La delegación cubana, presidida por el indiscutible campeón olímpico en lucha grecorromana Mijaín López, mostró la alegría y el colorido de nuestra bandera, y arrancó aplausos que retumbaron en el famoso estadio de futbol carioca, al igual que las representaciones sudamericanas como Argentina, Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Uruguay, y la anfitriona, Brasil, muestra fechaciente de que éstos juegos son de Latinoamerica.
Momentos de especial simbolismo acaecieron en Río de Janeiro en la calurosa noche de este viernes, cuando desfilaron las delegaciones de Palestina, realmente un equipo heróico, pues constituye hoy toda una proeza salir del acoso israelí; así como al Equipo Olímpico de Refugiados, que mostró al mundo la integridad y la batalla por la vida.
Nuevamente las favelas y su cultura enaltecieron un espectáculo auténticamente brasileño, en el que vimos interactuar a músicos de la talla de Gilberto Gil, Caetano Veloso, y generaciones de artistas mucho más jóvenes como Anitta, Liudmila, Marcelo D2, Zeca Pagodinho, y la interpretación del niño Cristian do Passinho, de 13 años, quien regaló a los presentes, un baile similar al “break dance”, que es una auténtica fiebre entre los niños y adolescentes de las favelas brasileñas.
El climax musical tuvo lugar en el comienzo de la noche olímpica en el Maracaná cuando Jorge Ben Jor interpretó la pieza “País Tropical”, canción que revela las bellezas de las diferentes regiones de Brasil y que es todo un himno en clave de samba.
Ovación masiva despertó en la ceremonia, además, la entrega por vez primera del «Laurel Olímpico» al kenyano Kip Kipchoge Keino, doble campeón olímpico de atletismo, campeón olímpico de 1.500 metros en México 1968 y de 3.000 metros con obstáculos en Munich 1972.
Brasil abrió sus puertas a las jornadas del deporte mundial que se extenderán hasta el 21 de agosto, una propuesta más de Cuba en este agosto de temperaturas elevadas, una cita más a la que nuestra Isla asiste y participa con el empeño de estar entre los primeros 20 países olímpicos. La siembra está hecha, solo resta cosechar triunfos.