan también las realidades que viven Cuba y su pueblo: Tony Ávila. Y con su guitarra en las piernas, se puso a cantar. Tin tin tin tin, y se oyó: «le voy a dar rienda suelta a la imaginación…»

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